(VOVWORLD) - Como pronosticaron analistas internacionales, las tensiones que estallaron a mediados de agosto en el Mediterráneo Oriental entre Grecia y Turquía, siguen agravándose. Antiguos enemigos históricos, estos dos países han protagonizado varias disputas a lo largo del tiempo. Sin embargo, los últimos conflictos han echado más leña al fuego pudiendo dar lugar a una crisis regional.
La maniobra conjunta entre Grecia y Francia en el Mediterráneo el 13 de agosto de 2020 (Foto: Reuters) |
Una disputa verbal entre dos miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) estalló después de que el destructor griego Limnos y el buque turco Oruc Reis chocaran en el Mediterráneo Oriental el pasado 12 de agosto, donde ambos países reclaman sus derechos soberanos sobre esta zona marítima. Ankara reaccionó enérgicamente al incidente, y lo consideró una provocación por parte de Atenas. Desde entonces, las tensiones están en constante aumento y han tocado fondo en los últimos días cuando ambos países realizaron simultáneamente sus propios ejercicios militares con sus respectivas contrapartes en el Mediterráneo. Estas actuaciones han generado una profunda preocupación en la comunidad internacional.
Reacciones de Unión Europea y la OTAN
Para evitar que el asunto estuviera fuera de control, la Unión Europa (UE) y Estados Unidos adoptaron medidas drásticas inmediatamente después de la colisión. El pasado 14 de agosto, el bloque europeo convocó una reunión de emergencia de ministros de Relaciones Exteriores de los países miembros para buscar soluciones al conflicto. En la cita, coincidieron en que las recientes actuaciones navales por parte de Turquía “conducen a mayor antagonismo y desconfianza”. El mismo día, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo francés, Manuel Macron, a través de una llamada telefónica intercambiaron sus preocupaciones acerca del tenso desarrollo de las relaciones entre los dos países miembros de la OTAN.
El día 28 del pasado mes, el secretario general de esta coalición militar, Jens Stoltenberg, mantuvo una conversación telefónica con el mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan. En la charla, el dirigente de la OTAN llamó a Ankara y Atenas a reducir las tensiones y resolver las disputas sobre la base del derecho internacional y un espíritu de solidaridad. Un día antes, Stoltenberg había anunciado que la Alianza está considerando medidas para evitar los riesgos de posibles conflictos violentos en la región.
Mientras, como presidente rotativo de la UE, Alemania también hizo muchos esfuerzos para neutralizar estas tensiones geopolíticas. Dentro del empeño alemán, cabe destacar las visitas del ministro de Relaciones Exteriores germano, Heiko Maas, a Atenas y Ankara para mediar la situación.
La UE no solo llamó a la reconciliación, mostró además una actitud muy dura respecto del acontecimiento. En consecuencia, el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, anunció que el bloque debatirá las sanciones a imponer a Turquía en la cumbre europea prevista para el próximo 24 de septiembre.
La compleja competencia por los recursos
Según analistas internacionales, la razón por la cual las últimas tensiones entre Turquía y Grecia en el Mediterráneo han recibido gran atención por parte de la comunidad internacional es que en realidad el asunto no solo involucra a Ankara y a Atenas, sino también a muchos países de la región y el resto del mundo.
Un estudio publicado en 2010 por el Servicio Geológico de Estados Unidos indicó la existencia de grandes reservas de crudo y gas natural en la cuenca del Levante, en el Mediterráneo Oriental. Estos yacimientos aún no han sido explotados. Estimaciones señalan alrededor de 3,5 billones de metros cúbicos de gas natural y unos 1,7 mil millones de barriles de crudo. Estos abundantes recursos hacen que la competencia entre las partes sea cada vez más feroz. Hasta ahora, además de Grecia y Turquía, hay otros países como Egipto, Chipre e Israel que también están realizando sus propias actividades de explotación de estos combustibles fósiles en el Mediterráneo Oriental. Mientras que Grecia, Chipre, Egipto e Israel fortalecen su cooperación en estos trabajos, Turquía se mantiene solo en la línea del frente.
Este hecho hizo que Ankara decidiera dar un giro a la situación utilizando la “diplomacia de las cañoneras”, al dirigir el barco de exploración y escolta Oruc Reis al Mediterráneo Oriental el pasado 10 de agosto. Tal decisión condujo a la colisión con el barco griego dos días después y al estallido de tensiones en la zona.
En vistas a la compleja situación actual, analistas y expertos internacionales consideran que las disputas en el Mediterráneo Oriental no pueden ser resueltas de la noche a la mañana, especialmente cuando Turquía no está decidida a ceder. Mientras, tampoco parece fácil para la UE el ejercer presiones de ningún tipo sobre Turquía. Esto se debe a que Ankara posee un comodín importante en las negociaciones con el bloque regional: la cuestión de inmigración.