(VOVWORLD) - Austria asumió el 1 de julio de 2018 la presidencia del Consejo de la Unión Europea (UE). Durante su mandato de seis meses, deberá tratar muchos temas importantes para los cuales las decisiones que va a tomar el Gobierno del primer ministro Sebastian Kurz ejercerán impactos profundos y duraderos en el futuro de este bloque que actualmente enfrenta una serie de desafíos.
Según lo establecido, la presidencia del Consejo de la UE se rota entre los países miembros cada seis meses. El que asume este cargo tiene como funciones presidir las reuniones de la entidad, aprobar sus agendas, fijar los programas de trabajo y crear las mejores condiciones para los diálogos del consejo y con otros mecanismos del bloque europeo.
El primer ministro austriaco Sebastian Kurz (Foto: Xinhua/VNA) |
Un momento trascendental
Austria tomó el relevo de Bulgaria en el contexto de que esta comunidad encara enormes desafíos tanto internos como externos. La seguridad, la crisis de la deuda soberana o la migración constituyen los problemas principales cuyas soluciones necesitarán una fuerte voluntad política. Por otra parte, las negociaciones sobre la salida del Reino Unido de la UE (proceso conocido como Brexit) y los vínculos con Rusia y Estados Unidos también pesan en los hombros del primer ministro austriaco Sebastian Kurz.
Según la agenda general publicada por el Gobierno austriaco, las mayores prioridades de su mandato presidencial consisten en impulsar la seguridad y la polίtica migratoria. Dirigida por lema “Una Europa protegida”, Austria preconiza adoptar una política migratoria más dura, reforzar la protección de las líneas fronterizas fuera de la UE, garantizar la seguridad para los ciudadanos europeos y enfrentarse a la migración ilegal. También pretende impulsar los diálogos acerca de un presupuesto a largo plazo para la comunidad, periodo 2021-2027. Además, proyecta abrir la puerta del bloque a nuevos miembros.
El Brexit es un tema apremiante que requiere una medida satisfactoria para garantizar un inminente retiro tranquilo del Reino Unido de la UE y reposicionar los vínculos económicos entre ambas partes.
En el trato con Rusia, Austria promoverá una línea más amigable luego de la aplicación de sanciones contra ese país por parte de la UE, con el fin de aminorar los perjuicios para las empresas de la región.
En cuanto a Estados Unidos, el nuevo presidente de los 28 prioriza dialogar con la primera potencia mundial con vistas a impedir una eventual guerra comercial.
Un mandato nada fácil
Sin embargo, las dificultades objetivas e internas pueden obstaculizar la materialización de los proyectos ambiciosos de Austria.
La razón es que en 2018 se prepara la reestructuración del personal con las elecciones que se celebrarán el próximo año en algunas naciones integrantes y en el Parlamento. En esta coyuntura, los gobiernos se concentran más en los temas prácticos y de gran significado para la vida política de sus propios países que en los de nivel comunitario, lo que sin lugar a dudas podrá afectar la coherencia y el consenso en su interior.
Por otro lado, entre los temas espinosos de la UE aún existen muchas diferencias entre sus integrantes, sobre todo en lo que concierne a la migración. Aunque la cumbre del grupo concluido el pasado 29 de junio alcanzó un acuerdo al respecto, los diferendos pueden obstruir su cumplimiento.
Austria ha demostrado su determinación de impedir la división en el grupo y actuar como un mediador de los diálogos entre las partes. En su nuevo rol, bajo la conducción del primer ministro más joven en la historia, y con las experiencias acumuladas en los dos mandatos presidenciales anteriores (en 1998 y 2006), Austria puede comprobar su papel como un factor impulsador de la unidad de la UE. No obstante, frente a las múltiples dificultades relacionadas con el Brexit, la migración, la brecha en cuanto a los intereses entre los países miembros, la seguridad y el presupuesto, entre otros temas, los seis meses de mandato serán un reto para Viena.