(VOVWORLD) - Han pasado casi tres meses pero no se ve ninguna señal de alivio a la crisis diplomática entre los países árabes del Golfo Pérsico. A pesar de los esfuerzos de reconciliación llevados a cabo por Kuwait, las partes involucradas todavía no han llegado a un acuerdo puesto que cada una de ellas se apoyan en sus propios e inflexibles argumentos sobre la lucha contra el terrorismo y el extremismo. En medio de todo esto, la decisión de Qatar de restaurar las relaciones diplomáticas con Irán podría desatar nueva controversia.
El emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al-Thani (Foto: Reuters)
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La crisis se disparó a finales de mayo de este año cuando el emir qatarí, Tamim bin Hamad Al-Thani, en un discurso publicado por la agencia estatal “Qatar News”, elogió a Irán y criticó a los estados del Golfo que consideran a los Hermanos Musulmanes como una organización terrorista, además de pronunciarse sobre la organización palestina de Hamás, Israel y Estados Unidos. Inmediatamente después, una serie de países árabes de la región, con Arabia Saudita a la cabeza, rompieron los lazos diplomáticos con Doha, denunciándolo por tener vínculos con Irán, por respaldar a los grupos musulmanes suníes extremos y por realizar políticas que causan la incertidumbre.
Por su parte, Qatar rechazó todas estas acusaciones, alegando que la página web de “Qatar News” había sido atacada por hackers y pidiendo la colaboración de la Oficina Federal de Investigaciones (el FBI) de Estados Unidos para su investigación. Pero las cosas no terminan ahí. El cuarteto de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto, más tarde lanzó un “ultimátum” compuesto de 13 puntos a Qatar, con el que demandó a cerrar su canal televisivo Al-Jazeera, abandonar las ayudas destinadas a los grupos terroristas y extremistas, bajar el nivel de las relaciones con Irán y poner fin a la presencia de soldados turcos en su territorio. Por supuesto, Doha se negó y lo consideró como un acto de violación a su soberanía.
¿Cuáles son las causas reales?
El Golfo Pérsico nunca ha sido testigo de una crisis tan grave como la actual. Según observadores, la razón principal no son las acusaciones contra Qatar, sino que podría ser una medición de fuerzas. Doha recientemente ha aumentado su papel diplomático al estrechar su relación con Teherán, una potencia en la región con una mayoría de chiítas en su población, al contrario que la de suníes de Arabia Saudita y otros países árabes. Qatar siempre ha instado a estos países a mejorar sus lazos con Irán. Por ello, un boicot contra Doha, con la excusa de las declaraciones del emir Al-Thani, beneficia a las naciones de mayoría suní.
Las tensiones se siguen agravando. A principios de este mes, Qatar demandó ante la Organización Mundial del Comercio a los países árabes que le han impuesto un embargo comercial. Y, recientemente, el pasado 26 de agosto, declaró haber recuperado completamente las relaciones diplomáticas con Teherán, lo que va en contra de uno de los puntos del ultimátum antes mencionado. Este gesto definitivamente complica la actual situación estancada y profundiza la división entre esta nación y el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo, al que pertenecen Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin.
Grietas difíciles de reparar
Se puede decir que las recientes acciones de Qatar han generado brechas profundas y difíciles de resolver en sus lazos con otros países árabes de la región. Sin embargo, se debe tener en cuenta que el acercamiento de Doha a Irán le ayuda a superar las pérdidas económicas que sufre debido a las sanciones, puesto que los yacimientos de gas natural brindan grandes beneficios a Teherán. Y por eso, sus últimas decisiones son lógicas.
De acuerdo con analistas internacionales, esta crisis está causando cambios en las relaciones de la zona, además de perjudicar la confianza estratégica del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo, que requerirá de mucho tiempo para recuperarse.
Hasta el momento, el público está prestando atención a los esfuerzos diplomáticos de las partes internas y externas de la región y se espera que la próxima visita de alto nivel entre Irán y Arabia Saudita, prevista para el próximo septiembre tenga buenas consecuencias. Sin embargo, lo más importante en este contexto es la buena voluntad de las facciones involucradas.