(VOVworld) - El hábito de rendir culto a la madre y “hau dong” (entrar en trance) son actos de la creencia popular y forman parte de los valores culturales espirituales tradicionales de los vietnamitas. Particularmente el “hau dong” es el arte de la presentación sintética compuesta por la música, el canto y la danza. A través del tiempo, estas prácticas religiosas han llegado hasta hoy como un museo vivo de tradición cultural vietnamita. Con sus valores culturales singulares, Vietnam está preparando el expediente para que la UNESCO lo examine y reconozca como patrimonio cultural intangible en 2013.
Venerar a la Madre es una costumbre existente en Vietnam desde tiempos primitivos, originada en la adoración a los ángeles, representantes de la naturaleza como la Madre de la tierra, la Madre del agua y la Madre del arroz. Posteriormente el pueblo veneró a las heroínas, princesas, reinas o la creadora de una aldea de oficio considerada como la Santa Madre. Ella era un ángel que tenía poderes misteriosos, generosa y cercana a la vida espiritual del pueblo. El profesor, doctor Ngo Duc Thinh, exjefe del Instituto de Investigación de Cultura Popular consideró: “El credo de la Madre es rendir culto a un ángel y santa a la vez que en la imaginación del pueblo fue quien creó y dirigió el universo, protegió y trajo a los seres humanos 3 cosas esenciales: La salud, el dinero y el privilegio. Esta creencia no presta atención a los hombres después de su muerte (alma) y solo dedica atención a lo existente del hombre en vida. Quizás mientras más moderna es la sociedad, más se desarrolla esta religión, ya que la salud, la riqueza y la fama son necesarias para todo el mundo”.
Rendir culto a la Madre, un rasgo cultural peculiar de Vietnam
Según la creencia popular, el universo se dividió en 3 regiones correspondientes a 3 palacios o 4 regiones correspondientes a 4 palacios caracterizados por los colores. Estos son Thien Phu (cielo rojo), Dia phu (tierra amarilla) y Thoai Phu (agua blanca). Por ello, en las pagodas y templos siempre hay un altar de la Santa Madre. Sin embargo, en la conciencia humana, esta persona representa a 3 o 4 ángeles para dirigir las distintas partes del universo. Por ende, la Madre es representante de la Santa homónima, símbolo inmortal en el alma de los vietnamitas. Especialmente las formalidades de veneración han generado un arte escénico espiritual llamado “hau dong”- una forma de mediunidad. Entrar en estado hipnótico se ha convertido en un importante rito que creó el Chau van, canto al servicio del chamanismo coordinado con la música y la coreografía.
Una hechicera que asume el papel de intermediario entre los vivos
y el mundo espiritual
Generalmente el “hau dong” se celebra en pagodas y templos en un ambiente solemne y lleno de colorido espiritual. La preparación del acto supersticioso fue primoroso con ofrendas expuestas a la vista y luces eléctricas brillantes, creando un espacio misterioso y espléndido. Los rituales acompañados por sonidos altos y bajos de instrumentos musicales y castañuelas atraen a muchos visitantes. En esencia, la mediunidad consiste en emplear el cuerpo del hechicero o hechicera para pedir fortuna y salud. El mago se maquilla como mujer llamado “tío” y la bruja es nombrada “tía”. Generalmente de 2 a 4 personas preparan uniformes de gala para los fascinadores. En cada ritual intervienen varios brujos y cada uno tiene su pertenencia correspondiente como vestido, pañuelo, bandera y abanico. Entre la música y el canto ceremoniales el santiguador se camufla de general, alto mandarín o muchacha bailando. Generalmente, este baila con bandera, espada y sable mientras la seductora lo hace con abanico y pañuelo. Los nigromantes parecen actores encarnados de personajes históricos. La artista Lien que participó en dicha ceremonia opinó:
“Trabajé en el Teatro de Danza y Drama, y tomé parte en muchas obras, sin embargo al asistir al rito, tengo la sensación de que cada sortilegio se muestra como personaje de una obra dramática. Por ejemplo, hubo un espectáculo en que el señor Hoang Muoi combatió a los enemigos del Este, Oeste, Sur y Norte etc”...
El rito de mediunidad se prepara con abundantes ofrendas y luces brillantes
Y no puede faltar un grupo musical especial
A través de los ensalmadores, los santos adquirieron rangos históricos y venerados como eméritos de la tierra natal y pueblo. Esto también es un tesoro de mitos y leyendas sobre los espíritus de transmisión oral, acompañados por la música, danza y las diferentes formas decorativas y arquitectónicas. Hasta el momento, numerosos investigadores de culturas nacionales e internacionales consideraron que la adoración a la Madre y el “hau dong” representan los nobles valores culturales vietnamitas, la excelencia y el símbolo de la fuerza comunitaria, la creatividad y el desarrollo incesante del pueblo vietnamita. Con esos valores característicos el culto de la Madre y el “hau dong” reúnen suficientes condiciones para que la UNESCO lo examine y reconozca como patrimonio cultural intangible de la humanidad./.