Miembros de una familia de la aldea de Tranh Khuc, distrito de Thanh Tri, Hanói elaboran el pastel "banh chung". (Foto: VNA)

La visita a las tumbas de los ancestros es una práctica bien cuidada por todas las generaciones de vietnamitas, sobre todo en los días previos al Tet. Del día 23 al 30 de diciembre del calendario lunar, los descendientes suelen llevar incienso y frutas a las tumbas de sus antepasados. De esta manera los adoran e invitan a casa para celebrar el Tet con ellos. Se trata de una costumbre popular que muestra la piedad filial y el respeto profesado a los difuntos. Es también un testimonio de la consigna vietnamita de “al beber agua, se recuerda el manantial”.

La segunda costumbre es despedir a los genios de la cocina. Esta ceremonia, que se celebra antes del mediodía del 23 de diciembre lunar, está dedicada a “Ong Cong” y “Ong Tao”, es decir, los genios de la cocina. Según la creencia popular, estos espíritus, que velan por el bienestar y la felicidad de los hogares, volarán en carpas hacia el reino celestial e informarán al Emperador de Jade sobre el comportamiento de cada familia a lo largo del saliente año y le harán llegar sus bendiciones para el año entrante. En estos días, los vietnamitas preparan bandejas de comida, vestidos de papel y carpas para despedir a los genios.

Otra tradición es empaquetar “banh chung”, un tipo de pastel de arroz glutinoso, frijol verde y carne de cerdo, cubierto por las hojas de “dong” (del género phrinium), o por las hojas de plátano en algunas localidades. Esta costumbre culinaria tiene su origen en la civilización agrícola vietnamita. El “banh chung” era un símbolo de su gratitud a la naturaleza, que le brindaba buenas cosechas. Dinh Thanh Tu, una hanoyense, expresó: “Cuando llega la fiesta del Tet, los niños están ansiosos por volver a ver a los otros miembros de su familia que están lejos de la casa, envolver los pasteles y hervirlos en una olla grande.  Es una ocasión para la reunión familiar. Para muchos, el momento más divertido del Tet es cuando la familia se congrega alrededor de una gran olla de hierro, situada encima del fuego, y espera hasta que los “banh chung” se cocinen por dentro. Esta imagen está impresa en la mente de los niños vietnamitas para que, cuando crezcan, continúen la tradición de sus padres. El “banh chung” también es un obsequio y un plato delicioso en ocasión del Año Nuevo”. 

Para los vietnamitas, las flores son objetos de decoración indispensables cuando llega la fiesta del Tet. Mientras los pobladores en el norte prefieren los árboles de melocotones y kumquats, los que habitan en el centro y el sur decoran sus casas con flores de ochna. La afición por las flores evidencia la voluntad de los vietnamitas de un nuevo año lleno de buena suerte, felicidad y prosperidad para su familia. Tran Phi Cong, propietario del huerto de orquídeas Hoang Vu de la ciudad norteña de Nam Dinh, compartió: “La afición por las flores está vinculada a la tradición de los vietnamitas. Ellos consideran las flores como los elementos que materializan la quintaesencia de la tierra y el cielo, para brindar a las personas una fragancia seductora y un color atrayente, así como alegría y esperanza”. 

El melocotonero es una planta de ornamentación indispensable en las familias vietnamitas durante la fiesta del Tet.

Una de las actividades más significativas en las celebraciones tradicionales del Tet es levantar del árbol “Cay Neu”. Esto suele realizarse el día 23 del calendario lunar. Según la creencia popular, este rito ahuyenta los malos espíritus y trae un próspero Año Nuevo a la comunidad. El doctor e investigador en cultura Tran Doan Lam, explicó:  “Las aldeas de Vietnam mantienen la costumbre de levantar el árbol ‘Neu’, el cual representa el universo y converge con la vitalidad de la tierra.  El árbol es un largo tronco de bambú decorado con símbolos de paz, como farolillos, hojas en forma de “lengua de tigre” y, la decoración más extendida, una tela roja que señala el nuevo año. Su función es expulsar a los diablos y dar la despedida a Ong Cong y Ong Tao en su camino hacia el reino celestial”.

Otra costumbre que no falta en las vacaciones del Tet son las visitas. En los primeros días del año nuevo, las familias vietnamitas realizarán recorridos por las casas de sus parientes y amigos. En esta ocasión, los adultos entregan sobres rojos con dinero a los niños, lo que significa su deseo de suerte y éxito en el nuevo año.

Acudir a las pagodas también es un hábito de los vietnamitas en los primeros días de la primavera porque de esta manera rezan por la suerte, la felicidad, la prosperidad y el éxito en el nuevo año, además de expresar su devoción hacia Buda y sus antepasados.

Otro rito tradicional de los vietnamitas en la ocasión especial del Tet es la preparación de una bandeja de comida para ofrecer a sus ancestros y a las deidades, costumbre que se conoce como “Cung tat nien” (culto del fin de año. Entre las ofrendas a los antepasados, no puede faltar la bandeja de cinco tipos de frutas bien decorada y armoniosa en colores, que se coloca en el altar familiar durante el Tet. También está la tradición del “Xong Dat”, la cual significa que el primer visitante que entra a la casa en el inicio del Año Nuevo será el que trae la buena o mala suerte a la familia. Los vietnamitas consideran “muy importante” recibir a una persona adecuada y normalmente escogen a un miembro de la familia para eso.