(VOVworld) - Aunque las relaciones entre Rusia y Estados Unidos han mostrado señales positivas después de la guerra fría, ahora se enfrentan a otros retos tras la detención y la expulsión por parte del Gobierno ruso de un miembro de la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CIA) que trabajó en la embajada de Estados Unidos en Moscú por parte del gobierno ruso. Se le acusa de haber sobornado a un espía ruso. La opinión pública pregunta si ambas potencias buscan soluciones al problema o si por el contrario hacen que la situación se agrave.
Periódicos rusos informaron el 14 de mayo sobre la detención de un espía de la CIA que se escondía tras la identidad de un diplomático de la Embajada de Estados Unidos en Moscú. Ryan Fogle ha sido acusado de sobornar a un espía ruso. Inmediatamente, la Cancillería rusa convocó al embajador norteamericano, Michael McFaul y decidió expulsar a Fogle del país.
La expulsión de Ryan Fogle puede perjudicar los nexos Rusia-Estados Unidos
Este caso sucede en un momento delicado, ya que tanto Moscú como Washington son precavidos en la mejora de las relaciones bilaterales durante mucho tiempo, congeladas. Aunque ambas partes determinan restablecer los lazos diplomáticos, las discrepancias arraigadas obstaculizan este proceso. Entre las mayores diferencias, destacan la estrategia de Estados Unidos para construir un sistema de defensa nacional de misiles (NMD) en Europa, el programa nuclear de Irán, el conflicto de los cohetes de Corea del Norte y la evolución de la “primavera árabe”. 2012 fue el año más crítico para las relaciones entre Rusia y Estados Unidos a causa de una serie de represalias recíprocas. Ejemplo de ello son la congelación de la Agencia Internacional norteamericana para el Desarrollo en Rusia por parte de Moscú y la aprobación de un proyecto de ley Magnitsky en Estados Unidos, nombre que coincide con el de un abogado ruso, Sergei Magnitsky, muerto en una cárcel de Rusia antes de celebrarse un juicio por el delito de evasión fiscal. También Moscú prohibió a los estadounidenses adoptar niños huérfanos rusos. Hace poco, el gobierno de Barack Obama publicó un listado de 18 funcionarios rusos, todos ellos acusados de violar los derechos humanos, y a los que se le ha prohibido la entrada en Estados Unidos y cuyas propiedades se encuentran congelados. Por su parte, Moscú respondió con la misma acción contra Washington. Otros asuntos, como las discrepancias recientes en materia de la crisis política en Siria, agravan los nexos bilaterales.
La cédula de identidad de Ryan en Rusia
En cuanto al desenmascaramiento del espía estadounidense en Rusia, Ryan Fogle, este asunto no sorprende, pues más de una vez los lazos bilaterales se han deteriorado debido a escándalos de espionaje. En este caso, la opinión pública se preocupa por si esto hace empeorar los nexos recién mejorados. Sin embargo, las dos naciones reconsideran actualmente sus gestos diplomáticos. Hasta el momento, la administración estadounidense no ha respondido sobre la detención de su funcionario en Rusia. El portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Patrick Ventrell, calificó la acción de Moscú como “provocadora y no apropiada para impulsar la confianza mutua entre ambos países” pero afirmó al mismo tiempo que esto no afecta a los progresos de las relaciones entre ambas partes. Analistas políticos opinan que el gesto de silencio y precaución de Washington es una señal positiva que demuestra la disposición de Casa Blanca de omitir los escándalos para continuar la cooperación bilateral con el Kremlin. Esto se debe, con toda probabilidad, a las consecuencias del ataque terrorista en Boston, que hace que Washington no se atreva a intensificar la situación. Las deficiencias de seguridad tanto de Rusia como de Estados Unidos nutrieron los ataques terroristas destacados con el atentado de los hermanos Tamerlan en Boston, pero se trata también de una oportunidad para que las dos naciones se acerquen. No queda mucho para los juegos Olímpicos de Inverno en Sochi, Rusia, en 2014. Por eso este país necesita eliminar las amenazas terroristas, especialmente de la región norteña del Cáucaso donde se agravan problemas como el islamismo extremista. Por su parte, Washington necesita la ayuda de Moscú en la lucha contra el terrorismo.
Aunque la comunidad internacional considera que el escándalo no influye de manera considerable en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, constituye un retroceso en los esfuerzos comunes para desarrollar la confianza mutua. Para lograr que la situación cambie, Moscú y Washington necesitan tiempo para superar las numerosas vicisitudes, porque ambas partes cuentan con discrepancias profundas sobre sus criterios y la competencia por el beneficio.