(VOVWORLD) - En los últimos cinco años, la equitación se ha vuelto un deporte cada vez más popular en Vietnam. Uno de los destinos más famosos para practicar esta disciplina es el club Hanói Pony, a donde los padres suelen llevar a sus niños no solo para que aprendan a montar a caballo, sino también para ayudarles a vencer su miedo al gran animal y para poder tener una experiencia distinta cada fin de semana.
Ubicada justo al pie del puente Dong Tru, en el distrito suburbano de Dong Anh, la granja de caballos de Hanoi Pony Club está construida en una superficie de casi mil metros cuadrados rodeada de césped verde a lo largo de la orilla del río Duong. Atravesando una puerta de unos tres metros de altura, se encuentran pistas ecuestres separadas entre sí por grandes postes de acero. Este lugar consta de dos estructuras cubiertas de hierro corrugado, una para guardar los caballos y otra utilizada para andar sobre sus lomos.
La puerta conduce al interior de la granja de Hanoi Pony Club. (Foto: VOV) |
Hanoi Pony Club fue establecido en 2019 por Amaury Le Blan, un francés de 56 años que ha vivido en Vietnam por 27 años y enseñado equitación por 17. Abrió otro club similar en Ciudad Ho Chi Minh, al considerar este como su segundo país y también con la esperanza de poder contribuir al desarrollo de su deporte ecuestre.
“He estado en Vietnam durante muchos años, así que siempre busco la forma de acercarme a los clientes nacionales. Entonces pensé, ¿por qué no crear una aventura ecuestre al aire libre para que mis clientes se acostumbren a este deporte? Nuestro club Hanoi Pony nació de esa idea. Está ubicado cerca del río, por lo que tenemos programas de equitación al aire libre muy interesantes. Los clientes pueden llegar aquí y luego montar a caballo a lo largo del río durante 20 minutos, media hora o una hora, para respirar el aire fresco y disfrutar del paisaje romántico a ambos lados del río. Siempre hacemos nuestro mejor esfuerzo para mejorar la calidad de esta disciplina en este país”.
“Aloe es muy bonito, ¿Recuerdan cuántos colores tiene? Sí, dos colores/ ... Ahora lo alimentemos y a otros caballos con zanahorias”
Jenny de nacionalidad australiana, una de las 4 entrenadoras del club, está guiando a sus jóvenes alumnos a familiarizarse con los caballos de la granja. Dijo que en las lecciones no sólo se les enseña a los niños a montar a caballo, sino también se busca nutrir en ellos el amor por la naturaleza y los animales. Por eso, en cada sesión, los niños aprenden a cuidar de su propio caballo, a acariciarlo y llevar a estos grandes amigos a la pista.
“Al comienzo de cada sesión de práctica, los estudiantes primero deben familiarizarse con los caballos como una forma de conocerlos sobre el terreno antes de intentar montarlos. Después de eso, tenemos que aprender los sencillos pasos preparatorios de limpiar las herraduras y peinar el pelo de los caballos y cómo poner una montura en el lomo del animal, cómo subir y bajar de él para garantizar la seguridad del jinete”.
Los pequeños jinetes comienzan su ejercicio bajo la guía de instructores. (Foto: VOV) |
Para aprender las destrezas en el manejo del caballo, los practicantes deben pasar por un curso de 12 sesiones, cada una tiene una duración de 30 a 45 minutos. En el caso de los niños, además del entrenador, habrá otra persona encargada de apoyarlos para que puedan dominar las técnicas desde las más básicas hasta las avanzadas. Posteriormente, aprenderán a mover y dirigir el caballo, ejercicios de caminata, montar alrededor del picadero, saltar obstáculos, correr a larga distancia, galopar y subir pendientes.
“Al principio tenía miedo, pero después de acostumbrarme a los caballos, me sentí muy excitada”.
“Aquí tengo la oportunidad de conocer y charlar con profesores y amigos en inglés, lo cual es muy divertido”.
“Al iniciarse en la práctica de la equitación, debemos interactuar con los animales para saber si quieren ir o parar. Estos ponis son muy buenos, pero también muy sensibles”.
Extremadamente sensibles, inteligentes y amigables con la gente, los ponis del referido club son principalmente caballos de raza pura vietnamita. Antes de permitirles que interactúen con los niños, fueron debidamente entrenados. Amaury dijo al respecto: “Cada año, tengo que ir al campo a comprar caballos. En el extranjero podrías verificar los documentos a la hora de comprar un caballo, pero en Vietnam no hay tal cosa. Así que, para encontrar un buen caballo, tengo que comprobarlo todo, desde su edad, sus características y sus dientes, así como sus patas y cuerpos. Después de llevarlos a la finca, capacitamos a los ponis para que se familiaricen con otras mascotas y con la presencia de la gente, así como puedan comer una variedad de alimentos y escuchar los comandos del cuidador”.
Otros jinetes practican ejercicios de salto de obstáculos |
Actualmente, el club tiene 27 ponis de aproximadamente 18 meses a 2 años, y más de 80 practicantes, más del 50% de los cuales son niños menores de 13 años. Desde el estallido de la pandemia de covid-19, el número de estudiantes se ha elevado debido a que las familias quieren que sus hijos tengan la oportunidad de disfrutar del ambiente al aire libre luego de horas de aprendizaje en línea. Para la señora Ly, residente en el distrito de Thanh Xuan, Hanói, montar a caballo era un deporte de aventura, solo para adultos, pero cuando ella y su hija experimentaron una sesión de equitación en Hanoi Pony Club, todo cambió.
“Jugar con animales en un espacio abierto como este ayudará a los niños a integrarse mejor con la naturaleza, especialmente cuando tienen que estudiar en línea durante un largo tiempo. Creo que montar a caballo no es solo desarrollo físico para mantener equilibrio, sino que también es una gran terapia psicológica, que ayuda a los pequeños a fomentar el carácter personal y a forjar la perseverancia, superando sus miedos para conquistar el desafío”.
Cada sesión de práctica ecuestre en Hanoi Pony Club dura 45 minutos y cuesta 700 mil dongs (31 dólares). El club también organiza regularmente picnics de fin de semana para que sus miembros monten a caballo a lo largo del río para contemplar el escenario poético de los suburbios. Ocasionalmente, se llevan a cabo carreras de velocidad entre los jinetes aficionados una experiencia agradable e inolvidable para todos, especialmente para los niños.