Actualmente Ninh Thi Hong es miembro permanente de la Asociación de Protección de Derechos Infantiles de Vietnam. En su oficina de trabajo hay muchos cuadros pequeños de niños ayudados por ella. Dijo que esos rostros y sonrisas alegres constituyen una gran fuente de estímulo para ella cuando está cansada. Entre esas fotos hay una desteñida por el tiempo, en la cual Hong participa en el juego de lanzamiento de aros al cuello de botella con los niños. Recordó que cuando tenía más de 20 años de edad, era monitora de la unión pioneril local y después desempeñaba el cargo de secretaria de la unión juvenil de la mina de hierro de Trai Cau, perteneciente a la compañía metalúrgica de Thai Nguyen. Posteriormente trabajaba en la Comisión de Protección y Atención de Niños de la antigua provincia de Bac Thai (hoy Thai Nguyen y Bac Can). Por último, se trasladó a la Comisión de Atención y Protección de Derechos Infantiles de Vietnam. Hong compartió: “Mi trabajo consiste en contactar con los menores en situación más difícil, los violadores de leyes o los abusados. Por ejemplo, un niño abandonado, vagabundo o maltratado que necesita que las leyes intervengan o sean indemnizados. Me he vinculado a estos problemas en los últimos decenios y debo trabajar para defender los derechos infantiles”.

Para ella, la unión con los pequeños parece una suerte. Numerosas personas le preguntaron por qué no buscaba un trabajo menos penoso. Hong consideró que más bien parece que el oficio la escogiera a ella y solo podía potenciar toda su fuerza en este trabajo. Añadió que en las dificultades encontró alegría cuando pudo defender a los menores. Para ella la alegría será completa cuando supere numerosas situaciones. Una vez se enfermó y los niños de distritos pobres que suele recorrer en su labor la visitaron, con regalos que eran pequeños y humildes pero muy significativos. Parece que los pequeños percibieron los sentimientos que ella les dispensa. “Los infantes eran muy sentimentales y me traían lo que tenían como algunos plátanos, caramelos y huevos de gallinas. Me conmovieron mucho y pienso que sus afectos son muy diáfanos y me impulsan a trabajar más en favor de los menores”.