(VOVWORLD) - Las fuerzas israelíes atacaron ayer el campo de refugiados de Balata, cerca de la ciudad de Naplusa, Cisjordania, y destruyeron la sede de la Autoridad Palestina allí. La incursión es el último acontecimiento mientras Israel continúa su ataque contra la ocupada Cisjordania.
Soldados israelíes realizan una incursión en Cisjordania. (Foto: Reuters) |
Un día antes, al menos 11 palestinos murieron en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad israelíes que realizaban redadas en la ciudad de Jenin, un “punto álgido del conflicto” en Cisjordania.
En otro hecho relacionado, en una llamada telefónica sostenida ayer con su homólogo francés, Emmanuel Macron, el presidente iraní Masoud Pezeshkian anunció que Teherán no permanecería en silencio ante acciones contra sus intereses y su seguridad.
El presidente iraní afirmó que, si Estados Unidos y los países occidentales realmente quieren evitar conflictos en la región, deben presionar a Tel Aviv para que acepte el acuerdo de alto el fuego y detenga sus ataques en la Franja de Gaza.
El mismo día, el ministro de Asuntos Exteriores británico, David Lammy sostuvo por separado conversaciones telefónicas con sus homólogos de Austria, Alexander Schallenberg, y de Irán, Ali Bagheri Kani, para denunciar las acciones de Israel y las consideró la causa de la inestabilidad en la región.
Lammy dijo que el asesinato del líder del Movimiento Islámico Hamás, Ismail Haniyeh, era un "paso atrás" en los esfuerzos por lograr tregua en Gaza. También advirtió que se producirían consecuencias "catastróficas" si las partes interesadas no actuaban con moderación.