(VOVworld) – Por estos días el público mundial se preocupa por el nuevo mapa de 10 tramos, recientemente anunciado por China, que reclama la soberanía en casi todo el Mar Oriental. Se trata de un nuevo paso del gigante asiático en su ambición expansionista en la región. Sin embargo, este acto se enfrenta con la oposición de la comunidad internacional.
En el nuevo plano, publicado el 25 de junio por el editor Hunan, China descaradamente afirma su soberanía en el Mar Oriental, que cubre casi todas las aguas de los países cercanos, incluyendo los dos archipiélagos vietnamitas de Hoang Sa (Paracel) y Truong Sa (Spratly), así como los islotes de Palawan y Luzon y el atolón de Scarborough de Filipinas, además del estado de Arunachal Pradesh de la India. No solo declara unilateralmente la soberanía en islas pertenecientes a otros países, Beijing también considera que el nuevo mapa ayudará a su pueblo a concientizarse sobre la soberanía nacional al presentarlo en libros de texto en las escuelas, lo que significa un lavado de cerebro hegemonista y maquiavélica.
Una unilateral e irracional declaración
Ante esta situación, la comunidad internacional levanta su voz de protesta. Muchas naciones de la región expresaron su fuerte rechazo al nuevo mapa chino, considerándolo como una violación de las leyes internacionales, en particular la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar 1982, de la cual China es un miembro. Estados Unidos se negó plenamente a reconocer dicho plano de 10 tramos como válido y criticó a Beijing por la falta de respeto hacia las medidas de diálogo pacífico en la solución de las disputas. Entretanto la India declaró que esta forma de expansión de China es inaceptable y reafirmó que el estado de Arunachal Paradesh, que se describió en el mapa chino como un territorio del Tibet, es una parte inseparable de la India.
La prensa global también reprochó la nueva carta china. El diario “Washington Post” lo llamó “una sorpresa y un ridículo”. Mientras que el periodista Brice Pedroletti, en el artículo “Absurdas condiciones de Beijíng en el Mar del Este” en “Le Monde”, dio el argumento que convertir a China en una potencia marítima es una de las “misiones claves” del presidente Xi Jinping en su mandato, y para lograr este sueño, está dispuesto a emplear todos los trucos, ignorando el Derecho Internacional y utilizando la violencia. Por su parte, la agencia noticiosa de Gran Bretaña, Reuter, valoró que Asia está perdiendo su confianza en la disposición de China hacia la paz. El periódico francés “La Croix”, citando investigadores de alto prestigio, confirmó que China aprovecha la ambición de expansión en el Mar Oriental para esconder los disturbios internos.
Cabe decir que el nuevo mapa de China no sólo enfrenta la condena del público internacional, sino también del público nacional. El primer experto de tácticas militares de China, Wu Ge, en una publicación en su cuenta en la red social Weibo, de forma sarcástica dijo que cualquier país del mundo, si quiere reclamar su soberanía en cualquier área, solo necesita inventar un mapa para oficializarlo, y que el nuevo plano de China solo demuestra un ciego y absurdo patriotismo.
Una clara ambición de hegemonía
Para su llamada “línea de 9 tramos” anunciada anteriormente, China carece de evidencias, tanto históricas como jurídicas, para justificarla. Además los medios, historiadores, abogados, políticos y geólogos nacionales aún encuentran desacuerdos en la explicación de su oficialización.
Por esta razón, el nuevo mapa con la línea de demarcación marítima de 10 tramos, además de las irracionales reclamaciones, solo empeora la imagen de Beijing ante la comunidad internacional, revelando su ambición de hegemonía. Los documentos aportados por el gigante asiático no tienen valor jurídico si el caso se presentará ante la Corte Internacional.