(VOVWORLD) - El tigre, uno de los doce signos del zodíaco asiático, simboliza el poder, la vitalidad y la valentía. Incluso cuando vive en recintos cerrados, como es el caso de un zoológico, aún conserva su instinto salvaje y puede, por lo tanto, representar un peligro para sus cuidadores. Lo que es más, como especialista en el bienestar y el cuidado de los animales, el entrenador debe vigilarlos atentamente y tener mucha precaución al ingresar a la jaula de estos animales. También debe ser observador para detectar cualquier cambio en el comportamiento del animal para alertar a los veterinarios. Conozcamos a Tran Ngoc Luan, un buen ejemplo de esta profesión en particular.
El señor Tran Ngoc Luan con uno de sus "hijos". (Foto: Le Hang) |
Exjefe del equipo de cuidadores de animales de Thao Cam Vien, o Saigon Zoo (Parque Zoológico de Sai Gon), Tran Ngoc Luan se especializó en el cuidado de tigres durante diez años. Cuando este jubilado profesional de 60 años habla de los nueve tigres que tenía a su cargo, se puede ver amor en sus ojos.
Hace seis años, el Parque Zoológico de Saigón le confió dos cachorros de tigre blanco, a los que inmediatamente nombró Primer Tigre y Segundo Tigre. Hacerse cargo de ellos fue tan difícil como cuidar a un niño recién nacido. Como la madre tigre no tenía leche, Luan tuvo que alimentar a los bebés cada dos horas con un biberón. También tuvo que cuidarlos día y noche. Cuando los cachorros tuvieron entre 3 y 4 meses, comenzó a mezclar carne picada en la leche para darles proteínas. Si se enfermaban, Luan tenía que monitorearlos constantemente para detectar cualquier cambio y alertar a los veterinarios.
La comprensión y el amor han tejido así un vínculo especial entre Luan y los grandes felinos. Todos los días, alrededor de las 15:00 horas, los nueve tigres del zoológico tenían la vista clavada a la puerta del recinto a la esperaban de su entrenador. Todos eran muy dóciles con Luan y obedecían sus órdenes. Al vivir lejos de su hábitat natural, los tigres son propensos a sufrir estrés. Por lo tanto, es recomendable evitar ruidos y gestos bruscos, explicó Luan.
“La pasión por los animales es fundamental, pero no suficiente. Cuando son pequeños, hay que cuidarlos como niños. A medida que crecen son cariñosos y nos siguen como si fuéramos sus padres. Por otro lado, odian ciertos ruidos que hay que evitar a toda costa. Hay que tener cuidado, porque siguen siendo animales salvajes”, dijo.
A un buen cuidador de animales le debe gustar mantenerse ocupado porque las misiones que se le encomiendan son múltiples: distribución de alimentos y agua, limpieza de los espacios habitables o incluso la asistencia al veterinario durante los chequeos y tratamientos. Estas tareas se realizan todos los días, incluidos los fines de semana y feriados y, a veces, antes de la apertura y después del cierre del zoológico, dijo Mai Khac Trung Truc, director de la entidad de animales de Thao Cam Vien de Saigón.
“Luan fue muy trabajador y muy entusiasta con su tarea. Hay que decir que las condiciones de trabajo de un entrenador son duras: hay que aguantar los malos olores y hay que estar atento y ser cauteloso, porque el peligro siempre está ahí. Tienes que amar mucho a los tigres para hacer este trabajo”, señaló.
Ahora jubilado, Luan debe vivir lejos de los tigres que tanto ama. Muy a menudo llama a sus antiguos compañeros para saber de sus felinos. También suele asesorar a la dirección de Thao Cam Vien de Saigón sobre cómo mejorar el cuidado de los animales.