Pasados los días de lluvia e inundaciones, el Parque de las Esculturas de Hoi An, en la provincia de Quang Nam, vuelve a ser concurrido, sobre todo en el espacio donde presentan el “Bai choi”. En un recipiente cilíndrico de bambú colocado en su centro, se ponen unas tablillas de madera (cartas). Bajo el atronador sonido de los tambores, la animadora Vo Thi Phuong Hoai estimula a los visitantes a sumarse a este juego popular: “Pueden participar en el juego después de escuchar a los “hieu” cantar melodías folclóricas de la tierra de Quang Nam. Los partidos duran de cinco a siete minutos. En cada tablilla se escriben tres palabras distintas. Quien tenga tres será ganador”.

El nombre de esta práctica de entretenimiento tradicional se debe a que los participantes juegan en 8 o 10 casetas de bambú ubicadas en dos filas opuestas, más una del hombre o la mujer que simboliza el alma de los partidos (hieu). Las 32 cartas son divididas por igual para cada uno de esos 10 jugadores, salvo las restantes dos. El que dirige el juego también cuenta con 32 tablillas guardadas en otro recipiente colgado lo suficientemente alto en un palo para que el “hieu” no pueda ver las letras pero sí sacarlas. Entonces, cada vez que toma una, este entona parte de una canción para que los 10 participantes vaticinen qué carta tiene el hombre. Quien tiene una tabilla igual que la del “hieu” grita “La tengo”. Entonces, uno disfrazado de soldado real se le acerca para entregarle un banderín a cambio de su carta. Cuando alguien gana las tres tablillas, termina el juego.

De esta forma, la práctica satisface tanto las demandas de diversión como el disfrute artístico de la comunidad. Existen dos variantes principales: los juegos de “bai choi” y los espectáculos de “bai choi”. En realidad, esta es una expresión artística muy variada que combina música, poesía, teatro, pintura y literatura. Las historias transmitidas son lecciones morales que demuestran el amor a la tierra natal y a la Patria, las relaciones comunitarias estrechas y las preciadas experiencias en la producción y la vida del pueblo. Los actores y sus familias desempeñan un papel esencial en la salvaguardia de esta práctica cultural especial, enseñando a los más jóvenes los repertorios de canciones, las técnicas de canto e interpretación teatral, y los métodos de fabricación de cartas. Por otra parte, el reconocimiento del “bai choi” como patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad plantea requerimientos más altos para su protección. Phung Tan Dong, un experto en este arte, en Hoi An, opinó: “El “bai choi” enaltecido por la Unesco como patrimonio representativo de la Humanidad representa un orgullo tremendo para la región central, en particular, y para el país, en general. Ahora, su preservación necesita políticas a nivel nacional, no local, para que sus valores puedan perdurar con el tiempo y además ser propagadas aún más entre la población. Esto es muy importante. Mientras, la formación de una nueva generación de actores que dominan este arte y la sensibilización de un público que sienta afición a su manifestación también resulta trascendental”.

En los últimos años, junto a los organismos de gestión estatal y a la comunidad, los artistas del “bai choi” han creado unas 90 compañías, equipos y clubs de “bài chòi” para practicar y transmitir este elemento del patrimonio cultural que atrae a un público numeroso. La ciudad de Hoi An es una localidad pionera en la introducción de este arte en el programa de enseñanza y práctica en las escuelas. Al respecto, Tran Dinh Chau, vicedirector del Centro de Cultura y Deporte de esa urbe destacó: “Durante más de 15 años últimos, hemos enseñado a los alumnos locales a practicar este arte en las horas extras de clase. Muchos han realizado progresos notables en su interpretación del “bai choi” y se han convertido en artistas favoritos. También abrimos varios cursos para impartir el canto del “bai choi”. Por eso, cada vez más personas conocen y gustan de este arte, incluidos los jóvenes”.

Sin lugar a dudas, el reconocimiento del arte original del centro vietnamita como patrimonio representativo mundial continuará estimulando el diálogo entre las comunidades, los colectivos y los particulares sobre los conocimientos y las técnicas de jugar el “bai choi” o presentarlo en escenario, en aras de su preservación y promoción.