Los Tay residentes en el poblado de Thai Hai mantienen relaciones muy estrechas y se ayudan mutuamente en la vida.

Una de las tradiciones ancestrales de la aldea de Thai Hai es el intercambio entre sus miembros. Los Tay que allí habitan trabajan juntos y comparten comidas en una gran casa, donde se llevan a cabo actividades comunitarias. No obstante, por la noche, cada aldeano duerme en su propia vivienda. Si un hijo o una hija se va a casar, o algún otro se prepara para irse a estudiar a la universidad, su familia siempre puede contar con el apoyo de los vecinos, desde el costo para el viaje, hasta ayudas económicas para el estudio y el alojamiento. En el poblado, unos se dedican a la producción de medicamentos. Otros, producen aguardiente o elaboran té…

A este respecto, la jefa de la aldea, Nguyen Thi Thanh Hai, explicó: “En la etnia Tay, los hermanos pueden vivir juntos, apoyándose siempre. Si uno es soltero puede ser cuidado por los hijos de sus hermanas o hermanos, sin ningún problema. Esa es una costumbre muy arraigada entre nosotros. Nos protegemos tanto dentro del hogar como en la comunidad. Entre nosotros hay expertos en la cría de búfalos o cerdos, mientras que otros son más resueltos en la comunicación social. Todos nos sentamos juntos para comer, compartir nuestras experiencias vitales y ofrecernos ayuda mutuamente, sin ningún tipo de discriminación”.

La aldea de Thai Hai fue trasladada desde An Toan Khu Dinh Hoa, una zona remota en la provincia de Thai Nguyen, con 30 palafitos, los cuales son casas típicas que se construyen sobre pilotes. Estas viviendas de casi cien años de antigüedad fueron instaladas en esta área de reasentamiento, con la misma estructura y las mismas funciones de siempre. Las familias Tay mantienen casi todos los instrumentos que usaban sus antepasados, como por ejemplo los molinos de agua para triturar arroz, las bandejas de madera sobre las que depositan la comida, las cestas de bambú tejido y los recipientes de bronce.

El pozo de la aldea de Thai Hai.

En cada hogar las personas mayores se encargan de enseñar a los descendientes a tocar el Dan Tinh (un tipo de laúd tradicional) y de interpretar el canto Then y otras coplas folclóricas de la etnia. Ma Thi Dang, una intérprete del canto Then, residente en la aldea de Thai Hai, dijo: “He enseñado a niños de tres generaciones de mi familia a tocar el Dan Tinh y a cantar el Then. Los chiquillos aprenden conmigo después de sus clases. Por eso, todos ya saben cantar y dominan muy bien ese instrumento”.

Los aldeanos se visten con trajes tradicionales de color índigo. Las mujeres lucen la gargantilla típica. Las casadas se ponen, además, un pañuelo para cubrir su cabello, un cinturón de color vistoso y una cadena de plata. Por su parte, los hombres llevan como accesorio una boina. Todos se comunican en su idioma.       

Las comidas de los autóctonos siguen siendo las mismas que consumían sus generaciones anteriores. El pastel banh gai y la carne de cerdo que cuelgan y ahúman en sus cocinas son unos de los platos típicos de esta etnia.

Los Tay en Thai Hai son muy hospitalarios. Un visitante, al llegar a la aldea, puede limpiarse la cara y lavarse las manos y los pies con el agua de un pozo cercano a la entrada del poblado. Después de tocar un cascabel de madera colgado en este mismo lugar, ya es considerado un miembro más de la aldea. Esta es una tradición muy arraigada dentro del grupo étnico minoritario de los Tay. Hoang Van Tay, un turista procedente de la provincia de Lang Son, comentó: “Al estar en Thai Hai, me siento como si me encontrara en una antigua aldea Tay. La gente local preserva muy bien su identidad cultural. Creo que este es el lugar idóneo para aprender a solidarizarnos y amarnos”.

De hecho, muchas personas, tanto nacionales como extranjeras, buscan visitar este lugar durante los fines de semana o vacaciones. De esta manera, los visitantes toman té o aguardiente con los aldeanos, mientras disfrutan las melodías del canto Then acompañados de los acordes del laúd Dan Tinh. Los viajeros también pueden presenciar rituales y festividades tradicionales, así como dormir en sus viejas casas sobre pilares. El desarrollo turístico ha proporcionado una fuente estable de ingresos para mejorar el nivel de vida de la población autóctona y contribuir a la preservación de su identidad cultural.  

Gracias a los logros obtenidos con estas labores, en 2018 la Zona de Preservación de la aldea de casas sobre pilotes de Thai Hai recibió un premio turístico de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean). Sin lugar a dudas, la aldea Thai Hai es un ejemplo exitoso de la movilización de recursos sociales hacia el fomento del turismo doméstico en combinación con la conservación de las tradiciones e identidades culturales para el resto de minorías étnicas de Vietnam.