(VOVWORLD) - Además del conflicto israelí-palestino y la cuestión nuclear de Irán, la opinión pública internacional presta especial atención a Siria, otro foco de interés en Medio Oriente, tras la finalización de las elecciones presidenciales en ese país, con la victoria del actual jefe del Estado, Bashar al-Assad. Según analistas, la reelección de Assad reviste un significado importante a la hora de consolidar los logros de la administración siria después de 11 años de guerra civil. Sin embargo, cómo superar los desafíos a los que se enfrenta Siria es un tema de debate.
El presidente sirio Bashar al-Assad rodeado por medios de prensa en Douma, cerca de Damasco, el 26 de mayo, después de la votación. (Foto: AFP/VNA) |
De acuerdo con los resultados del escrutinio de votos publicados el 27 de mayo por la Asamblea Popular de Siria, el presidente en ejercicio Bashar al-Assad obtuvo una victoria abrumadora con una tasa de apoyo de hasta el 95%. A pesar de la inestable situación de seguridad y el impacto de la pandemia del covid-19, participaron en la votación unos 14,2 millones de electores, lo que equivale a casi el 77% del total. En comparación con los comicios presidenciales de 2014, la participación y el número de sufragios favorables para Assad han aumentado significativamente.
Algunos analistas remarcan que, en el contexto de que Siria hace frente a muchos desafíos, como las divisiones territoriales, los conflictos étnicos, el impacto del coronavirus, la complicada situación regional y las injerencias exteriores indeseadas, el apoyo de una gran cantidad de personas se considera un triunfo significativo del reelecto mandatario del país en lo que será su cuarto mandato.
Ventajas
Según la opinión de expertos, el resultado de las últimas elecciones refleja el efecto de una serie de victorias recientes del gobierno de Bashar al-Assad. Tras el fortalecimiento de la fuerza militar contra los grupos rebeldes, terroristas y extremistas, su administración recibió un apoyo de suma importancia como lo son la confianza y el consenso de los ciudadanos.
En el campo diplomático, el gobierno sirio continúa siendo apoyado por aliados y socios importantes, especialmente por Rusia. El presidente Vladimir Putin envió el 28 de mayo un mensaje de felicitación a su homólogo sirio por su reelección, enfatizando que los resultados de las elecciones confirman la gran confianza del pueblo sirio en Assad.
Adicionalmente, el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso emitió un comunicado puntualizando que la victoria del jefe de Estado en ejercicio es un paso esencial hacia el fortalecimiento de la estabilidad en un país dañado gravemente por la guerra.
Cabe destacar que un día antes de las elecciones presidenciales sirias, el 25 de mayo, el ejército ruso envió tres bombarderos estratégicos Tu-22m3 a la base aérea de Hmeimim, la plataforma más importante de aterrizaje y despegue de aviones de guerra y de transporte de la fuerza aérea rusa en territorio sirio. Este despliegue de armas estratégicas se ve como una muestra del compromiso de Moscú de apoyar a Damasco.
De manera similar, China continúa reiterando su apoyo a Assad. En una conferencia de prensa ordinaria llevada a cabo el 28 de mayo en Beijing, el portavoz de la Cancillería china, Zhao Lijian, enfatizó que su país apoya los esfuerzos de Siria por defender su independencia e integridad territorial y está listo para promover la cooperación amistosa entre los dos países.
Ciudadanos sirios se concentran en la Plaza de Umayyad para expresar su favor al reelecto presidente Bashar al-Assad, el 27 de mayo. (Foto: AP/Hassan Ammar) |
Desafíos
Según analistas, el apoyo de la población nacional y también de aliados y socios internacionales son bases importantes para que el presidente de Siria, de 55 años, promueva la consigna de que “La esperanza está en el trabajo”. La campaña se centra en la reconstrucción nacional y la recuperación de la producción agrícola e industrial en todas sus formas después de las consecuencias de la guerra y del covid-19.
Sin embargo, el camino hasta lograr este objetivo será largo y estará lleno de desafíos, sobre todo en la recuperación de la integridad territorial y la reconstrucción del país. Actualmente, las regiones noroeste, norte y noreste de Siria todavía están ocupadas por las fuerzas de oposición y los grupos yihadistas.
Entretanto, las Fuerzas Democráticas Sirias Kurdas (SDF) que están compuestas por más de 100.000 efectivos, controlan alrededor del 25% del territorio de Siria y el 80% de sus recursos. Además de las fuerzas rusas que ayudan al gobierno sirio a reprimir a los grupos terroristas y extremistas, en el país también interviene Turquía, con unos 12.000 soldados en el noroeste, y Estados Unidos, con unos 900 efectivos, los cuales persiguen objetivos y ambiciones diferentes, incluso opuestas.
Tal escenario dificulta los esfuerzos de reunificación de las autoridades sirias, ya que requiere no sólo de enormes recursos económicos, sino también del consenso de las fuerzas políticas nacionales, así como del apoyo, la asistencia y la cooperación de buena voluntad de las externas.