(VOVWORLD) - En un rincón de la Oficina Central de Correos de Ciudad Ho Chi Minh se encuentra Duong Van Ngo, conocido como el hombre que ha pasado la mayor parte de su vida para redactando cartas. Él es el último superviviente en esta urbe sureña que sigue con este trabajo, con el que ha logrado el reconocimiento en el Libro Guinness de los Récords de Vietnam por la longevidad de su carrera.
El principal trabajo de Duong Van Ngo es traducir cartas del vietnamita al inglés o francés y viceversa |
Nacido en 1930, Duong Van Ngo ha trabajado como escritor epistolar público durante los 27 años. Todos los días se encuentra sentado al final de una larga mesa de madera, al lado del letrero “Información y Asistencia por escrito”. Está dispuesto a traducir cartas del vietnamita al inglés o francés y viceversa. También ayuda a los clientes a escribir direcciones de los destinatarios en el extranjero.
“Señor, puede ayudarme a verificar el origen de esta postal? ¿Es correcta la dirección?/ ¿Dónde está su casa ?/ Estoy en el barrio 7 del distrito 8. En la postal, no está bien escrito. Sólo se indica el peso de este paquete. ¿Y aquí? ¿Es la tasa de franqueo?. Este envío va destinado a la familia. Es todo. ¿Pero es un paquete real o no, señor?/ Sí, el remitente vive en Estados Unidos”.
Esta conversación se produjo entre Duong Van Ngo y Ho Thi Hong, una residente del distrito 8, quien llegó temprano a la Oficina Municipal para pedirle que le traduzca la dirección de un envío que recibió recientemente. Thi Hong, agregó lo siguiente: “La primera vez que utilicé los servicios del señor Ngo tenía 14 o 15 años. Ahora tengo 50 años y aún sigo viviendo. Lleva en este trabajo desde hace mucho tiempo”.
Él es el último escritor de carta pública en Ciudad Ho Chi Minh
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Aunque las oficinas de traducción abundan en la ciudad, la señora Hong prefiere utilizar los servicios del experimentado trabajador. Al respecto, explicó: “Confío en él por completo. No necesito ir a otro lugar porque entiende perfectamente nuestro estilo y pensamiento. Aquí, hay muchas personas vietnamitas que hablan inglés, pero es muy difícil de lograr con precisión la traducción que queremos. El señor Ngo tiene la oportunidad de contactar con muchos extranjeros. Mis padres ya usaban sus servicios”.
Duong Van Ngo comienza su jornada de trabajo a las 8 horas de la mañana y termina a las 15 horas del mediodía. Puede redactar de media de 5 a 7 cartas, con cada una gana entre 5 mil y 10 mil dongs, mientras que la traducción es gratuita. El anciano compartió: “En realidad, una persona que traduce manualmente es más lenta que una que usa de Internet. Sin embargo, hago un montón de otras cosas. Por ejemplo, debo escribir las direcciones del destinatario en el extranjero, ya que la gente tiene miedo de cometer errores cuando su dirección ha sido proporcionada por teléfono. Además, durante el transporte de mercancías es necesario rellenar muchos papeles entonces recurren a mí para que lo hago. A veces también me piden llamar al exterior”.
Busca con diligencia palabras en un diccionario con una lupa |
En los últimos 27 años, Ngo va al trabajo con un maletín que contiene diccionarios del inglés, francés, bolígrafos, cuadernos y especialmente su lupa, que le ayuda a buscar las palabras cuando está traduciendo las cartas. “Los diccionarios son indispensables. A veces tengo que consultarlos porque estoy mayor, no recuerdo todo. Sin embargo, algunas palabras no salen. Si traducimos “Cong An” (seguridad pública), los extranjeros no lo entienden, por eso debe ser traducido como “Canh Sat” (policía). Y hay palabras puramente vietnamitas como “xe om” tampoco se menciona pero trato de buscar la forma para explicárselo a la gente”.
Al traducir, elige cuidadosamente cada palabra, formula con cautela y pule el estilo de la letra. Él sabe cómo de importantes son las palabras y qué daño pueden causar. Ngo no solo traduce, él cuerca la distancia existente entre las personas, aconseja y consuela, de forma discreta y con una perfecta atención. Por lo tanto, tiene un gran número de clientes, en su mayoría muy fieles, los cuales le admiran por su diligencia y responsabilidad. “Algunos clientes son muy familiares para mí. Aprecian la minuciosidad de mi trabajo. Algunos de ellos son extranjeros y vienen sólo para saludarme y están muy felices por encontrarme todavía aquí”.
Dos extranjeros observan con curiosidad el trabajo del señor Ngo al visitar la Oficina Central de Correos de Ciudad Ho Chi Minh
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“Hasta que mis servicios sean útiles, voy a seguir ofreciendo ayuda”, aseguró el hombre de 87 años de edad, con el pelo blanco y mirada bondadosa que se preparaba sus pertenencias para volver a casa después de una jornada laboral. Esta vez, los rayos del sol eran pálidos y su silueta se desvanecía bajo estos. Con su pluma estilográfica, Duong Van Ngo, forma parte importante de la metrópoli del sur de Vietnam.