(VOVWORLD) - Con el alto costo de vida, el tráfico, la contaminación del aire, y el trajín diario, las ciudades y las grandes urbes se están volviendo poco a poco menos atractivas a ojos de muchas personas. En particular, después de un largo período de distanciamiento social debido a la pandemia de covid-19 y la creciente tendencia de trabajar desde casa, mucha gente ha optado por abandonar las grandes áreas urbanas para vivir en los suburbios u otras zonas rurales, en búsqueda de una vida más tranquila y más conectada con la naturaleza, a pesar de las dificultades e inconvenientes que este estilo de vida supone.
Desde hace dos meses, todas las mañanas, es el canto de gallo, en lugar de las bocinas ensordecedoras de todo tipo de vehículos, el que despierta a Nguyen Thi Nguyet Nga, de 28 años de edad. Como diseñadora de sitios web, Nga trabajó anteriormente para una empresa situada en el distrito de Bac Tu Liem, en Hanói. Pero ahora vive en su ciudad natal, en la provincia de Bac Ninh, a 30 kilómetros de la capital.
La joven compartió: “Cuando vivía en Hanói, la empresa estaba a 7 kilómetros de mi apartamento, por lo que me tenía que levantar a las 6 y media de la mañana para prepararme. Normalmente, salía de casa a las 7, que era la hora pico. Las carreteras estaban muy congestionadas, por lo que siempre estaba atrapada entre los vehículos durante 20-30 minutos antes de llegar a la empresa. De camino a casa por la tarde pasaba por igual atasco, puesto que era la hora a la que la gente también finaliza su trabajo. Hasta que la pandemia de covid-19 estalló y Hanói se vio obligada a implementar las medidas de distanciamiento social, la empresa me permitió trabajar desde casa. Sólo entonces me di cuenta de que no era idónea para una vida tan ocupada y ajetreada, así que decidí dejar mi trabajo y regresé a mi ciudad natal para vivir y trabajar como ‘freelancer’. Aunque el ingreso no es tan estable como antes, lo que me regala este estilo de vida es la paz y la calma”.
Ahora, Nga aún mantiene el hábito de despertarse a las 6 y media de la mañana, pero ya no tiene prisa por ir a trabajar como antes. En cambio, tiene tiempo para hacer ejercicio, cuidarse, conversar con la gente que la rodea y hacer lo que le gusta.
“Mi vida ha cambiado por completo. Me siento más saludable y más feliz. La vida en el campo me reconecta con la naturaleza y me permite estar al lado de mis seres queridos y hacer las cosas que amo. En las zonas rurales, la gente parece ser más simpática. Realmente me encanta ese estilo de vida”, manifestó Nguyet Nga.
 Hoang Minh Hang en el huerto de su nueva vivienda en Ba Vi. (Foto aportada por el personaje) |
En mayo pasado, Nguyen Duc Tri, de 36 años de edad y su esposa, Hoang Minh Hang, de 32 años de edad, también se mudaron a Ba Vi, a 60 kilómetros del centro de Hanói. La pareja compró un terreno de 600 metros cuadrados. Su nuevo lugar de residencia no sólo es 12 veces más grande que donde solía vivir toda su familia en Hanói, sino que también tiene un gran huerto de frutas y verduras y un estanque con muchos peces.
Minh Hang dijo: “Esta vivienda es como el paraíso que yo y mi familia siempre habíamos soñado. Es un lugar donde podemos estar cerca de la naturaleza, relajarnos y tomar el té en nuestro propio jardín, mientras que nuestros niños pueden jugar, correr y saltar todo lo que quieran”.
Nguyet Nga y la familia de Tri y Hang son sólo dos de muchos otros ejemplos de vietnamitas que han optado por dejar las ciudades para vivir en áreas suburbanas o rurales en los últimos años. Este número parece haber aumentado aún más desde el estallido del covid-19.
El sociólogo Nguyen Tri Thanh, del Instituto de Estudios de Desarrollo Social, dependiente de la Unión de Asociaciones de Ciencia y Tecnología de Vietnam, explicó: “La pandemia de covid-19 nos ha afectado a todos. Esta crisis sanitaria ha expuesto muchos de los defectos de la vida en las ciudades y grandes urbes, como la presión laboral, la contaminación ambiental y del agua, los accidentes de tráfico, los altos precios inmobiliarios y la alta densidad de población. Eso ha hecho que mucha gente se plantee mudarse a lugares más alejados como los suburbios y las zonas rurales donde la vida es más ligera y tranquila”.
 La nueva vivienda de la familia de Duc Tri y Minh Hang cuenta con amplios espacios para que su hijo juegue sin problemas. (Foto aportada por el personaje) |
Sin embargo, la vida en el campo no es sólo tranquilidad. También existen inconvenientes y dificultades que no se encuentran en las metrópolis. Como ama de casa, Minh Hang no puede evitar dudar a veces, aunque al final, se ciñe a su decisión de vivir lejos de la ciudad.
“Al principio fue bastante difícil. La electricidad es muy débil. Mi casa tiene una cocina de inducción de dos hornillas, pero no puedo encender ambas al mismo tiempo. Tengo que terminar de cocinar un plato antes de empezar a preparar el otro. Cuando cocino, no puedo encender el calentador de agua ni el aire acondicionado, sino solo las luces y los ventiladores. Mis amigos y familiares me dicen a menudo que no pueden imaginar por qué vengo aquí para ‘sufrir’ después de acostumbrarme a una vida mucho más cómoda en la ciudad. Pero para mí, no creo que eso sea sufrimiento. Las necesidades mías y de mi familia no son muchas, así que solo necesitamos adaptarnos a la situación actual", expresó Minh Hang.
La vida urbana, con más oportunidades de trabajo, diversas formas de entretenimiento y una mejor calidad de educación atrae a muchas personas. Pero para otros, la tranquilidad del campo, donde es posible relajarse y vivir en armonía con la naturaleza, se vuelve cada vez más seductora y muchos de ellos ya han abandonado las ciudades y grandes urbes para disfrutarla.