El alumno Pham Huy y su invento (Foto: tuoitre.vn)

Pham Huy nació y creció en la provincia central de Quang Tri, la tierra más perjudicada por la guerra y la más contaminada con explosivos remanentes en la época de paz. Consciente de este problema, desde pequeño concibió la idea de crear brazos robóticos para apoyar a las personas con discapacidad. Según cuenta, cuando cursaba el octavo grado, vio un programa televisivo sobre avances tecnológicos de Estados Unidos que permiten a los discapacitados usar dichos dispositivos, pero a un precio muy alto. En ese sentido, a Huy se le ocurrió producir un brazo automatizado sencillo y de fácil manejo para reducir los insumos y así respaldar a los compatriotas con alguna limitación física. “Los brazos son partes indispensables de los seres humanos para trabajar. En el mercado están disponibles muchos géneros ortopédicos controlados por ondas elásticas o cerebrales. Sin embargo, hay numerosas limitaciones porque sirven sólo a las personas con brazos discapacitados parcialmente o tienen uno completamente mutilado, además el precio es muy alto. De esta manera, quería inventar un producto capaz de solucionar todas estas insuficiencias”.

Su iniciativa se realizó después de dos años de búsqueda de los materiales y la construcción del modelo. Para que el brazo robótico funcionara, Huy y sus profesores tuvieron que probarlo en los discapacitados y recopilar sus retroalimentaciones para conocer las insuficiencias. El aparato inventado es novedoso porque usa la tecnología de imprenta 3D para crear de manera rápida la cubierta con una elevada exactitud. En cuanto a su operación, el discapacitado usa dedos de un pie para controlar los de la mano con un sensor diagonal para facilitar los movimientos de sus brazos. El dispositivo permite al usuario empuñar objetos ligeros como una cuchara de aluminio y un vaso de agua, así como levantar un peso de 2 kilogramos y llevar una carga de 11 kilogramos. En especial, los gastos para producir un brazo automatizado se estiman en poco más de 3 millones de dongs (unos 150 dólares). Al respecto, Pham Huy comentó: “Después de coordinar con algunos discapacitados locales, detecté fallas en el brazo robótico y así pude solucionarlos y perfeccionar el producto. Ejemplo de ello es su capacidad para servir a las personas con dos brazos truncados, quienes pueden comprar, en sustitución los automatizados a un precio razonable. El dispositivo permite el uso de los dos pies para controlar de modo independiente las manos. Ahora me esfuerzo para mejorar la tecnología y simplificar el producto y así servir a más compatriotas necesitados”.

El estudiante Pham Huy (d) y su profesor Le Cong Long

Con muchos valores prácticos y humanitarios, el invento de Pham Huy fue apreciado por el jurado del Concurso Internacional de Ciencia y Técnica Intel Isef 2017. El joven venció a más de mil 700 competidores de diferentes países y ganó el tercer premio. Con este logro, se ha convertido en el primer estudiante de la provincia de Quang Tri que consiguió un reconocimiento internacional en el sector científico-técnico.

En un acto de reconocimiento a Pham Huy en su tierra natal, el secretario del Comité del Partido Comunista de la localidad, Nguyen Van Hung, señaló: “Los logros del estudiante Huy y de la escuela de Quang Tri son relevantes. La ciencia es promovida por el ser humano y luego le sirve. Este es el valor humanitario de la investigación. No podemos sentirnos satisfechos con lo logrado, sino que lo consideramos un primer paso para fortalecer el movimiento de emulación al respecto”.

El éxito de Pham Huy hace sentir orgullosa a la provincia de Quang Tri; y a la vez ayuda a los discapacitados a desempeñarse como miembros activos de la comunidad. Huy explicó que quiere aprovechar sus conocimientos para transmitir el espíritu de investigación científica a otros alumnos a fin de alentarles a aportar más iniciativas innovadoras al desarrollo nacional.