(VOVWORLD) - Para la etnia Ede, en los aguaderos siempre mora una divinidad que protege y gestiona la fuente de agua de la comunidad. Después de cada cosecha y antes de iniciar una nueva temporada de cultivo, los autóctonos realizan un ritual especial en gratitud a esa deidad por sus bendiciones a la comunidad. Además de ser una tradición espiritual, demuestra el respeto de los Ede al manantial que les trae ese líquido vital.
El ritual para pedir bendiciones para la familia de quien gestiona la fuente de agua de las aldeas de la etnia Ede |
Los sonidos de gongs y batintines animan el ambiente de la casa comunitaria de la aldea de Ky, en la ciudad de Buon Ma Thuot, provincia altiplana de Dak Lak. Este es el preludio del cumplimiento de los preparativos de una de las ceremonias más importantes del grupo étnico Ede. Es también un llamamiento a todos los pobladores a asistir al ritual, que normalmente se celebra en marzo.
El patriarca Y Bang Bya destacó: “La veneración a la deidad del agua es una hermosa tradición de nuestro pueblo desde tiempos muy remotos. La realizamos una vez cada año. Todos los aldeanos participan con entusiasmo y regocijo para mantener este legado cultural y además encontrarse, conversar sobre su vida e intercambiar experiencias en la producción agrícola”.
Según la tradición, cuando se establece una aldea, el o la que la gobierna, junto a sus hermanos, efectúan una ceremonia para pedir a los antepasados y las divinidades permitirles encontrar una nueva fuente de agua. Quien la halla es declarado por la comunidad responsable de ese aguadero. Y en los aniversarios de fundación del poblado, dicha persona se encarga de efectuar el ritual.
H’Rol H’Dok, administradora del aguadero de la aldea de Ky, dijo: “En nuestra aldea la familia H’Dok siempre se encarga de llevar a cabo el culto a la deidad del agua. Se puede hacer anualmente, o cada dos o tres años, en dependencia de las condiciones de los responsables de los aguaderos y cada poblado. El objetivo de esta ceremonia es pedir salud, felicidad, prosperidad a los aldeanos, así como bonanza de los cultivos. Particularmente para un linaje, se cree que mientras pueda efectuarse la solemnidad, sus miembros gozarán de las bendiciones de las deidades, buena salud, una vida cómoda y una economía próspera”.
Después de la ceremonia las chicas y mujeres llevan el agua a su aldea |
Entre los preparativos para el ritual, el patriarca o quien sea responsable de la gestión de la fuente de agua de la aldea asigna a los jóvenes la tarea de limpiar la zona en los alrededores del aguadero y reparar la vía que conduce al lugar. Mientras, las mujeres y las personas mayores se ocupan de la reorganización y la limpieza de las casas y los caminos de la aldea. Los pobladores también pueden aportar recursos materiales, comidas o licores a la ceremonia.
En esta solemnidad, se rendirá culto a las deidades y a los antepasados, al manantial y al responsable del aguadero aldeano. Para cada acto, se dedican ofrendas que incluyen un pollo o un cerdo, y una tinaja de aguardiente.
Primeramente se invita a los ancestros y a las divinidades a asistir a la ceremonia. Luego, todos los presentes van al aguadero, donde un mago lee una oración y rinde tributos a la deidad del agua para agradecerle y pedirle bendiciones. Las mujeres llevan el agua sacada de esa fuente a la casa comunal para verterlo en las tinajas de aguardiente a fin de que después todos lo disfruten con tubos de bambú.
Por último, cuando terminan el rito a favor del responsable del aguadero, prosigue la parte festiva entre los sonidos alegres de los gongs y batintines, y las risas de todos. H’Su Jue H’Dok, de la aldea de Ky, expresó: “Es la tercera vez que participo en esta ceremonia. Mi aldea todavía mantiene esta tradición, a través de la cual puedo conocer un poco más de mis raíces y la identidad cultural de mi pueblo, así como manifestar la gratitud a los que tienen el mérito de roturar la tierra y construir la aldea. Ahora, vivimos en una sociedad más moderna y aplicamos muchos adelantos científico-tecnológicos. Sin embargo, seguimos preservando los rasgos culturales particulares legados por los ancestros”.
Para los Ede, el culto a los aguaderos aldeanos no solo tiene un significado espiritual, sino que también transmite un mensaje sobre la necesidad de proteger el ambiente, los recursos forestales, la tierra y las fuentes hídricas, en pro de toda la comunidad.