Durante cuatro jornadas, un total de 190 delegados, principalmente líderes mundiales de la Iglesia Católica, incluido Vietnam, debaten sobre varios asuntos como la responsabilidad de los obispos en su tarea pastoral y espiritual, las decisiones que deben adoptarse según el Derecho Canónico para evaluar la negligencia por parte de los pastores, los procedimientos internos de la Iglesia, así como su compromiso con las autoridades civiles frente a los casos de pedofilia.

En su discurso inaugural, el Papa Francisco declaró que el clero y las víctimas no esperan condenas simples y previsibles, sino “medidas concretas y eficientes”. También se comprometió a asistir a todas las sesiones.

Los delegados también tienen la oportunidad de dialogar directamente con 12 víctimas de abusos sexuales.