(VOVWORLD) - La Conferencia Internacional sobre el Futuro de Asia se celebra el 30 y el 31 de mayo en Tokio, capital de Japón. Además de las autoridades locales, la cita reúne a los líderes de otros siete países del continente. Uno de los temas principales que se abordará en el foro es la tensión comercial entre Estados Unidos y China, con continuas medidas arancelarias aplicadas por ambas partes, lo que ejerce influencias tanto positivas como negativas en la región.
Los delegados extranjeros a este foro organizado por la Corporación Nikkei incluyen al presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte; los primeros ministros Mahathir Mohamad, de Malasia; Sheikh Hasina, de Bangladés; Hun Sen, de Camboya; Thongloun Sisoulith, de Laos; y los vicejefes de Gobierno de Singapur y Vietnam, Heng Swee Keat y Pham Binh Minh, respectivamente.
Impactos multidireccionales
Últimamente, las perspectivas del crecimiento de la economía mundial en general y de Asia en particular han sido afectadas por varios factores, incluido el conflicto comercial entre Estados Unidos y China.
Después de imponer Washington y Beijing nuevas tarifas a gran parte de sus respectivas importaciones, analistas estimaron que los centros de producción a bajos costos de Asia se beneficiarán de este litigio cuando las empresas transnacionales busquen trasladar sus instalaciones de China, considerada “la fábrica del mundo” durante años. De esta manera, se impulsará la producción en muchas naciones del continente.
En realidad, en los últimos tiempos, numerosas empresas han desplazado sus establecimientos de producción del territorio chino a otros mercados como Vietnam, Camboya, la India e Indonesia. Esta tendencia parece acelerar más a medida que se refuerza la guerra comercial entre las dos primeras potencias mundiales. Se puede mencionar la marca de reloj Casio y la compañía de impresoras Ricoh, de Japón, que confirmaron recientemente el traslado de operaciones a Tailandia. Steve Madden, la sociedad de zapatos de Estados Unidos, también anunció su plan de desplazarse hacia Camboya. De igual modo, otras marcas como la de zapatillas Brooks Running, de lavadora Haier y de medias Jasan, suministradoras de productos a las corporaciones de moda deportiva importantes como Adidas, Puma, New Balance y Fila, optaron por instalar sus fábricas en Vietnam.
Los resultados de una encuesta de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en China, publicados este mes, arrojaron que más del 40% de las compañías estadounidenses activas en el gigante asiático proyectan o ya han realizado el desplazamiento de sus instalaciones a otros países, principalmente de la región del Sudeste Asiático.
Obviamente, varias naciones de este continente pueden sacar provecho de esta nueva ola de redistribución productiva. No obstante, otras encaran impactos negativos y posiblemente las más perjudicadas sean las consideradas como “tigres asiáticos”. Las economías que dependen mucho del trasiego comercial y el transbordo como Singapur y Hong Kong, o las economías de alto nivel de desarrollo económico como Corea del Sur y Japón se verían muy impactadas. La mano de obra de alto precio es una de las razones por las cuales no podrían ser elegidos como destinos para las compañías extranjeras interesadas en retirarse de China. Mientras, las dificultades en la cadena de suministro, los desafíos en cuanto a infraestructuras y la carencia de tierras en los mercados menos desarrollados son también unos de los muchos problemas que debe enfrentar el continente asiático.
Papel de guía de Japón y Asean
¿Cómo hacer para captar inversiones, evitar la reducción de las exportaciones en la región y garantizar el crecimiento inclusivo frente a los impactos de la guerra comercial entre China y Estados Unidos? Es una cuestión común de varios países asiáticos.
En los últimos tiempos, Japón se ha reafirmado como un actor principal de la integración continental, lo que se refleja en su papel activo en la firma del Acuerdo Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico (CPTPP) y el impulso a las negociaciones de un Tratado de Libre Comercio entre China, Japón y Corea del Sur y el Acuerdo de Asociación Integral Regional (RCEP). Para eludir las influencias negativas de las tensiones comerciales entre las dos primeras potencias mundiales, Tokio ha aplicado con agilidad varias medidas destinadas a responder a las presiones de Washington en las negociaciones con el país norteamericano sobre la industria automotriz y la agricultura. Además, acelera los diálogos acerca de un Acuerdo de Comercio de Bienes con el objetivo de reajustar la barrera arancelaria.
Mientras, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), con sus 10 miembros, goza de grandes ventajas para ser motor del crecimiento de la economía regional. La Cuarta Revolución Industrial está cambiando todo y la agrupación trabaja en estrecha colaboración para una mayor conectividad infraestructural y en la transferencia tecnológica para aprovechar las mejores oportunidades que les brinda la cadena de suministro global.
En este contexto, el foro sobre el futuro de Asia en Japón es una ocasión para que los líderes debatan las medidas destinadas a ayudar a los diseñadores de políticas en la región a garantizar el objetivo de crecimiento inclusivo con una mayor adaptabilidad a los desafíos exteriores.