(VOVworld) – Los San Chi han preservado hasta el día de hoy sus manifestaciones artísticas tradicionales muy originales, entre ellas el canto “sinh ca”, que resalta por su romanticismo y su apego a la vida cotidiana. Tomando como inspiración la vida real, el “sinh ca” está presente en cada hogar y nutre el alma de cada uno de sus miembros. Pese a los impactos de la vida moderna, este arte sigue manteniendo una posición muy importante en la vida espiritual, de por sí rica, de esta comunidad étnica.
El grupo étnico San Chi dispone de un gran tesoro de cuentos, poesías, canciones populares y proverbios, pero se puede decir que el “sinh ca” es su actividad artística más especial. Se trata de coplas populares que entonan hombres y mujeres de modo alternativo. Pueden interpretarlas una tras otra, durante horas y con una pasión que pareciera que corriera por sus venas.
El intercambio con canciones "sinh ca" es una actividad cultural y una forma de comunicación muy peculiar de los San Chi
|
Los San Chi pueden cantar en cualquier momento sin importar si es día o noche. Una persona canta y la otra puede responderle en seguida con otra canción en cualquier lugar, sea en el mercado, el campo o en pleno camino. Cantan cuando visitan a un vecino, al encontrarse con amigos, o para animar el ambiente de una boda. Lo consideran una necesidad tan natural como el aire que respiran y un deleite especial. Es más, fascina a cualquier persona que lo escucha. En realidad, el “sinh ca” es una forma de comunicación de mucha riqueza cultural de los San Chi. De hecho, estos étnicos expresan sus sentimientos mediante letras sencillas pero emocionantes. No necesitan por lo tanto instrumentos musicales, sino su voz, para contar a los otros acerca de la vida que les rodea o sobre su vida misma. Al cantar, ellos y ellas disfrutan de la interpretación. Eso es lo que hace que este canto tenga un atractivo especial. Sin duda es una singular forma de comunicación mediante la música que muy pocos pueblos tienen. Lam Ho, un poblador San Chi, en Mong Cai, Quang Ninh, dice: “Las canciones han sido transmitidas por nuestros antepasados de generación en generación. Quien esté dispuesto a aprender y entrenarse, avanzará más. Ya cuando uno sabe de memoria las canciones, salen naturalmente.”
Los participantes en esta cita son jóvenes solteros que buscan escribir su propia historia idílica
|
Según la tradición, las sesiones de canto suelen durar de 5 a 7 noches, en las cuales entonan de 700 a mil canciones. Los participantes en estas citas deben ser ágiles y tener una alta concentración, para poder responder con rapidez a lo que cantan sus contrapartes. Las canciones no deben repetirse, esto quiere decir que las ya cantadas en una noche no pueden ser utilizadas en las otras. Este es un principio inalterable que las parejas participantes, deben acatar siempre. Las sesiones de “sinh ca” suelen comenzar a las 7 u 8 de la noche, duran hasta la mañana del día siguiente y prosiguen en otras noches. Cada grupo cuenta con un representante jefe, seleccionado por cantar bien, responder rápido y tener el don de hablar. Todos los participantes deben ser solteros, y no pertenecer a un mismo linaje, puesto que esta es la forma de intercambio amoroso para quienes aspiran a escribir una historia idílica propia. Las fiestas primaverales, el Año nuevo y las bodas son las ocasiones propicias para cantar el “sinh ca”. Hau Thanh Tinh, un residente San Chi en Mong Cai, dio a conocer: “Desde la antigüedad, los jóvenes en las fiestas o visitas a otras aldeas, cantan el “sinh ca” para intercambiar sentimientos y establecer relaciones para luego hacerse parejas o contraer matrimonio.”
Muchachos San Chi cantando coplas folclóricas de su pueblo en plena naturaleza
|
El “Sinh ca” es una actividad cultural libre, por lo que se puede cantar en cualquier lugar. Cuando un muchacho y una muchacha se encuentran y se quieren, pueden iniciar una sesión de canciones alternativas. Este es un hermoso rasgo cultural que refleja la armonía entre lo ritual y lo cotidiano en las bodas de los San Chi. Después de los intercambios amorosos en la pendiente de un monte, en las fiestas o bodas, se van formando parejas cuyo amor dará dulces frutos a través del casamiento, primera escala hacia la felicidad cultivada y nutrida por las canciones folclóricas muy particulares de su pueblo.