(VOVWORLD) - El 11 de septiembre de 2021 se cumplirán 20 años desde que ocurrieran los ataques suicidas en el corazón de Estados Unidos llamados con el numerónimo 11S. Si bien ya han pasado dos décadas, esta tragedia está grabada en la memoria del pueblo estadounidense y de la comunidad mundial.
El 11 de septiembre de 2001, diecinueve terroristas de la banda Al-Qaeda impactaron al mundo entero al tomar el control de distintos aviones atacando diversos objetivos en territorio estadounidense.
Como resultado, casi 3.000 personas murieron, incluidos ciudadanos de 78 países, y más de 6.000 resultaron heridas. Las pérdidas de bienes e infraestructura llegaron al menos a 10 mil millones de dólares, elevando el total de daños por los atentados a 3 billones de dólares. Además, estos ataques han tenido innumerables efectos negativos para la salud y dejado lesiones psicológicas en el pueblo estadounidense. Además, como consecuencia, la administración norteamericana lanzó la guerra antiterrorista más larga de la historia.
El incendio debido al ataque de dos aviones contra las Torres Gemelas del World Trade Center, en Nueva York, Estados Unidos. (Foto: Getty) |
La guerra sin fin
Según las estadísticas, desde el inicio de la lucha contra el terrorismo en 2001, Estados Unidos ha gastado alrededor de 6 billones 400 mil millones de dólares, destinados principalmente a sus operaciones en Afganistán, Pakistán, Irak, Siria y Yemen.
No obstante, la costosa guerra que duró cerca de 20 años ha ayudado a Washington y a la coalición antiterrorista a lograr ciertos resultados. Entre ellos, aniquilaron al líder terrorista Osama Bin Laden, evitando así potenciales ataques terroristas en suelo estadounidense, deterioraron el autoproclamado Estado Islámico (EI), y liberaron a decenas de millones de personas que estaban bajo la opresión de decenas de miles de yihadistas terroristas. En particular, en octubre de 2019, Estados Unidos anunció que había matado al notorio líder del EI, Abu Bakr al-Baghdadi en un ataque en el noroeste de Siria, creando un importante punto de inflexión en la lucha contra el terrorismo. El asesinato del líder de este imperio islámico se considera el mayor éxito de la coalición antiterrorista liderada por Washington desde la campaña contra Osama Bin Laden en 2001.
Sin embargo, algunos expertos estimaron que aunque la guerra contra el terrorismo ha obtenido algunas victorias, este crimen no ha terminado, y que tiende a desarrollarse en una dirección aún más compleja. La amenaza del terrorismo sigue existiendo, puesto que la raíz del problema no ha sido eliminada y, al contrario, podría extenderse. A su vez, la cantidad de países afectados por el extremismo violento también aumenta.
A la fecha, en Afganistán, los talibanes se han hecho cargo del liderazgo del país. Aunque Estados Unidos ha retirado completamente sus tropas de esa nación, la inestabilidad actual continúa siendo un desafío en el camino hacia la paz en el territorio afgano. Mientras tanto, en Irak, el gobierno norteamericano anunció la erradicación del autoproclamado Estado Islámico, pero la capacidad de revivir de este movimiento desafía al gobierno local. Poco después de la muerte de su líder, al-Baghdadi, el EI nombró inmediatamente a Abdullah Qardash, a cargo de los asuntos islámicos, como su nuevo dirigente. Lo que es más preocupante es que la ideología extremista de esta organización todavía tiene una gran influencia.
Los nombres de las víctimas en los atentados del 11S están grabados en el borde de dos lagos, lugar las desaparecidas Torres Gemelas del World Trade Center. (Foto: USA Today) |
Lecciones para reflexionar
Veinte años después de los terribles atentados del 11 de septiembre, el pueblo estadounidense y el mundo aún recuerdan las lecciones aprendidas de ellos. El 11S dejó claro al mundo que el terrorismo existe sin fronteras. Ningún país puede considerarse inmune a esta amenaza. Además, el control de la seguridad es siempre la clave para prevenir cualquier complot terrorista. Y lo más importante es comprender que la inestabilidad política o los conflictos en los países “alimentan” el terrorismo.
Durante los últimos 20 años, la guerra en Afganistán le ha costado a Estados Unidos billones de dólares y se ha cobrado la vida de miles de soldados. En un discurso el 31 de agosto, el presidente norteamericano, Joe Biden, anunció el fin de la "guerra sin fin" de Washington. El combate antiterrorista sigue siendo uno de los principales objetivos de seguridad internacional de la potencia mundial, pero esa nación ya no prioriza el uso de la fuerza militar, sino que abordará las amenazas terroristas en todo el mundo a través de sus redes de inteligencia y la coordinación con aliados y socios locales.