(VOVworld) – El pequeño poblado de Hanh Thien, situado en la provincia norteña de Nam Dinh fue fundada hace más de 600 años. Es famosa por la tradición estudiosa de sus habitantes con un gran número de académicos, pero también por los valores arquitectónicos especiales sintetizados durante su historia gracias a la inteligencia y la larga visión de sus fundadores hace siglos atrás.
El villorrio de Hanh Thien se encuentra a una hora en coche de Nam Dinh, capital de la provincia homónima. Bordeada por los ríos Rojo y Ninh Co, la aldea tiene la forma de una carpa cuya cabeza se dirige al mar, mientras en su cuerpo se ubican sus pobladores. Cuenta con 14 caseríos, cada uno a 60 metros de distancia justamente.
La cabeza de la carpa alberga el templo en veneración al genio tutelar, así como el pozo de la aldea, considerado como los ojos del pez.
En el vientre de la carpa están el ayuntamiento, la casa comunal dedicada al fundador del pueblo y el mercado local.
En el lugar que supone la cola del pez se halla la entrada de la aldea, donde hay dos pagodas entre ellas la denominada Keo Hanh Thien, hermana gemela del célebre templo budista que se encuentra en la vecina provincia de Thai Binh.
La planificación de la localidad, desde su aspecto físico hasta la organización de sus principales vías de comunicación fue pensada racionalmente por los antepasados, valoró el doctor Pham Hung Cuong, encargado del Departamento de Arquitectura de la Universidad de Ingeniería Civil. Este explicó: “Sabemos que a cada pueblo le tomó de unos treinta o incluso cincuenta años establecerse. Por esta razón, en la mayoría de las aldeas en el delta del río Rojo, las calles se formaron progresivamente, como esqueletos de peces. Pero en Hanh Thien, su diseño pareció ser premeditado desde el principio”.
Antes, todas las casas miraban al sureste, y según revelaron expertos en arquitectura, esa dirección es muy buena para la salud humana, lo cual demuestra que desde tiempos remotos los habitantes de Hanh Thien ya concedían mucha importancia a su entorno de vida.
El poblado está rodeado por un canal artificial sobre el cual se construyeron pasos elevados, con una planificación científica. El profesor adjunto y doctor Pham Hung Cuong dio a conocer al respecto: “Las zanjas fueron cavadas alrededor de la aldea para evacuar el agua hacia el canal. Sustituyen a los tanques en el casco urbano. Este sistema facilita la entrada y salida natural de agua y nunca ha causado ningún problema hasta la fecha”.
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Caminar a lo largo de las orillas del referido canal suscita paz y serenidad. Al contemplar la ubicación de las viviendas y vías de transporte del lugar, podemos apreciar la larga visión de los antiguos habitantes de Hanh Thien. Sus espacios, paisaje, planificación y arquitectura son realmente una valiosa herencia, como lo expresó Le Thi Luyen, estudiante de tercer año en la Universidad Politécnica de Hanoi en su reciente recorrido por esta localidad. “Esta es la primera vez que visito la aldea de Hanh Thien. Me sorprendí gratamente al descubrir sus calles y casas seculares. Para mí ha sido una rica experiencia”.
El centenario villorrio es un testimonio extraordinario del ingenio de los lugareños en la construcción de su propio pueblo y hogar. Las casas y carreteras rectas impecablemente planificadas, así como las hileras de sauces en las dos riberas del canal que rodea este pueblo, otorgan a sus habitantes un paisaje y un ambiente muy dignos de vivir.