(VOVworld) – La guerra química que realizó el Ejército estadounidense en Vietnam ha causado enormes perjuicios al medio ambiente. Además, unos 4,8 millones pobladores del país indochino han sido contaminados por el Agente Naranja/Dioxina, entre ellos 3 millones directamente. Muchas de esas víctimas murieron ya, mientras los supervivientes cada día luchan contra enfermedades graves. El desastre químico aún deja consecuencias prolongadas y devastadoras.
Producto nefasto para el medio ambiente y la salud humana
El Agente Naranja/Dioxina destroza el medio ambiente y el ecosistema vietnamitas, causando una gran pérdida de recursos madereros y llevando muchas especies de plantas y animales a la extinción. Manglares y bosques en las cuencas hidrográficas de los 28 ríos principales del país también fueron arruinados, por lo cual las catástrofes naturales como inundaciones, sequía y erosión del suelo ocurren cada vez más frecuentemente. Mientras, en las bases militares donde el ejército norteamericano almacenó y mezcló los productos químicos tóxicos, todavía se registran una gran cantidad de dioxina remanente. En algunos sitios como los aeropuertos de Bien Hoa, Da Nang y Phu Cat, dicha cifra es mil veces más alta que lo permitido y tolerable, produciendo malos efectos al entorno y la salud local. Sobre el tema, Vu Chien Thang, jefe adjunto de la Directiva Nacional para la Superación de Secuelas de la guerra química de Estados Unidos en Vietnam, dio a conocer: “El estudio de muestras de terrenos y alimentos recopiladas en los aeródromos de Bien Hoa, Da Nang y Phu Cat demuestra que la posibilidad de exposición a sustancias letales de pobladores locales sigue existente. Además, los que en el pasado tuvieron contacto directo con la dioxina ahora sufren de enfermedades originadas por él, cuando sus descendientes enfrenta el alto riesgo de anomalías congénitas.”
Una clase especial dada a infantes contaminados de la dioxina
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Repiten que hasta 4,8 millones de vietnamitas están soportando consecuencias de dicho producto químico, y entre ellos 3 millones son víctimas directas. Miles de personas murieron cuando cientos de miles están combatiendo enfermedades graves que les dificultan la vida cotidiana, los estudios y el trabajo. El ex primer ministro de Japón, Yukio Hatoyama, compartió un recuerdo personal sobre aquellos desafortunados, diciendo lo siguiente: “Fue en octubre del 2013 cuando visité a niños afectados por el Agente Naranja/Dioxina, en el hospital internacional Phuc Lam de Hanói. Todos tenían defectos en los brazos, las piernas, el cerebro o en otras partes del cuerpo. Me enteré también que afuera había decenas de miles chicos más en la misma situación, aunque la guerra se había terminado hace mucho.”
Esfuerzos para superar las secuelas
No rindiéndose ante las negativas consecuencias producidas por ese químico, el gobierno de Hanói ha promulgado distintos planes de acción divididos en fases concretas. Por ejemplo, invierte en la investigación científica y el tratamiento de los suelos contaminados para impedir la expansión de las sustancias tóxicas. De hecho, ha colaborado con Estados Unidos para descontaminar el aeropuerto de Da Nang, y con el Fondo para el Medio Ambiente Mundial para limpiar el aeródromo de Phu Cat y una parte de Bien Hoa. Nguyen The Luc, vicepresidente y secretario general de la Asociación de Víctimas del Agente Naranja/Dioxina de Vietnam, dijo lo siguiente sobre el tema: “En el aeropuerto de Phu Cat, enterramos más de siete mil metros cúbicos de tierras contaminadas de dioxina. Igualmente, bloqueamos los suelos afectados usando carbón activado para evitar su propagación. Esos esfuerzos contribuyen a reducir sus secuelas para el medio ambiente. Sin embargo, nos faltan experiencias y tecnologías avanzadas en el tratamiento básico. Recientemente hemos terminado la primera fase de la descontaminación del aeródromo de Da Nang con la ayuda de Washington y estamos ya en la segunda.”
Tran Xuan Hop, una víctima en el distrito de Cam Xuyen, de la provincia central de Ha Tinh sufre muchos dolores causados por el agente naranja
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Al mismo tiempo, el poder ejecutivo vietnamita constantemente va perfeccionando las políticas preferenciales para las víctimas de esos componentes químicos más dañinos del mundo, que participaron o no en los combates. Asimismo, moviliza a varios recursos nacionales e internacionales, incluso en los Estados Unidos, con el objetivo de materializar los proyectos de ayuda para las actividades laborales, la sanidad, la educación y la rehabilitación social de los contaminados. Nguyen Van Rinh, jefe de la mencionada Asociación para esta gente desafortunada, dijo: “Se trata de una tarea de suma importancia. El gobierno ofrece a esas personas subvenciones mensuales y seguros sociales, además de prestar mayor atención a su salud para ayudarles a superar en la vida.”
La Asociación nacional de Víctimas del Agente Naranja/Dioxina también se junta a los esfuerzos destinados a respaldar a los infectados en el vencimiento de los dolores tanto físicos como espirituales. Sobre sus trabajos cumplidos, Nguyen The Luc agregó: “Desde la fundación de la Asociación hace 12 años, hemos recaudado un total de un billón 115 mil millones de dongs (unos 50 millones de dólares), de ellos 90 mil millones (40 millones de dólares) provenientes de gobiernos, organizaciones y filántropos extranjeros. Al lado de las ayudas financieras, hemos regalado artículos de primera necesidad, construido casas y centros de atención, apoyado la búsqueda de trabajos y sus producciones, e igualmente proporcionado exámenes y tratamiento médicos gratuitos.”
Los grandes esfuerzos del Gobierno y de toda la sociedad vietnamita, junto con la asistencia de organizaciones extranjeras, han cosechado frutos. De hecho, las secuelas de la guerra química se han atenuado significativamente mientras sus víctimas van teniendo una vida mejor.