(VOVWORLD) - Fundado en 2016, Hanoi Paragliding (en español, Hanói Parapente) reúne a los amantes de este tipo de deporte de la capital vietnamita y las localidades vecinas. Tiene una gran reputación al entrenar a cientos de atletas, quienes han participado y ganado numerosas competiciones nacionales. Para sus miembros, no solo es un club, sino también se considera un hogar donde pueden compartir su pasión por la aventura y por volar en el cielo.
Hoy, los miembros de Hanói Parapente eligen la colina de U Bo, en la comuna de Nam Vien, del distrito de Thach That, a unos 40 kilómetros del centro de la capital, para practicar. Todos los participantes rodean a Phung Thang, uno de los entrenadores, para escuchar sus instrucciones. Después, llegan al punto de partida y empiezan a prepararse. Se ponen el casco, los arneses de piernas y hombros y el cinturón de pecho.
Antes del despegue (Foto: Hanoi Paragliding) |
Thuy Duong, que lleva en la espalda una mochila más grande que su cuerpo, está murmurando la canción “I believe I can fly” (Creo que puedo volar), mientras se prepara para su despegue. Esta chica se muestra muy determinada ya que practica el parapente desde hace un par de años y es una de las pocas mujeres miembros con más horas de vuelo del club. Comparte con nosotros su “historia de amor” con el cielo: “Se dice que el viento y el amor son semejantes, que solo se sienten y no se ven. Sin embargo, para los pilotos como yo, es importante ver y entender las masas de aire cuando estamos en el cielo, aprovechando las frías para aumentar la velocidad y las calientes para subir hacia arriba. El primer día que volé entre las nubes fue el primer momento que me di cuenta de mi amor hacia este deporte.”
“¡Corred!”. Tras los órdenes de su entrenador, Thuy Duong, junto con otros miembros del club, se precipitan hacia el acantilado. Después de unos pasos, el paracaídas se levanta. El ala se tambalea un poco pero rápido recupera la estabilidad. Ha sido exitoso el despegue de Duong.
No obstante, varios pilotos no tienen la misma suerte, seguramente debido a la falta de práctica. Algunos de ellos son nuevos en este deporte y se caen cuando corren. No desanimados, se levantan y lo intentan de nuevo.
Entre ellos, encontramos a Nguyen Cong Anh. Antes de conocer el parapente, este chico era mochilero y había viajado por las zonas más remotas de Vietnam. Recuerda que, a principios de octubre de 2017, cuando exploraba la zona montañosa del distrito de Mu Cang Chai, de la provincia septentrional de Yen Bai, vio a un grupo de personas llevando a cuestas mochilas muy grandes. Al principio, no prestó mucha atención, pero cuando vio las velas multicolores sobre las amarillas terrazas de arroz, se dio cuenta de que ellos eran practicantes de parapente. “Me impresionó mucho. Cada mochila podía pesar hasta 20 kilogramos. Más tarde me di cuenta de que en ella había el equipo necesario para el vuelo en parapente, incluidos el paracaídas de unos 20 o 30 metros cuadrados, los arneses, la chaqueta, comida, agua y bolsas de basura para los viajes largos”, dijo.
Por curiosidad, Cong Anh decidió participar en Hanói Parapente para probar este deporte, que fue introducido en Vietnam solo hace 24 años. Gradualmente, se ha ido enamorando de él. Sus viajes de exploración han sido sustituidos por las sesiones de entrenamiento en las colinas de U Bo (en Hanói) y de Doi Bu (en Hoa Binh).
La región del noroeste es muy hermosa desde la vista de arriba de los pilotos (Foto: Hanoi Paragliding) |
Según Vo Thang, presidente del club, cada miembro debe tener buena salud y practicar las técnicas básicas cientos de veces en el suelo para dominarlas antes de poder realizar vuelos cortos y seguros. Dijo que una vez está en el cielo, el piloto tiene que manejar por sí mismo todos los problemas surgidos y un pequeño error podría costarle muy caro. Por esta razón, la preparación cuidadosa y la calma son requeridas y obligatorias. Thang compartió: “Si uno se fija bien, en muchos paracaídas se imprime la palabra ‘ICARUS’, o ‘Ícaro’ en español. Es el nombre de un personaje de la mitología griega, quien voló en el cielo gracias a las alas hechas de plumas y cera por su padre, pero murió por no obedecer sus instrucciones de no volar demasiado alto, porque el calor del sol derretiría la cera. Esta historia muestra el deseo de conquistar el cielo del ser humano, pero también es una advertencia para nosotros de los peligros de este deporte.”
Por esta razón, el parapente está en la lista de los deportes extremos. Para reducir los peligros que pueden ocurrir, los prestigiosos clubes como Hanói Parapente, Vietwings o Mekong son un buen lugar donde los pilotos pueden practicar, aprender y mejorar sus habilidades e intercambiar experiencias.
Así, en los hermosos destinos naturales del país, como las terrazas de arroz del noroeste o el mar celestial de las provincias centrales de Nha Trang y Da Nang, cada vez hay más velas en el cielo, trayendo el espíritu juvenil y la pasión por este deporte.