Tormentas en las relaciones Estados Unidos- Brasil
Hong Van -  
(VOVworld) – La presidenta brasileña, Dilma Rousseff canceló el 17 de septiembre su visita a Estados Unidos planeada para el próximo mes de octubre. La decisión pone las relaciones diplomáticas entre los dos países ante grandes desafíos, y da un fuerte golpe al empeño del presidente norteamericano, Barack Obama por mejorar los vínculos con una de las dos economías más importantes del continente de América.
Los malos vientos sugirieron de la acusación hecha a la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos de haber vigilado durante años los correos electrónicos de la presidenta Dilma Rousseff con sus subordinados, así como las actividades del Grupo brasileño de petróleo, Petrobrás, la cuarta cooperación en importancia del sector en el mundo.
Según el canal televisivo Globo de Brasil, la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos chequeó la correspondencia, las llamadas telefónicas y los mensajes escritos de Dilma Rousseff con sus subordinados. Además recopiló en secreto datos económicos y comerciales de Brasil. La mayor víctima es la Corporación nacional de Petróleo Petrobrás, la mayor del país en el sector con 85 mil empleados y un ingreso anual de unos 120 mil millones de dólares. Analistas estimaron que la vigilancia norteamericana a Petrobrás tiene como finalidad saber la reserva petrolífera en el sur de Atlántico.
La presidenta brasileña y su par estadounidense en la Casa Blanca
Ante estos hechos calificados de graves, la presidenta brasileña Dilma Rousseff convocó una reunión urgente en el Palacio de Planalto, con la participación de representantes de los ministerios de Defensa, Comunicación y Relaciones Exteriores. El embajador estadounidense en Brasil también fue convocado para aclarar el asunto. En un comunicado, Brasilia afirmó que la vigilancia ilegal mediante la intercepción de la correspondencia y datos de ciudadanos, empresas y miembros del Gobierno brasileño es una violación de la soberanía nacional y contraria al espíritu de la cooperación democrática entre los países amigables. El canciller brasileño Luiz Alberto Figueiredo Machado consideró inaceptable este escándalo. Mientras tanto, funcionarios brasileños advirtieron de la fundación de una comisión especial para realizar investigaciones sobre el tema.
Además de emitir mensajes de protesta, Brasil emprendió actividades destinadas a minorar la influencia de Estados Unidos. La mandataria brasileña ordenó aplicar una serie de medidas para garantizar la independencia de su país en los sistemas electrónicos. El Gobierno brasileño informó que en 2016 lanzará un satélite de telecomunicación e instalará un sistema de fibras ópticas independiente en el fondo del mar que le permitirá conectar con Europa y los países de América del Sur, a fin de evitar el espionaje del país norteamericano. Rousseff urgió al Parlamento a aprobar un proyecto de ley que obligue a Facebook, Google y otras empresas de servicios informáticos a documentar datos elaborados por los brasileños en los servidores ubicados en el territorio nacional. Con este plan, el gigante de América del Sur podría crear un antecedente para otros países y destruir el actual monopolio de Estados Unidos en la red internacional de comunicación.
Las actividades de espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad ponen en jaque las relaciones de Estados Unidos con la séptima economía mundial, especialmente cuando la programada visita de la presidenta Dilma Rousseff es considerada como una gran oportunidad para ambos países, que pretenden firmar un contrato de compra de aviones de combate, aumentar la cooperación en el sector petrolero y en la biotecnología, y sellar convenios importantes en diferentes esferas. A ello suma la posición que mantienen, al figurar Estados Unidos entre los primeros socios comerciales de Brasil, con un valor del intercambio comercial superior a 59 mil millones de dólares en 2012, mientras Brasil ejerce actualmente influencias muy importantes en la región gracias a su poder económico, su papel directivo en América del Sur y su gran voz en los foros multilaterales.
Los nexos Estados Unidos- Brasil, que se han estrechado mucho desde la asunción de Dilma Rousseff en 2011, ahora enfrentan grandes retos. Aunque la administración de Barack Obama se comprometió a indagar las acusaciones sobre el espionaje informático contra la presidenta brasileña y colaborar en la seguridad cibernética, es difícil que sus relaciones retornen al nivel del que gozaban.
Hong Van