(VOVworld) - Hace más de 3 años, el bonzo Thích Chúc Tiep empezó a administrar la pagoda Huong en la comuna de Huong Thuong, provincia de Thái Nguyen. Desde ese momento hasta la fecha este lugar de culto se ha convertido en un techo cálido para los niños deambulantes y los que enfrentan dificultades en la vida. Ellos consideran la atención de este creyente budista como familiar. Con sus nobles acciones, el dignatario ha estado ayudando a los desgraciados.
La pagoda Huong está en una elevada loma de la comarca Huong Thuong, en la provincia de Thái Nguyen. El bonzo Thích Chúc Tiep que cuida este lugar de culto, contó que antes de llegar aquí era maestro de la escuela de enseñanza media del Budismo en la provincia central de Ninh Thuan. En 20l0, aceptó la invitación del Consejo directivo budista de la provincia de Thái Nguyen de velar por la pagoda Huong. Con un corazón bondadoso y el deseo de ayudar a los infantes necesitados Tiep acoge y atiende a l5 niños entre ellos algunos, muy pequeños. “Cuidar a un hijo en la casa es difícil pero atender a l5 párvulos en la pagoda es más difícil aún, pues provienen de distintos lugares. Por ello, siempre estimulo y me acerco a ellos para entenderles mejor. Con este método puedo responder en parte a sus necesidades. La indiferencia no es propia de la doctrina budista. Por eso, el acercamiento a los párvulos es necesario para que tengan la confianza en la vida y alegría en la pagoda”.
El bonzo Thuc Chuc Tiep recibe del dirigente de la Sección
del Interior de Thai Nguyen en su nombramiento
como administrador de la pagoda Huong
Al ver a los pequeños jugando alegremente en la puerta de la pagoda, nadie piensa que detrás de esas sonrisas se ocultan vidas desafortunadas. Cada uno de ellos tiene una situación diferente. Algunos son huérfanos de padres y otros son de hogares humildes, infelices o sus padres están presos. Al llegar aquí sienten como si estuvieran en su propia casa con el amor del bonzo Tiep y sus amigos. El niño Tran Hai Long que permanece aquí desde hace 2 años compartió que aunque viven, sus padres son pobres y él no tiene condiciones para estudiar. Al ser acogido por el bonzo Tiep y percibir el paisaje tranquilo de este lugar de adoración pidió que le permitiera quedarse aquí. El atiende con esmero la alimentación, el sueño y el estudio de los pequeños. Long expresó: “El bonzo Tiep siempre se preocupa por nuestra vida. Percibo su amor hacia nosotros. Compra cosas necesarias para nuestras actividades diarias y a veces nos lleva a pasear. Sus palabras nos alegran y tranquilizan más ”.
Como un fiel budista, el señor Duong Van Minh presencia diariamente los gestos nobles del religioso Thích Chúc Tiep y dijo que los lugareños apoyan sus hechos caritativos. Recibió y atendió a los niños en situación difícil. “Actualmente viven en la pagda Huong más de l0 infantes que estudian en todos los 3 ciclos l, 2 y 3. El bonzo Tiep compró para cada alumno una bicicleta y le recordó las horas de estudiar, comer y salmodiar. Dijo que cuando crezcan ellos podrán buscar cualquier trabajo que les convenga y la pagoda no les obligará a practicar la religión aquí. Esta es una acción extraordinaria. Los actóctonos lo admiran y quieren mucho”.
Niños huérfanos y de situación difícil, atendidos en la pagoda
Aunque quedan numerosas dificultades por superar, quizás la mayor alegría del religioso consiste en que los que tiene por sus “hijos” viven contentos y estudian bien. Tiep continuó: “Bajo este techo budista solo deseo que los niños no dejen las clases como en sus casas y asimilen conocimientos para servir a la sociedad y el país. También anhelo que las bases materiales de este lugar de culto sean remozadas para poder recibir a más infantes desafortunados.”
El tiempo pasa, los niños huérfanos y callejeros crecerán con el cuidado del bonzo Thích Chúc Tiep. En esta obra budista ellos pueden vivir en el amor e ir a la escuela para convertirse en hombres útiles a la sociedad.