Cincuenta años después de la victoria del 30 de abril, en la visión de una fiel amiga chilena

(VOVWORLD) - “Para el mundo, la segunda mitad del siglo XX está marcada por la Guerra de Vietnam y el triunfo de su pueblo”. Así lo afirmó la presidenta del Instituto Chileno-Vietnamita de Cultura y Amistad, Patricia Abarzúa, en una entrevista concedida a La Voz de Vietnam con motivo del 50.º aniversario de la Liberación del Sur y la Reunificación Nacional (30 de abril de 1975 – 30 de abril de 2025). A continuación, les invitamos a conocer en detalle esta conversación, que recoge la visión de una amiga internacional entrañablemente vinculada con Vietnam.

Reportero: Señora Patricia Abarzúa, ¿qué le inspiró a comprometerse tan profundamente con la cultura vietnamita?

Patricia: Desde muy temprana edad tuve gran interés por el acontecer internacional, que seguía a través de la prensa escrita y radial. Cuando tuve la posibilidad de conocer y compartir con el periodista Fernando Murillo Viaña supe que, en cumplimiento de sus actividades profesionales en la Central Única de Trabajadores, CUT, recibió a los primeros vietnamitas que llegaron a Chile para participar de un evento de carácter internacional organizado por la Central Sindical. Esas fueron las primeras informaciones que motivaron mi interés por conocer más sobre esa realidad lejana que llegaba a nuestro país de la mano de trabajadores vietnamitas para ser explicada ante una asamblea de trabajadores chilenos.

Cincuenta años después de la victoria del 30 de abril, en la visión de una fiel amiga chilena - ảnh 1El periodista Nguyen Van Thin, en una conversación con Clodomiro Almeyda, ex canciller del presidente Salvador Allende, durante su regreso a Chile en 1996. (Fotografía de cortesía de Patricia Abarzúa)

Murillo, motivado por la visita de esta delegación, inició los primeros pasos para la creación de un grupo de amistad con Vietnam, tarea que emprendió con el apoyo, entre otros, de dos importantes políticos de la época: Clodomiro Almeyda Medina y Salvador Allende Gossens.

Los integrantes de este grupo de amistad fueron, tiempo después, los gestores que lograron la invitación necesaria para que una delegación vietnamita pudiera asistir a la toma de mando del presidente Salvador Allende, quien una vez recibido el mandato presidencial les dio el carácter de delegación oficial. Ese día inolvidable abrió el camino para el establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países. 

El 25 de marzo de 1971, las mismas dos personas que estuvieron en los orígenes de la creación del grupo de amistad con Vietnam, ahora el doctor Allende como presidente de la república y el profesor Almeyda como canciller, firmaron los documentos que dieron inicio a la relación bilateral entre nuestros dos países

Después, ya en 1973 y como consecuencia de la dictadura que derrocó al presidente Allende, se suspendieron las relaciones diplomáticas, el Instituto fue allanado y todo su material cultural destruido. Mi interés por los temas internacionales no terminó con la llegada de la dictadura, tampoco mi interés por saber sobre el avance del pueblo en lucha. 

Cincuenta años después de la victoria del 30 de abril, en la visión de una fiel amiga chilena - ảnh 2Encuentro con Vu Hac Bong, primer embajador de Vietnam en Chile. (Fotografía de cortesía de Patricia Abarzúa)

Reportero: ¿Recuerda cómo fue recibida en Chile, en aquel entonces, la victoria del 30 de abril del pueblo vietnamita?

Patricia: Aquel miércoles 30 de abril de 1975, ya en plena represión ejercida por la dictadura militar que derrocó el gobierno constitucional del presidente Allende, fuimos recibiendo, trasmitida de boca en boca, la noticia del triunfo. La información de prensa era muy poca y nuestra gran fuente informativa era Radio Moscú, único medio del exterior que con dificultad se podía escuchar a escondidas y con volumen muy bajo por medio de las radios de la época que tenían onda corta.

En medio de la represión y la clandestinidad, la noticia motivó nuestra alegría y se transformó en fuente de energía para todos quienes enfrentábamos la dolorosa caída del gobierno popular. La noticia también llegó a las cárceles llenas de presos políticos, muchos de los cuales se atrevieron a saludar el triunfo, recordando el grito que había acompañado las marchas de la solidaridad por todo Chile “…Ho…Ho…Ho Chi Minh…lucharemos hasta el fin” y la consigna “el pueblo, unido, jamás será vencido”. Así, en medio de la derrota creció la alegría y la esperanza de los chilenos que se sumaban en silencio a la alegría mundial para celebrar la gran victoria.

Cincuenta años después de la victoria del 30 de abril, en la visión de una fiel amiga chilena - ảnh 3Patricia Abarzúa, presidenta del Instituto Chileno-Vietnamita de Cultura y Amistad, en la sede de la Asociación de Pintores y Escultores de Chile (APECH). (Fotografía de cortesía de la propia Patricia Abarzúa)

Reportero: Desde su perspectiva, ¿cuál cree que fue el factor determinante que condujo a esta victoria?

Patricia: Los vietnamitas mostraron al mundo que con la unidad del pueblo y la convicción en sus principios se podía tener éxito en la lucha contra el gigante que les impedía el derecho a su autodeterminación.

La capacidad de conducción y los escritos del presidente Ho Chi Minh y del general Vo Nguyen Giap eran materia de estudio y ejemplo para todos los Movimientos de Liberación de América Latina. Después del triunfo del 30 de abril las figuras de esos dos grandes conductores, sumados a la convicción y el compromiso del pueblo, se transformaron en una inspiración, un ejemplo y una esperanza para los pueblos del mundo que desde la solidaridad lucharon por la paz en Vietnam.

Este 30 de abril, cuando se cumplen 50 años de la unificación del país, son inevitables los recuerdos que traen a la memoria imágenes de lo ocurrido en ese año: un territorio lleno de cráteres de bombas y grandes extensiones de tierra contaminada por el Napalm, entre otras muchas realidades dolorosas que ponían al pueblo vietnamita ante el gran desafío de la reconstrucción nacional.   

Para el mundo, la segunda mitad del siglo XX está marcada por la Guerra de Vietnam y por el triunfo de su pueblo, que logró definitivamente la reunificación aquel 2 de julio de 1976 dando nacimiento a la República Socialista de Vietnam.Desde entonces se reciben las noticias del progreso y el desarrollo sostenido del país.

Doi Moi, el proceso de renovación económica, permitió una gran corrección del modelo de desarrollo en el difícil camino de la reconstrucción. Esos avances se ven reflejados hoy en día en la calidad y variedad de sus industrias, en los niveles de producción, en el avance del sistema educativo, en la generación de trabajo, en el crecimiento y bienestar de su población, en el desarrollo del turismo, en su apertura económica al mundo y, sobre todo, en la alegría de su pueblo.

Reportero: ¿Podría compartir sus impresiones sobre el espíritu nacional, el patriotismo y la solidaridad del pueblo vietnamita a lo largo de su lucha histórica por la independencia?

Patricia: Estando en la ciudad de Hanói, en el año 2015, pregunté a unas amistades cuál era el proyecto de desarrollo de Vietnam. La respuesta fue “…nosotros los vietnamitas trabajamos para ser un país industrializado en el 2030 y desarrollado en el 2050…”, la precisión de esta síntesis me llevó a hacer la misma pregunta a distintas personas en distintos lugares, obteniendo respuestas similares; pero, para mi sorpresa, la frase siempre empezaba con “...nosotros los vietnamitas…”. Esta experiencia me sirvió para conocer ese espíritu de cuerpo que les permite actuar colectivamente, logrando objetivos comunes para el bienestar nacional; el mismo espíritu que los movió en su lucha contra la invasión norteamericana para conseguir su independencia, su libertad y su soberanía.

Con el mismo espíritu colectivo desarrollan su creatividad para innovar y encontrar soluciones novedosas a grandes problemas, siendo el mejor ejemplo, a mi entender, el desarrollo del proceso de renovación conocido como Doi Moi, que permitió los cambios necesarios para impulsar la economía del país en un camino de desarrollo sostenido que se hace cada día más evidente ante el mundo entero.

Su incorporación al mercado global con productos altamente competitivos y de calidad no ha disminuido su capacidad de solidaridad, cuyo mejor reflejo es el apoyo que desde el término de la guerra han entregado a Cuba con el envío de un porcentaje de la producción de cada una de sus cosechas de arroz.

Actualmente constituye un hecho de extraordinaria relevancia el aporte hacia Cuba para producir arroz con tecnología vietnamita adaptada al terreno de la isla. Cuba ha dispuesto tierras para ser explotadas en un proyecto que implementará nuevas técnicas de agricultura directamente en suelo cubano, en una escala que permitirá crecer en el futuro en base a la experiencia adquirida.

Hoy Vietnam brinda sus conocimientos tecnológicos al pueblo cubano, implementando en la isla, en una extensión de 1.000 hectáreas, un proceso de ensayo y adaptación para llegar a preparar la producción de arroz en un área de 5.000 hectáreas.

Han transformado la solidaridad en cooperación internacional con transferencia de conocimientos y adaptándose a los nuevos tiempos.   

Cincuenta años después de la victoria del 30 de abril, en la visión de una fiel amiga chilena - ảnh 4Ceremonia de inauguración de la exposición conjunta de obras donadas por niños y artistas de APECH. (Fotografía de cortesía de Patricia Abarzúa)

Reportero: ¿Cómo valora el papel de la cultura en la reconstrucción y el desarrollo de Vietnam tras la guerra, así como en su conexión con la comunidad internacional?

Patricia: En mi opinión, el gran avance en el proceso de reconstrucción y desarrollo de Vietnam está estrechamente vinculado a sus valores culturales tradicionales, los mismos que le han permitido combatir a los invasores de su tierra, sean estos japoneses, franceses o norteamericanos. El respeto a sus tradiciones y a sus ancestros, el deseo de defender el bien común con un sentido de unidad nacional, la profunda aspiración por ser independientes y soberanos, la voluntad decidida de construir un bienestar para todos, basado en un pueblo cada vez más educado y preparado para enfrentar los desafíos que van imponiendo los avances tecnológicos y las nuevas realidades mundiales. Estas y otras muchas características culturales son materia prima insustituible para el avance y desarrollo de una nación y Vietnam ha logrado hacer de esto el motor que pone al país, 50 años después de terminada la guerra, en un nivel de desarrollo que se observa y se estudia en muchas partes del mundo.

Reportero: Si tuviera que elegir una imagen o un valor cultural que represente de manera emblemática a Vietnam, ¿cuál sería y por qué?

Patricia: Elegir una sola imagen o un solo valor cultural es una tarea difícil. Vietnam está en el aroma de las distintas sopas Pho, en el sabor de los Nem, está en los sombreros que protegen las cabezas de campesinos y campesinas sembrando arroz y de los pescadores en la orilla de los ríos, o en la cabeza de niños montando un búfalo. Está en las calles entre miles de bicicletas y motos que se transforma en el primer comentario de cualquier visitante.

Vietnam está en su capacidad de manifestar gratitud a todas las personas y los pueblos del mundo que apoyaron su lucha de liberación. Está en el rescate y difusión de su historia lejana y su historia reciente, acompañada de los procesos de reconciliación con los pueblos que fueron sus agresores. Nuestra cultura occidental tiene mucho que aprender de estos procesos.

Está en las nuevas creaciones arquitectónicas de edificios, en los nuevos puentes sorprendentes y en el resguardo de sus descubrimientos arqueológicos, que están moviendo el turismo del mundo hacia tierras vietnamitas.

Pero sin duda, la imagen del presidente Ho Chi Minh y la frase “nada es más preciado que la independencia y la libertad” son la mejor síntesis de la cultura de un pueblo que crece, se desarrolla y se fotografía junto a los monumentos que representan la imagen del Tío Ho.

ReporteroGracias por su entrevista.
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