Hanoyenses en Lam Dong echan de menos ambiente del Tet en el Norte

(VOVworld) - Han transcurrido 37 años desde que los primeros 106 cuadros de Hanoi llegaron al distrito de Lam Ha, en la provincia de Lam Dong para explotar esta tierra y establecerse, y aún mantienen costumbres y tradiciones de la milenaria capital. Bajo el sol de la Altiplanicie Occidental, sienten más intensa la morriña por la llamada “ciudad dentro de dos ríos” que en ningún otro momento del año, y echan de menos el color rosado de las flores del melocotonero, el frío y la llovizna típicos de la primavera en el Norte del país.

En las más de 3 décadas de haberse establecido en la provincia altiplana, la señora Vu Thi Tu Quynh no se acostumbra a recibir el Año nuevo lunar bajo el calor de Tay Nguyen. Extraña las calles de Hanói en la Nochevieja y el clima típico de la región norteña en los días festivos. “En los primeros tiempos de asentarme aquí, cada fin de año me dirigía a Hanói con una morriña que me hacía llorar pensando en mis padres y hermanos, muchos de los cuales aún viven en la capital. Siento nostalgia hasta por las calles estrechas que conducían a mi casa. Y en la Nochevieja suelo llamar por teléfono a cada uno para desearle un feliz y próspero Año nuevo.”

Después de enfrascarse durante todo el año en cuidar las plantaciones de cafeto y pimienta de la familia, a la llegada del Tet tradicional, la señora Quynh quiere recordar a sus hijos y nietos su orígenes, a través de las costumbres que ella trata de mantener siempre viva en los quehaceres diarios del hogar, y en particular en los ritos del Tet. “Como quien lleva la batuta de la familia, guío a mis hijos y después a mis nietos a mantener el estilo de vida de los hanoyenses. Los recuerdo preparar materiales para hacer pasteles “banh chung” el 26 de diciembre lunar, rendir tributo a los antepasados en la noche del 30 de diciembre y elaborar en la misma noche una bandeja de ofrendas al Cielo y la Tierra en nuestro patio.”

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Hanoyenses residentes en el distrito de Lam Ha, Lam Dong
charlan recordando historias sobre su tierra natal

Nguyen Manh Hung, hijo mayor de esta ex funcionaria comparte los sentimientos de su madre. Los platos típicos del Tet de los hanoyenses, como el pollo hervido, los rollitos de la primavera “nem”, la mortadela, y el caldo hecho de retoños de bambú… no faltan en el banquete de fin de año de su familia. Hung dijo: “Los árboles tienen raíces, y las personas, los orígenes. Nuestros antepasados se quedan en el Norte y en la tarde del 30 enciendo inciensos para invitar sus espíritus a festejar el Tet en nuestra familia. Al rezar ante el altar para pedir sus bendiciones, nuestros hijos, que están a mi lado en esos momentos sagrados, escuchan y entienden mis sentimientos hacia la tierra de origen. Es importante mantener las tradiciones de la nación y transmitirlas a las nuevas generaciones.”

El Tet es la ocasión para descansar y visitar a los parientes y amigos, pero quienes se dedican a la agricultura como Hung no pueden dejar secas sus parcelas de café bajo el sol sofocante de la Meseta. “Mantenemos las costumbres de Hanói en las festividades del Tet, pero está claro que el ambiente aquí es muy diferente. En el Norte, hace frío, y las visitas son más animadas. Aquí aprovechamos el tiempo para felicitar primeramente a los hermanos y parientes. Trabajamos duramente durante casi todo el año y en los días del Tet aun debemos regar cafetos.”

Por su parte, el señor Pham Van Trong, de 82 años de edad, contó que por las limitadas condiciones de salud y la distancia de más de mil kilómetros entre Lam Dong y Hanói, hace tiempo que no puede regresar a su tierra de origen para festejar el Tet. Su corazón siempre se dirige a la ciudad natal, pero guarda mucha gratitud a la tierra y población de Lam Dong por acoger a quienes están lejos como él.https://mail.google.com/mail/u/0/images/cleardot.gif“Esta es una tierra fértil, que beneficia mucho nuestra vida. Ya la consideramos como nuestro segundo hogar. ”

Lam Dong, es la nueva tierra para muchas personas procedentes de diferentes partes del país, entre ellos capitalinos, quienes conviven en armonía con el pueblo local pero cada comunidad mantiene sus rasgos culturales peculiares. Para ellos, la tierra natal siempre representa las cosas más tiernas. Saben que su vida se vinculará con esta localidad altiplana, pero en lo más profundo de su alma, siempre arde la nostalgia por Hanói, especialmente en el Tet, la sagrada ocasión de la reunión familiar./.

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