(VOVWORLD) - Los vietnamitas son reconocidos como una comunidad étnica minoritaria en la República Checa, de la que las mujeres forman una parte considerable. Aunque viven lejos de la tierra natal y deben luchar constantemente para ganarse el sustento, ellas no dejan de esforzarse por estabilizar la vida en ese país europeo y contribuir a la sociedad local.
En la República Checa, las vietnamitas se dedican a diferentes oficios y muchas han conseguido una vida cómoda allí. Las mujeres han contribuido al bienestar de la diáspora nacional gracias a su laboriosidad y tenacidad.
La señora Pham Thi Vinh, oriunda de la provincia norvietnamita de Nam Dinh, lleva 20 años viviendo en la nación europea. Antes de viajar a la República Checa no pudo imaginar todas las dificultades que habría de enfrentar. Viuda y con dos hijos, frente a las demandas del trabajo y la vida, la mujer se deja llevar por los deberes diarios. Su negocio de venta de ropa en un mercado en Praga es penoso. Debe madrugar y recorrer un largo camino para buscar mercancías. A sus 65 años, esta mujer ágil y de talla pequeña trabaja desde las más tempranas horas de la mañana hasta muy avanzada la noche, siempre con el apoyo de sus devotos hijos, por suerte.
A pesar de su avanzada edad, la señora Vinh dedica tiempo para su tienda de ropas
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Pham Thi Vinh contó: “La vida de las mujeres vietnamitas aquí en general es dura, ya que debemos encargarnos de los hijos y de la economía familiar. Salgo de la casa desde muy temprano por la mañana y solo regreso cuando ya es tarde en la noche. Cuando mis hijos eran pequeños, antes de ir al trabajo, yo debía prepararles la comida y llevarlos a la escuela. Después de clases, los recogía para luego seguir trabajando en el mercado. Son muchas las presiones sobre las trabajadoras migrantes. Si quiero salir o participar en algunas actividades debo arreglar las cosas y aprovechar algún tiempo libre que tenga para eso”.
Mientras, Nguyen Thi Nam, procedente de la provincia de Phu Tho, también en el norte de Vietnam, se estableció en la República Checa hace una década. Su objetivo era trabajar para poder ayudar a su familia en Vietnam. Gracias a su voluntad propia y el apoyo de sus amigos, Thi Nam pudo alquilar en el Centro Comercial de Sapa, en la capital checa, una pequeña tienda de reparación de ropas usadas. Además de ofrecerle unos ingresos estables, este trabajo le da oportunidad de conocer a más personas y le alivia la morriña.
La pequeña tienda de la sastre Thi Nam en la República Checa
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Ella dijo lo siguiente: “Debo y despertarme muy temprano. A veces los pedidos son tantos que debo trabajar hasta después de la medianoche. Siendo mujer, y además sola, enfrento grandes dificultades en la vida y el trabajo. Pero mi familia me da mucho ánimo para seguir. Entonces, me esfuerzo al máximo por acumular algún dinerito para poder regresar a mi tierra natal a finales del año y reunirme con mi marido y mis hijos”.
Una cosa en común en las mujeres vietnamitas que viven en la Republica Checa es que por razones económicas deben trabajar duramente por todo el año. Tran Mai Huong, vendedora de flores en el Centro Comercial de Sapa, no es una excepción. Su oficio también es duro, pues le exige levantarse temprano para recibir flores frescas importadas de los Países Bajos, distribuirlas y arreglarlas antes de exponerlas a la venta. Los contratiempos son muchos, sobre todo cuando en los días calurosos los productos se echan a perder rápido.
La señora Huong mantiene sus negocios pese a dificultades en un territorio lejano de la tierra natal
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Mai Huong expresó: “No tenemos otro remedio que buscar equilibrar nuestra propia vida mientras asumimos también el cuidado de los hijos y las faenas del hogar. Tratamos de mantener la costumbre en Vietnam de reunir a los miembros de la familia en la comida. Vivimos en Europa, pero nuestra alma sigue siendo cien por cien vietnamita, y para nosotros la familia es lo más importante”.
Tres mujeres, tres vidas diferentes, pero como todas las otras que viven o trabajan en la República Checa, procuran superar las dificultades con su valentía, tenacidad, laboriosidad y creatividad para tener un vida estable. Heredan estas características de sus abuelas y madres, con el fin de avanzar en la vida, contribuir a la sociedad local y consolidar la comunidad nacional en el país checo.