(VOVWORLD) - Las relaciones entre China y Estados Unidos están en el peor momento desde su normalización promovida por el presidente norteamericano Richard Nixon en 1972. Las duras declaraciones y acciones de represalias mutuas no solo impactan en los vínculos de esos países, sino además en el ámbito global en muchas esferas, especialmente la economía y el comercio.
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Tras las limitaciones de visa, las nuevas regulaciones sobre los viajes diplomáticos, la deportación de reporteros, el cierre del Consulado chino en Houston a petición de Washington y el de Estados Unidos en Chengdu deterioran más las relaciones, de por sí tensas, entre ambos países.
Impactos en los nexos económicos
Tanto China como Estados Unidos sufrieron grandes pérdidas en la guerra arancelaria desatada en 2018. La disputa comercial entre las dos partes se alivió con el acuerdo de fase 1 alcanzado a principios del presente año. El presidente estadounidense, Donald Trump, planeó realizar la segunda fase de las negociaciones comerciales después de las presidenciales a celebrarse en noviembre próximo.
Sin embargo, el brote del nuevo coronavirus en ambos territorios y los últimos incidentes oscurecieron tales expectativas. Obviamente, eso ejercerá influencias negativas en el comercio bilateral. Estados Unidos aun es el mayor mercado para las exportaciones chinas incluso después de la imposición de las sanciones arancelarias a sus mercancías.
Mientras, China es el tercer destino en importancia de las ventas externas norteamericanas, además de un mercado gigante de bienes y servicios y el lugar donde se instalan fábricas de grandes corporaciones de Estados Unidos como General Motors y Burger King. Estadísticas muestran que el valor de las compras chinas de productos agropecuarios, semiconductores y otras mercancías de la nación norteamericana, aunque en 2019 superaron los 100 mil millones de dólares, se redujeron 11,4%. Por otro lado, las exportaciones a China crean empleos a cerca de un millón de trabajadores estadounidenses, pese a que esta cifra disminuyó 10% en relación con el más alto nivel registrado en 2017.
En el campo tecnológico, los ingresos de las compañías norteamericanas enfrentan altos riesgos por depender de las instalaciones en China, sobre todo en el ensamblaje de teléfonos móviles, computadores y otros equipos electrónicos de consumo. Por otra parte, la orden de limitar el acceso del grupo chino Huawei a los repuestos y tecnologías de Estados Unidos provocó la pérdida de miles de millones de dólares en la facturación de sus suministradores, incluidos los del Valle del Silicio. Actualmente, Beijing está llamando a los exportadores a encontrar otros mercados en los esfuerzos por compensar los perjuicios causados por las tensiones comerciales con Estados Unidos, una misión nada fácil en el actual contexto.
Alteraciones en la economía global
Al representar las relaciones entre los grandes países, los nexos China-Estados Unidos influyen a nivel global en muchas esferas, especialmente en la economía. Según Jeffrey Sachs, experto de la Universidad de Columbia, el mundo está avanzando hacia una amplia interrupción bajo ninguna guía. Advirtió que la división entre las dos primeras potencias mundiales agravará más la situación.
Entre tanto, los estudios de varias sociedades en Wall Street acerca de las relaciones simbióticas de decenios de historia entre estas mayores economías del planeta corroboraron que el mundo está cada vez más polarizado. Las economías y las empresas se están inclinando, o por Estados Unidos, o por China.
Según el informe sobre las perspectivas económicas en la segunda mitad de 2020, BlackRock, corporación estadounidense de gestión de inversiones globales, estimó que la confrontación entre estas potencias incita a otros países a optar por una facción a seguir. La desintegración de ellas se concentra actualmente en el sector tecnológico, pero no se limitará ahí, advirtió.
Los primeros meses de 2020 presenciaron muchas convulsiones en las relaciones entre Estados Unidos y China. Y no será fácil aplacar las tensiones en lo que resta de año, lo que significa preocupantes incertidumbres en las relaciones internacionales.