(VOVworld) – Surgidas a partir de la civilización vinculada a la siembra de arroz de agua, las aldeas en Vietnam mantienen vivas muchas características típicas de un pueblo agrícola. Su estructura está relaciona con ese cultivo y la vida campestre, y contiene la esencia de la cultura vietnamita.

La entrada principal de la aldea de Van Du, en la provincia norteña de Bac Ninh

La estructura de un pueblo tradicional en Vietnam no es muy grande. En general, los villorrios se encuentran cerca de un río o en lugares con fuentes hídricas, y al mismo tiempo están separados entre sí por los campos de arroz. En el delta del río Rojo, la primera imagen al llegar a un caserío será los setos de bambú rectos que la rodean. Estos árboles son considerados como un muralla que protegía a los pueblos frente de los conquistadores y también un excelente material de construcción, no solo porque servía para levantar las propias viviendas, sino también obras comunitarias. Al entrar en el interior, se pasa por una entrada principal construida de ladrillo, mientras su puerta está hecha de palo fierro, un tipo de madera muy dura. La obra no solo tiene función estética al demarcar el territorio y simbolizar a la propia aldea, sino también constituye una arquitectura típica, permitiendo, al cruzar el umbral, apreciar el verdadero valor del prestigio, grado de prosperidad e identidad cultural del lugar. El doctor Dinh Hong Hai, de la Universidad Nacional de Hanoi, expresó lo siguiente: “En general, una aldea tiene dos entradas. El portón principal es muy vistoso, con motivos decorativos, nombres de la aldea y pareados antitéticos grabados en ellos. Mientras, la puerta trasera sirve para el paso de las procesiones funerarias”.

Al pasar por la puerta principal, se está en un camino pavimentado con forma de espina de pescado, que generalmente conduce a la casa comunal, un centro neurálgico del villorrio. Esta prestigiosa arquitectura se dedica a honrar a las Divinidades Tutelares, quienes pueden ser el héroe que tuvo el mérito de fundar y defender la aldea, o genios de Río o Montaña que brindan una vida pacífica a los ciudadanos. También es el lugar donde los aldeanos se reúnen en ocasión de las fiestas tradicionales y actividades culturales de la localidad. Naturalmente, el sitio de la referida obra está determinado por la geomancia. Al explicar al tema, el arquitecto Le Quang Ngoc precisó: “La casa comunal es una edificación grande, erigida en una ubicación privilegiada en un pueblo, porque refleja su riqueza y prosperidad. Por ejemplo, las aldeas ricas cuentan con una casa comunal espaciosa y suntuosa, y viceversa.”

La casa comunal suele ser erigida en una ubicación privilegiada en un pueblo

Al referirse a la arquitectura tradicional, las obras en las zonas rurales de Vietnam se encarnan en armonía con la belleza del entorno. Por lo tanto, la estructura de un pueblo tradicional comprende, además de la entrada principal, un gran baniano donde los agricultores locales pueden disfrutar un receso al mediodía después de horas de trabajo extenuante. Mientras, el embarcadero es el lugar que no solo proporciona fuentes de agua potable, sino que también es considerado, en un sentido espiritual, como los “ojos” cuyo deber es observar y proteger la vida de las generaciones de esa localidad. Con una arquitectura típica, obras como templos, pequeños santuarios y hogares ancestrales también demuestran la esperanza de los aldeanos vietnamitas de crecer constantemente.

En cuanto a las casas, por último, se construyen de diferentes tamaños con un amplio jardín en el frente. La vivienda más grande tiene siete habitaciones y la menor, tres. El altar ancestral sigue ocupando el lugar céntrico de la casa, es decir, el lugar de más honor y conveniente para que el propietario reciba a huéspedes en ocasión de celebrar reuniones familiares y actividades festivas.

Aunque surgieron en tiempos antiguos, la estructura de las aldeas vietnamitas y sus valores culturales se mantienen intactos hasta ahora. Esa es la razón por la que su imagen quedará grabada para siempre en la mente de los vietnamitas que viven lejos de su tierra natal, evocando en ellos la nostalgia y el orgullo de su pueblo.