Resaca en escenario político egipcio

(VOVworld) - La arena política en Egipto está pasando por una resaca cuando la disputa por el poder entre el nuevo presidente Mohamed Mursi y el muy potente sector militar se acercan a un momento encarnizado. En un decisivo gesto sorpresivo, el l2 de agosto, el mandatario nombró al señor Andel Fatal al Sissi como ministro de defensa y presidente del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas en sustitución del mariscal Hussein Tantawi a quien se jubiló con anticipación. Antes, el presidente había autorizado al jefe del Estado mayor general del ejército, Sami Enan a hacer lo mismo. La opinión pública consideró que esta decisión de Mursi fue un “disparo”, de aviso que habrían tensiones en el escenario político de ese país cuando la administración civil está decidida a materializar el objetivo de concentrar el poder.

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El presidente egipcio, Mohamed Mursi, ordenó 
el retiro de los militares de mayor rango


Aunque el estadista Mursi dijo que su decisión no “apunta a individuos determinados” o “a disminuir las libertades”, sino “por los intereses del país y del pueblo”, este “cambio de sangre” del ejército puede convertirse un factor latente de sucesos imprevistos. Porque la opinión pública estima que esta decisión puede poner el punto final al papel del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas Egipcias (SCAF).

En realidad, no es la primera vez desde la toma de posesión del presidente Mursi en junio pasado que la tensión entre la administración civil y el sector militar estalla. La conversión de Mursi en nuevo presidente de Egipto marcó un viraje en la tierra de las Pirámides desde el derrocamiento del presidente Hosni Mubarak. Esta victoria permitió a la organización Hermanos musulmanes asumir el poder después de 84 años de fundado. Ello desencadenó la disputa por el control del poder entre esta agrupación representada por Mursi y el sector militar que desde hacía tiempo regía en esa nación nor-africana. Se recuerda que a mediados de julio de 20l2, Mursi tuvo que ceder al retirar su decreto destinado a recuperar el Parlamento disuelto por SCAF en vísperas de las elecciones presidenciales del l5 de junio, según el veredicto de la Corte Constitucional Suprema. Realmente, con la disolución del legislativo, SCSF quería disminuir la influencia de la organización "Hermanos musulmanes" en el escenario político de este país. Porque en los recientes comicios parlamentarios, el Partido Justicia y Desarrollo de esta agrupación logró 235 de los 508 escaños, equivalentes al 47,l8 por ciento en la Cámara Baja. Por suerte, la tensión se alivió en ese momento cuando el nuevo mandatario decidió echar atrás su decreto. 

Sin embargo, esta prueba ya está terminada. El rechazo de Mursi a Tantawi, quien asumió el puesto de ministro de Defensa durante 2 décadas bajo el régimen del ex presidente Mubarak y asumió el poder de facto desde la ola de manifestaciones en 2011 en calidad de líder de la SCAF, se considera una “confrontación” en los esfuerzos para crear un Estado civil y poner fin a la administración de “doble cabezas” en Egipto. Mursi canceló una declaración constitucional, promulgada bajo Tantawi, la cual permitió entregar el poder a las altas autoridades militares. Con antelación, el pasado 8 de agosto, Mursi renovó la Oficina de Inteligencia y nombró a Mohammed Rafaat Abdel como director interino en reemplazo de Murad Muwafi. Además, el mandatario egipcio designó al juez Mahmud Mekki como su vicepresidente. Sin embargo, de hecho, el Ejército, que controla un gran recurso en la economía y la fuerza militar bajo el apoyo de Washington, constituye una fuerza importante de esa nación del Oriente Medio, mientras el proceso de establecer la democracia sólo se inició.

Por ende, las decisiones de Mursi podrían conducir a un nuevo enfrentamiento con el Consejo militar. En la actualidad la opinión internacional no puede predecir cambios de la arena política egipcia después de la repentina decisión de Mursi. ¿Esta decisión se ha recibido con concesiones de las fuerzas armadas o no? La respuesta permanece abierta. Algunas fuentes comentaron que la salida de los generales en el Ejército egipcio es de asentamiento o apaciguamiento. Para aliviar la opinión pública, el Gobierno nombro al Mariscal Tantawi y al Comandante de las fuerzas armadas, general S. Annan en cargos de asesores y les otorgara las más altas condecoraciones de la nación. Pocas horas después de haber despedido a los generales militares, Mursi pidió el apoyo del pueblo ante la televisión estatal. Pero todo eso es sólo una conjetura. No hay garantía de que la arena política de Egipto quede a salvo y que no aparezcan corrientes subterráneas desde fuera del país interesadas en sacar partido.

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