El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres. (Foto: AFP/VNA)

 Violencia sangrienta

El último de los feroces enfrentamientos armados entre soldados israelíes y palestinos estalló en la ciudad de Jenín el 16 de marzo, cuando el Ejército israelí realizó una redada en un campo de refugiados en la ciudad con el pretexto de arrestar a los sospechosos. Según informó la cadena de televisión en árabe Al Jazeera, el ataque mató a cuatro palestinos e hirió a otros 23. Entre los fallecidos había un niño y dos pistoleros.

Exactamente 10 días antes, el 7 de marzo, el Ejército israelí también realizó una incursión en Jenín por el mismo motivo, cobrando la vida de seis palestinos e hiriendo a decenas más. Después de esta incursión, los combates esporádicos continuaron casi a diario en esta localidad, lo que provocó numerosas bajas entre civiles y militantes palestinos.

Además de Jenín, durante los últimos días se han registrado de forma continua enfrentamientos de diferente envergadura entre tropas israelíes y palestinas en varios lugares de Cisjordania, especialmente en la ciudad de Naplusa. Según la Autoridad Palestina, las fuerzas israelíes están intensificando sus acciones militares contra los palestinos en Cisjordania en un contexto en que la comunidad internacional no ha prestado atención adecuada al punto caliente en el mapa de la violencia en Oriente Medio.

En tal coyuntura, grupos armados de Palestina, como el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) y la Yihad Islámica Palestina, prometieron lanzar ataques en respuesta al “acto hostil” del país judío. Por su parte, el ejército israelí decidió elevar el nivel de alerta de seguridad en el área a lo largo de la frontera con la Franja de Gaza debido a la preocupación de que los pistoleros palestinos pudieran lanzar cohetes desde Gaza hacia su territorio en represalia.

Mientras, observadores regionales e internacionales consideraron “muy preocupante” la violencia en Cisjordania ya que los enfrentamientos mortales entre las partes en pugna continúan a pesar de los esfuerzos de la comunidad internacional.

Esfuerzos para controlar la situación y promover la reconciliación

En el contexto de aumento de la violencia armada entre los israelíes y palestinos, el 28 de febrero, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas convocó una reunión especial de emergencia sobre la situación en Cisjordania y llamó a las partes interesadas a rebajar la escalada de tensiones y poner fin de inmediato a las “acciones unilaterales” que agravan la inestabilidad en la región. Previamente, el 25 de febrero, representantes palestinos e israelíes también mantuvieron una inusual reunión en la ciudad jordana de Aqaba, en la que acordaron cooperar en materia de seguridad y reducir las tensiones.

En un último esfuerzo, la Oficina del Portavoz del Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, emitió ayer un comunicado afirmando que el enfrentamiento que mató a cuatro palestinos en Jenín fue una de las evidencias para la necesidad de reforzar las acciones internacionales en aras de poner fin a la violencia y reanudar de inmediato las negociaciones de paz entre Palestina e Israel. El mismo día, la televisión Al Jazeera citó una declaración del canciller alemán Olaf Scholz, subrayando que Palestina e Israel deberían reanudar de inmediato los diálogos de paz, buscar una solución de dos Estados y evitar absolutamente acciones unilaterales que aumenten el riesgo de conflicto y violencia. Mientras tanto, el Comando Central de Estados Unidos (USCentcom) vio como grave la situación de seguridad en la Ribera Occidental o Cisjordania y exhortó a tomar medidas efectivas para controlar la situación y evitar el riesgo de una espiral de violencia.

Las Naciones Unidas, la Liga Árabe (LA) y muchos países de Oriente Medio y Europa también han instado en repetidas ocasiones a Israel y Palestina a encontrar formas de aliviar las tensiones en Cisjordania, evitando actos que escalarían la violencia y facilitando la reanudación de conversaciones de paz. En el futuro inmediato, indicaron, las dos partes deben cumplir con seriedad el compromiso de reducir las tensiones, acordado en Jordania el 25 de febrero, para restablecer el orden de seguridad y la estabilidad en la región.