Cartas que unen con amor el Norte y el Sur de Vietnam

(VOVworld) – En los momentos más encarnizados de la guerra y mientras el país permaneció dividido, numerosos hijos sobresalientes del Norte de Vietnam debieron dejar interrumpidos sus estudios y contener sus sentimientos familiares y amorosos para ir a reforzar el frente del sur, en aras de expulsar a los agresores extranjeros y sus lacayos y reunificar el país. Pese a que desconocían cuando finalizaría la guerra y a la distancia geográfica que los separaba, los que se marcharon al frente y los que se quedaban en la retaguardia, mantenían la comunicación a través de las cartas. Estas no solo cuentan historias de un amor profundo y lleno de ideales de esos jóvenes hacia su familia o hacia su pareja, sino que se las consideran como un libro de memorias o documentales muy vívidos sobre aquellos tiempos. Nos referimos en este espacio a miles de cartas de la pareja de médicos, Nguyen Van Ich y Vu Thi Nhu Hien, que intercambiaron de 1962 a 1975.

En el pequeño apartamento del viejo edificio Nam Dong, distrito Dong Da, Hanoi, los médicos Nguyen Van Ich y Vu Thị Nhu Hien, ya en la avanzada edad, recuerdan con una emoción refrescante sobre tiempos de la guerra. Revisando los recuerdos del pasado, el señor Nguyen Van Ich contó que en aquel entonces, la lucha por la liberación del Sur y reunificación de la Patria se convirtió en una tarea sagrada de todo el pueblo vietnamita. En 1962, él partió con rumbo Sur, dejando en su tierra natal a su vieja madre, su trabajadora esposa y sus tres hijos inocentes. “Como todos los jóvenes en esos momentos, me dispuse a partir al frente del Sur respondiendo a las demandas de la lucha por la independencia y liberación nacional. Tanto yo como mi esposa, nos alentábamos el uno a la otra para cumplir juntos la tarea y prometemos volver a vernos en una cercana fecha de la reunificación del país. Me atrevía a sacrificar todo por ese día.”

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Los médicos Nguyen Van Ich y Vu Thị Nhu Hien, ya en la avanzada edad,
recuerdan las memorías con las cartas 


Así, tras tomarnos una foto juntos, el medico Van Ich se marchó, y desde entonces pasó por un largo tiempo de separación. En el reverso de la instantánea, se leen líneas breves pero llenas de sentimientos que la joven esposa escribió a su esposo: “Que cumplas la tarea gloriosa. Espero tu regreso, al igual que tus hijos, mi amor”. La señora Nhu Hien dijo que en la noche que debió abandonar su esposo la casa, ambos no pudieron dormir. Prepararon juntos las cosas más necesarias para el viaje, y abrigaron la esperanza y la confianza en el día de la reunificación nacional, aunque no sabían cuando, si serían en 5 o 10 años, o aún más. Nadie sabía tampoco si él podría regresar con vida de donde la muerte siempre acechaba. Expresó la mujer: “Como esposa me preocupaba mucho, lo extrañaba y en mi interior libraba una lucha tremenda pues no quería perderlo. Pero si no hubieran personas como mi marido, cómo podíamos lograr la reunificación nacional.”

En las dos partes del país, mientras el medico Nguyen Van Ich luchaba para mantener la vida de muchos soldados heridos y enfermos, su esposa Vu Thi Nhu Hien atendía a la madre de él y los pequeños hijos y se sumaba a la vez junto al pueblo del Norte a la tarea de suministrar víveres y municiones al frente del Sur. Entonces, las cartas fueron la única manera de comunicación que nutría su ardiente amor. La correspondencia fue para ellos una forma de informarse de que todavía seguía con vida. Se enviaron de dos a cuatro misivas mensualmente. Las cartas que procedían del frente eran líneas llenas de optimismo y confianza en la revolución y la cercana reunificación del país. Nguyen Van Ich recordó: “En el frente de batalla, en los años 1969 y 1970 enfrentábamos innumerables dificultades y tremendas penurias, mientras debíamos atender a muchos soldados heridos y enfermos, pero hacíamos todo lo posible para superarlas.”

Repasando la correspondencia del pasado, la señora Hien dijo que no todas las cartas del frente a la retaguardia y viceversa podían llegar a su destinatario. Las cartas cargadas por los soldados que servían de correos sobrepasando montes y atravesando arroyos de la cordillera de Truong Son, bajo lluvias de balas y bombas del enemigo, están impregnadas de su sudor y sangre. Muchas se perdían. Por eso, cada vez que tardaban en llegar, ella moría de temor y preocupación. El miedo parecía un acompañante permanente para ella desde que se marchara su esposo al frente de combate. Durante 14 años, o más de 5 mil días, vivía con inquietudes constantes, añoranza y en larga espera. Y al final, llegaron las buenas noticias sobre la liberación total del Sur y la reunificación del país. El médico con su mochila desteñida regresó a Hanoi para reunir con su familia. Nunca la señora Hien olvida esos instantes de reencuentro. “Mi marido se hacía un soldado viejo, pero la paz ya tornaba al país. Ese día nos reunimos en la comida y conversamos muchísimo. Nos sentimos muy felices y plenos.”

La guerra ya quedó muy atrás, pero se conservan los objetos de la guerra, entre ellos las cartas de amor. De las miles de cartas que se escribieron, 300 fueron donadas al Museo de Historia Militar de Vietnam, para dar a entender a las generaciones actuales y posteriores los sacrificios de sus antepasados, quienes dedicaron su juventud y sacrificaron su propia felicidad para reconquistar la paz y la liberación del país.

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