Foto ilustrativa: Shutterstock

Cuando Joe Biden fue elegido como presidente de Estados Unidos, el 20 de enero de 2021, existían expectativas de que las relaciones entre ese país y China mejorarían o que al menos se reducirían las tensiones entre sí en comparación con el estado de los vínculos bajo el Gobierno de Donald Trump (2016-2020). Sin embargo, a lo largo de 2021, las relaciones no han mejorado. El enfrentamiento y la feroz competencia estratégica continúan manteniéndose en la mayoría de los campos, tales como la diplomacia, la economía, el comercio, la ciencia y la tecnología. Incluso en algunas áreas estos nexos son más tensos que durante la administración de Trump. Especialistas internacionales señalan que dichos nexos se encuentran en su nivel más bajo desde la Segunda Guerra Mundial. 

Continuos enfrentamientos y feroz competencia

La dura postura sobre China fue confirmada por Biden en sus primeras declaraciones después de asumir su nuevo cargo. Identificó a China como "el mayor desafío geopolítico del siglo XXI". Desde este punto de vista, Estados Unidos ha llevado a cabo una serie de actividades para desplegar la estrategia "Reconstruir un mundo mejor (B3W)" con el fin de competir con la iniciativa "La franja y la ruta" del gigante asiático, promover la cooperación en el Cuarteto compuesto por Estados Unidos, Japón, India y Australia, y establecer la Alianza de Cooperación en Seguridad Tripartita con el Reino Unido y Australia (AUKUS).

Washington también continúa endureciendo las restricciones para los grupos de tecnología y telecomunicaciones chinos Huawei y ZTE y fortaleciendo el control de las exportaciones de software y componentes para las empresas chinas, así como incluyó en la lista negra a una serie de entidades tecnológicas, revocó las licencias operativas de algunas compañías chinas y pidió a muchas firmas estadounidenses que retiraran su capital de las empresas conjuntas con China. Además, criticó el incumplimiento por Beijing de sus compromisos comerciales y temas relacionados con los derechos humanos y Taiwán (China).

Ante las medidas de Estados Unidos, China siempre ha mostrado una dura postura y ha reaccionado de forma drástica, criticando repetidamente al Gobierno norteamericano por sus acciones y declaraciones provocativas. Al mismo tiempo, Beijing ha realizado medidas para consolidar su fuerza endógena y su posición internacional. En particular, en junio de 2021, aprobó la Ley contra las Sanciones Extranjeras, creando así una base legal para responder a los castigos a nivel mundial.

Para aumentar las capacidades científicas y tecnológicas en comparación con Estados Unidos, China no solo ha promovido la estrategia "Hecho en China 2025" con un enfoque en las industrias de alta tecnología, sino que también ha iniciado la "Ruta de la seda digital” con la aspiración de liderar las tecnologías emergentes. Beijing también ha mostrado una gran determinación en el desarrollo de chips y semiconductores avanzados, entre otras tecnologías clave y emergentes, para convertirse en "una superpotencia tecnológica resiliente".

En los últimos días de 2021, las tensiones entre las dos potencias mundiales continúan aumentando con feroces controversias en torno a la decisión de Estados Unidos de no enviar funcionarios a los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing 2022.  Estados Unidos acusó a China de violar los derechos humanos, mientras que Beijing criticó a Washington por "politizar" el terreno deportivo.

La cumbre en línea entre el presidente estadounidense, Joe Biden (i) y su homólogo chino, Xi Jinping, a mediados de noviembre. (Foto: Reuters)

Tendencia de diálogo y cooperación

En paralelo, la tendencia de diálogo y cooperación entre Estados Unidos y China se ha mantenido a lo largo de 2021. La prueba más obvia radica en que ambas partes han efectuado muchos diálogos de alto nivel, incluidos el de Alaska (Estados Unidos) en marzo y el de Tianjin (China) a finales de julio, además de la cumbre virtual entre Biden y su homólogo chino, Xi Jinping, a mediados de noviembre.

El hecho de que las conversaciones de alto rango han tenido lugar continuamente a pesar de que aún no han alcanzado avances, ha ayudado a las dos naciones a mantener la trayectoria de sus relaciones bilaterales y evitar que las controversias y los conflictos se salgan de control. También ha evidenciado que todavía tienen la necesidad de dialogar y pueden sentarse a la mesa de negociaciones para resolver conflictos y desacuerdos.

En términos económicos, aunque la disputa comercial continúa siendo feroz y se ha visto fuertemente afectada por la pandemia de covid-19, el comercio entre Estados Unidos y China ha registrado resultados considerables con la tasa de intercambio bidireccional de un 40% más alto que en el mismo período de 2020. Este hecho demuestra que los lazos relacionados con el interés económico entre los dos países no pueden romperse por sus diferendos políticos. Además, en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) en Glasgow (Reino Unido), Washington y Beijing emitieron un comunicado conjunto sobre el fortalecimiento de la respuesta a los fenómenos extremos del clima, mostrando que aún existen ciertas áreas en las que pueden cooperar.

Por lo tanto, de acuerdo con analistas internacionales, las relaciones entre Estados Unidos y China en el próximo tiempo continuarán desarrollándose según la tendencia tanto de confrontación como de cooperación en todos los sectores por los intereses de cada parte y la estabilidad en los vínculos internacionales.