(VOVworld) - Hue no solo se ha hecho famosa por los palacios y tumbas pertenecientes antiguamente a los reyes Nguyen, por las pagodas, iglesias y templos clásicos, sino que es una tierra de paisajes llamativos y muy atractivos. La Montaña Ngu y el Río Huong son dos lugares muy bonitos de la antigua ciudadela imperial que han estado en la vida cultural de los lugareños y en la memoria de los vietnamitas desde el siglo XVIII hasta la fecha.

Para los residentes de Hue, la belleza de la ex capital real se debe precisamente al Río Huong. Esta corriente fluvial de 80 kilómetros de largo empieza en la cordillera majestuosa de Truong Son, serpentea bosques y montañas ininterrumpidamente, pasa por la urbe y la ciénaga de Tam Giang antes de salir al mar en Thuan An. Antes de llevar el nombre del Río Huong, esta se llamaba Linh Giang, Thien Tra dai giang, Huong Tra, Lo Dung, Dinh y Yen Luc. El investigador de la cultura de Hue, Phan Thuan An dio a conocer: “En cuanto al nombre del Río Huong hay numerosas suposiciones diferentes, pero me inclino a la hipótesis de que este procede de Huong Tra, ya que cualquier riachuelo lleva el nombre de pila de una zona. Anteriormente Phu Xuan-Hue pertenecía a la tierra de Huong Tra, una cuenca por donde pasaba el afluente. Por eso, se empleaba el nombre de este distrito para denominarlo. Al principio se llamaba Río Huong Tra y posteriormente lo decían más corto: Río Huong.”

Otra explicación relativa a la denominación del Río Huong (perfume) consiste en que en el pasado esta corriente atravesaba bosques de plantas aromáticas y cuando pasaba la ciudad, llevaba el agradable olor de sus hierbas y plantas.

El delta tiene una belleza misteriosa y poética. Al sentarse en embarcaciones, los visitantes pueden contemplar el panorama de la ciudadela imperial con antiguas construcciones, los puentes Da Vien, Phu Xuan y Truong Tien, la tumba del rey Minh Mang, el palacio de Hon Chen y la pagoda de Thien Mu. Especialmente pueden llegar a la playa de Thuan An para bañarse o probar sabrosos mariscos.

Generalmente por la noche, los turistas nacionales y extranjeros eligen el paseo en barco para escuchar los cantos de Hue. Entre el cielo y el agua las melodías populares y las barcarolas de esta tierra relajan a los excursionistas.

Junto al río Huong, la Montaña Ngu Binh (mampara) es un regalo inapreciable del Creador. Estos dos destinos crearon la belleza poética y se convirtieron desde hace tiempo en símbolos naturales de la urbe. Ngu Binh o Bang Son y Binh Son, es un monte en forma de trapecio de 105 metros de altura, parecido a un biombo. En sus dos lados, hay 2 lomas de tierra Ta Phu y Huu Bat. Según los investigadores de historia, anteriormente los reyes y señores ordenaban cultivar pinos desde el pie hasta la cima de la montaña, creando un inmenso verdor durante todo el año. Los montes Ngu Binh, Ta Phu y Huu Bat parecen un fénix que extiende sus alas, protegiendo los palacios reales. Numerosos escritores y poetas consideraban este lugar como parada para contemplar paisajes naturales maravillosos. Hoang Bich Hanh, guía de la agencia de viajes Sinhcafe Tourist, dijo: “Cuando el cielo está despejado, desde la cumbre de la montaña Ngu Binh se puede ver el panorama de la ciudad con palacios lujosos, pagodas clásicas y apacible el Río Huong. Las lomas, bosques de pinos y amplias llanuras de los distritos Huong Thuy, Phu Vang y Huong Tra conforman una pintura hermosa. A lo lejos  está la cordillera sucesiva de Truong Son entre las nubes. Al visitar este monte, es necesario llevar los prismáticos para observar sus vistas majestuosas.”

La belleza del Monte Ngu Binh no reside solo en su feng-shui que protege la ciudadela real de Hue, sino también su cercanía a los lugareños que lo consideran como un mirador de visita. Desde arriba los viajeros pueden contemplar toda la excapital imperial.

Con la topografía privilegiada por la naturaleza como tal, el Río Huong y la Montaña Ngu no solo son ricos recursos turísticos, sino lugares que nutren la vida espiritual de los pobladores de Hue. Quizás estos sitios hacen que la urbe sea más fascinante y poética, no solo a los ojos de los habitantes urbanos, sino de los excursionistas de todas partes que la visitan.