(VOVworld) – Cada sábado y domingo, estudiantes voluntarios del club “Fe y Esperanza” imparten clases a niños en el Instituto Central de Hematología y Transfusión de Sangre. Aunque no poseen títulos pedagógicos, esos “profesores” tienen en sí mismos el amor y la empatía para esos menores desfavorecidos, sentimientos que les motivan a realizar tan significativa actividad de manera habitual.
El club “Fe y Esperanza” fue fundado en 2011, gracias a la iniciativa de Vu Truong An, un paciente con cáncer en la sangre. Nacido en 1986 en la comuna de Khanh Nhac, distrito de Yen Khanh, provincia norteña de Ninh Binh, al joven se le diagnosticó dicha enfermedad mortal en mayo de 2010, cuando estaba preparándose para sus exámenes de graduación de la Universidad Estatal de Tula, Rusia. Inmediatamente después regresó a Vietnam para recibir tratamiento. Primero ingresó en el Hospital Militar 103, y luego, en el Instituto Central de Hematología y Transfusión de Sangre. Allí, al ver el dolor y la tragedia que sufrían diariamente los niños en una situación similar, Vu Truong An concibió el proyecto “Fe y Esperanza” para ayudar a esos infantes. Desafortunadamente, falleció antes de llevar su idea a la práctica. Herederos de su legado, voluntarios del proyecto, luego de superar muchas dificultades, impulsaron el club “Fe y Esperanza”, a través del cual se han organizado las clases con fines humanitarios para los pacientes infantiles de dicho centro médico, quienes no pueden ir a la escuela debido a su tratamiento.
Una voluntaria está enseñando a niños de cáncer en la clase
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Las lecciones se imparten en un aula en el piso 6 del Instituto Central de Hematología y Transfusión de Sangre. Allí, los alumnos no solo adquieren conocimientos de Matemáticas y Literatura, sino también participan en actividades de pintura, danza y juegos infantiles como rompecabezas o con pelotas, cuentas con piezas plásticas y arena. Los padres de esos niños también pueden acompañarlos en esas clases, jugando con ellos y ayudándoles a estudiar para reducir el estrés y las preocupaciones sobre el proceso de tratamiento. Debido a la radioterapia, muchos infantes tienen poco pelo y la piel pálida, lo que conmueve a cualquier persona al verlos. Sin embargo, la alegría, pasión y ternura brillan en sus ojos cuando atienden estas clases. Con la paciencia, la dedicación y el amor de los “profesores” provenientes del club “Fe y Esperanza”, los alumnos se esfuerzan mucho para recibir nuevos conocimientos, olvidándose así del dolor de la enfermedad mortal que enfrentan diariamente y elevando su confianza en los buenos aspectos de la vida. Hoang Thi Thao, madre de uno de estos pequeños, expresó: “Estas clases son muy humanas y útiles porque llevan a los pacientes una esperanza de vida. Mientras, para los padres, son un espacio para divertirse con sus hijos”.
Dos alumnos están aprendiendo cómo escribir
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Con cerca de 5 años dando clases en el Instituto Central de Hematología y Transfusión de Sangre, los voluntarios del club “Fe y Esperanza” siempre reciben el cariño de parte de los pacientes y sus padres. Ellos se han convertido no solo en profesores, sino también en amigos y familiares de esos niños. Con su trabajo, cada miembro del grupo espera hacer realidad el deseo de los infantes del lugar de poder ir a la escuela como sus colegas sanos. Nguyen Hoai Thuong, una integrante del club comentó: “Reconozco que hay muchas personas que experimentan una vida dura en este mundo. Por eso, he decidido participar en este club para ayudar a los niños con cáncer y al mismo tiempo acumular experiencias en el trabajo social.”
Gracias a sus enormes contribuciones, el club “Fe y Esperanza” ha recibido muchos certificados de méritos en los Festivales de Girasol, un evento anual dedicado a los niños vietnamitas que padecen cáncer. Entretanto, sus presidente y vicepresidente, Do Hong Luan y Tran Thanh Luan, respectivamente, también recibieron documentos similares por su dedicación a las labores sociales.