La Conferencia de Seguridad de Múnich. (Fuente: securityconference)

El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, al intervenir en la Conferencia de Seguridad de Múnich en marzo pasado, estimó que el mundo se encontraba en el momento de mayor polarización en 75 años. Esta situación, según él, representa grandes escollos para la paz mundial.

Aumentan riesgos de conflictos

Más de cinco meses después de emitida esta estimación del jefe de la máxima organización internacional, el contexto de la paz y la seguridad en el orbe no mejora. Los dos mayores conflictos en este momento, uno en Ucrania y otro en la Franja de Gaza, continúan prolongándose, con peligrosas escaladas, mientras que las negociaciones diplomáticas aún enfrentan estancamientos.

En particular, las confrontaciones entre el ejército israelí y el movimiento islámico palestino Hamás corren el riesgo de generalizarse. En los últimos meses los ataques de represalias mutuas entre Israel e Irán y las fuerzas de Hezbolá en el Líbano han cruzado “líneas rojas” establecidas implícitamente por las partes durante años una y otra vez, y corren el riesgo de convertirse en una guerra generalizada en toda la región de Oriente Medio.  

Mientras tanto, en África, la guerra civil en Sudán desde abril de 2023 está convirtiendo a esta nación en un punto de peor crisis humanitaria del planeta, cuando el 54% de su población de 50 millones de habitantes se enfrentan a una preocupante hambruna y más de 10 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares para huir de la guerra. Los latentes conflictos se registran o aumentan en África Occidental y el Sahel, debido a la reaparición y reforzamiento de las ramas de la organización terrorista Estado Islámico (ISIS) o en el Noreste de Asia, con una península coreana siempre en situación tensa y compleja.  

El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, en la conferencia de prensa sobre nuevas políticas de la ONU en Nueva York, el 20 de julio de 2023. (Foto: Xinhua/VNA)

En el contexto del deterioro del entorno de seguridad internacional, el 21 de agosto, el Consejo de Seguridad de la ONU celebró una reunión de alto nivel para abordar la elaboración de una nueva agenda sobre la prevención de conflictos regionales y nacionales. Elizabeth Spehar, asistente del Secretario General de la ONU a cargo de Asuntos Políticos y Establecimiento de la Paz, expresó: “La paz es el propósito primordial de la ONU. El establecimiento y el mantenimiento de la paz son fundamentales para la labor del Consejo de Seguridad y de las Naciones Unidas, pero el número de conflictos en el mundo ha llegado al nivel más alto en décadas, causando dolores inimaginables, destruyendo economías y robando a comunidades su futuro”.

A pesar de las críticas y el escepticismo sobre la capacidad de la ONU y el Consejo de Seguridad para garantizar la paz y la seguridad internacionales, este organismo ha desempeñado un papel clave en el desarrollo y la implementación de mecanismos de paz. En Oriente Medio, ante el riesgo de que el conflicto entre Israel y las fuerzas de Hezbolá en el Líbano se convierta en una guerra generalizada, el 28 de agosto, el Consejo de Seguridad decidió prorrogar el mandato de la Fuerza Provisional de la ONU para el Líbano (FPNUL) por un año más.

El primer jefe adjunto de la misión de Rusia ante la ONU, Dmitry Polyanskiy. (Foto: AP)

Esta decisión recibió un inédito apoyo de todos los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, incluidos los países que mantienen alguna oposición a este organismo, especialmente de los miembros permanentes con poder de veto (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Rusia, China). Según el primer jefe adjunto de la misión de Rusia ante la ONU, Dmitry Polyanskiy, la FPNUL desempeña un papel clave en este momento para evitar que las partes en Israel y Líbano crucen la línea roja en la Línea Azul, que es la demarcación entre dichos dos países y los Altos del Golán, de acuerdo con una resolución de la ONU en 2000.

Retos en encontrar recursos

Los esfuerzos de la ONU destinados a mantener el ambiente pacífico en el mundo se encuentran en un momento de tremendo atolladero. Por un lado, el retorno de formas de competencia estratégica entre grandes potencias, como la Guerra Fría, erosiona el viejo orden mundial y socava la eficacia de muchos viejos mecanismos. Por otro lado, las agencias de las Naciones Unidas se enfrentan a cada vez más dificultades financieras. Actualmente, la ONU mantiene 11 misiones de paz en todo el mundo, con un total de 70.000 soldados, policías, personal civil y 5.590 millones de dólares en fondos para el año fiscal 2023-2024. Esta cantidad es 700 millones de dólares menos que el año fiscal anterior y se considera insuficiente para cumplir con las necesidades de mantenimiento de la paz, ya que solo tres misiones en África (Sudán del Sur, República Centroafricana y República Democrática del Congo) requieren más de la mitad de este fondo. La carencia de financiación obliga a las Naciones Unidas a recortar algunas misiones políticas especiales. Sin embargo, el pasado 8 de agosto Sima Bahous, directora ejecutiva de la Agencia de la ONU para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer (ONU Mujeres), advirtió que esta decisión ha afectado numerosos frutos alcanzados en decenios, especialmente en África.

“Recomendamos que el Consejo de Seguridad preste más atención a las cuestiones financieras. El papel del Fondo para la Consolidación de la Paz, así como una mejor cooperación con las instituciones financieras, es sumamente importante. Además, todas las reducciones deben ir acompañadas de un plan sobre cómo asignar adecuadamente los recursos para el mantenimiento de la paz y la seguridad, preservando los logros alcanzados”, aseveró Sima Bahous.

Según los observadores, el principal desafío financiero para la ONU no se resolverá de noche a mañana porque esta crisis ha durado años y el 2024, el déficit presupuestario operativo de la organización alcanzó los 800 millones de dólares. Michael Moller, ex secretario general adjunto de las Naciones Unidas, dijo que el mundo se encuentra actualmente en un proceso de profunda fragmentación, y muchos países tratan de resolver los problemas a su manera, y el papel de las Naciones Unidas, especialmente en el plano político, se subestima cada vez más. Como resultado, muchos Estados miembros de la máxima organización multilateral, incluidas las principales potencias, han recortado o retrasado sus contribuciones financieras anuales a la ONU, lo que dificulta cada vez más las misiones de paz de las Naciones Unidas.