Nam Yet, isla de cocos

(VOVworld) – Situada al Norte del archipiélago de Truong Sa (Spratly), la isla de Nam Yet, en el  distrito de Truong Sa, en la provincia de Khanh Hoa, es llamada cariñosamente como la “Isla de los cocoteros”. Desde lejos se ve este territorio insular como una cinta de seda verde emergida del mar con plantas frondosas resistentes al sol y viento marítimos.

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Nam Yet configura un óvalo de unos 600 metros de largo y 200 de ancho, tendida en la dirección Este-Oeste. Aquí crecen numerosas plantas simbólicas de los islotes emergentes de Truong Sa. Sin embargo, el almendro de fruto cuadrado y los árboles phong ba (tempestad) y tra se desarrollan más gracias al ambiente natural favorable. El teniente coronel Phan Van Dich, subjefe de logística de la brigada l46, quien trabajó aquí hace cerca de 30 años, dijo que en ninguna isla de Truong Sa los cocos crecen tan rápidamente y dan muchas frutas como en Nam Yet. Los árboles seculares fueron cortados para que los recién cultivados crezcan, evitando el peligro para los cuadros, combatientes y el pueblo en la estación lluviosa y ciclónica. “Vemos muchos cocoteros altos en la isla. Según los ancianos, estos fueron traidos de tierra firme. Posteriormente numerosas especies de cocos fueron cultivadas en filas y huertos de apreciable belleza. Cada vez que llego aquí para trabajar veo que estas plantas se desarrollan más cada día Actualmente preparamos posturas para regalar a otras islas del archipiélago de Truong Sa.”

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Es difícil contar todos los cocos en Nam Yet, ya que  son cultivados y atendidos por los soldados y el pueblo como las flores y peces ornamentales en tierra firme.  El teniente coronel Nguyen Van Tam, comisario político del conjunto  insular Uno de Nam Yet, dio a conocer que se presta mucha atención al desarrollo de esta planta. Respecto a los cocoteros altos y difíciles de trepar, se deja que sus frutos  envejezcan y sequen. Después de caerse, se aprovechan en los semilleros y en huertos cuando tienen 30 centímetros de altura. Anualmente los cuadros y combatientes en la isla trasplantan cocos en dos ocasiones: por la Fiesta del Cultivo de Árboles y cuando los soldados cumplen su servicio  y se despiden del territorio insular para regresar a tierra firme. “He trabajado aquí dos veces por más de dos años, y cultivado 6 cocoteros. Nuestro grupo de islotes acabó de sementar otras l4 plantas. La atención a cocoteros es un largo proceso. Aunque estos necesitan poca agua, se debe desyerbar y quitar las hojas viejas. Después se pone un pequeño paquete de sal en su copa para que la planta dé más frutas y resista a las plagas.”

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La resistencia del cocotero de Nam Yet a los embates del  sol y el  viento, sobre todo, las tempestades marítimas, es muy buena. Este árbol da frutas casi todo el año, sobre todo en la estación seca. Cada cocotero tiene de 2 a 4 racimos. El mayor Bui Van Thanh, comisario político del conjunto de islas 3, reveló: “Nuestra unidad tiene unos l00 cocoteros, entre estos 50 han dado frutos. Anualmente en ocasión del Año Nuevo y efemérides recogemos los frutos. En los últimos años, gracias a la buena atención, los árboles dieron muchos frutos y en la bandeja de frutas del Año Nuevo siempre hubo el coco de la isla.”

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Los productos derivados del coco han sido empleados eficientemente por los cuadros y combatientes del ejército. Las hojas fueron usadas para cubrir los huertos de vegetales y establos de animales domésticos. Numerosos soldados en la isla emplearon los cascos de coco secos como cazos para sacar agua o los adornaron con caracoles marítimos como regalos para sus familiares en tierra firme. El teniente coronel Tran Dinh Hoa, subcomisario político de la isla de Nam Yet, apuntó: “Determinamos que el coco suministra el jugo y alimento a los cuadros y combatientes, por ello atendemos frecuentemente  que se desarrolle y dé frutos. Además, sombrea y cubre de verde la isla, en especial resiste a la rigidez isleña y marítima. Esta planta es la imagen del pueblo vietnamita y reafirma la soberanía nacional en el territorio insular.”

Al tomar el jugo de coco de Nam Yet, los visitantes perciben su dulzura y frescura. Sin embargo, parece que éste se mezcla con la salobridad del mar y sudor de los cuadros, combatientes y el pueblo, los cultivadores de la planta. En el sol y viento de Truong Sa, los cocoteros se yerguen, embellecen a la isla, retan a la naturaleza y la ira del mar, acompañando a los soldados que están defendiendo día y noche la soberanía marítima e isleña de su Patria.   

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