Casas destruidas en la ciudad de Rafah, Franja de Gaza, 7 de mayo de 2024. (Foto: Xinhua/VNA)

Al justificar esta decisión, en una declaración televisada el 7 de mayo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirmó que la propuesta de alto el fuego de Hamás no cumplía en absoluto con los requisitos de Israel y sólo tenía como objetivo obstaculizar su ataque a Rafah.

Netanyahu dijo que Israel no puede aceptar propuestas que pongan en peligro la seguridad de su pueblo y el futuro del país. Según el mandatario, este es un paso clave hacia la neutralización total de las capacidades militares de Hamás.

El mismo día, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, afirmó que el ataque a Rafah no se detendrá hasta que Hamás sea destruido o el primer rehén sea devuelto a Israel.

En la última reacción, Osama Hamdan, un alto funcionario de Hamás, advirtió que será imposible llegar a un acuerdo de intercambio de rehenes si Israel continúa sus operaciones militares en Rafah. Afirmó que esta fuerza ha otorgado las máximas concesiones y, por lo tanto, la posibilidad de decidir el destino del acuerdo de intercambio de rehenes pertenece ahora al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.

Mientras, la comunidad internacional reaccionó después de la campaña militar de Israel contra la ciudad de Rafah. Un portavoz del Departamento de Estado estadounidense afirmó que el acuerdo de intercambio de rehenes sería beneficioso tanto para el pueblo palestino como para la parte israelí, lo que conducirá a un alto el fuego inmediato y permitirá incrementar las actividades de ayuda humanitaria hacia Gaza.

El mismo día, en la red social X, el vicepresidente turco, Cevdet Yilmaz, criticó las actividades de Tel Aviv y dijo que el gobierno israelí sería responsable de ello.

Por su parte, el portavoz de la Cancillería china, Lin Jian, instó a Israel a “dejar de atacar Rafah” y enfatizó que la violencia no puede resolver el problema y no puede generar seguridad real.