(VOVWORLD) - La aldea de Cu Da, del distrito de Thanh Oai en las afueras de Hanoi, no sólo es conocida por sus obras arquitectónicas combinadas entre el estilo tradicional y francés, sino también por su oficio de elaborar tallarines de maranta. Su producto se ha convertido hoy día en un renglón de alto valor económico y es apreciado por los consumidores nacionales e internacionales por su calidad y sabor característico.
Un establecimiento de fabricación de tallarines de maranta
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El tallarín es un ingrediente indispensable en algunos platos tradicionales de los vietnamitas en las ocasiones festivas como el Tet (Año Nuevo Lunar) o eventos familiares, el cual contribuye a enriquecer la cultura culinaria del país.
El oficio de producir tallarines surgió en Cu Da hace unos cien años. Estos son alargados, finos y regulares y pueden ser amarillos o blancos. Se trata de las características que las distinguen de los fabricados en otras localidades. Vu Van Than, un trabajador veterano, informó: “Los tallarines de mi aldea están hechos con harina de maranta comprada en las provincias septentrionales de Bac Kan, Lai Chau y Son La, que es de buena calidad. En cuanto al color, este realmente depende de los gustos de los consumidores. Los productos naturales son blancos. Ahora, si desean colorearlos, solo tienen que sumergirlos en el caramelo líquido”.
Para hacer productos de alta calidad, los trabajadores locales tienen que realizar muchas etapas meticulosas. En primer lugar, la harina de maranta se empapa en agua y se filtra varias veces a través de una tela delgada hasta que sólo permanece el almidón. Luego, se coge una pequeña parte de esta sustancia para mezclarla con agua caliente y finalmente se diluye con el resto del almidón sobrante con una proporción de 1-10. Posteriormente hay que cocinarlo al vapor y dejarlo secar al sol antes de ser cortadas en filamentos largos y finos. La fase de secar tallarines depende altamente de las condiciones del clima. Si es el adecuado, solo se empleará un día. Dinh Thanh Tu, una compradora, compartió lo siguiente: “Esta es realmente la especialidad local de aquí. Aunque vivo un poco lejos, siempre voy a Cu Da a comprarme unos tallarines. Son muy buenos, crujientes y flexibles y con un sabor inolvidable. Vengo varias veces al año y cada vez compro grandes cantidades para consumir con la familia y regalar a los parientes”.
Este oficio se convirte en la fuente de ingresos principal para muchos hogares locales
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La aldea de Cu Da produce de media 15 toneladas de tallarines diarios. La demanda va creciendo y especialmente, durante las vacaciones festivas los clientes deben hacer el pedido con mucho tiempo de antelación. Por lo tanto en esas epocas, los fabricantes locales deben aumentar la productividad en hasta 20 y 25 toneladas cada día. Al respecto, Vu Van Than, dijo: “Anteriormente, los tallarines se hacían manualmente con ollas o en cacerolas grandes, pero el resultado era limitado ya que aproximadamente solo se producían 100 kilógramos por día. Ahora, las máquinas reemplazan las herramientas manuales y obviamente, la producción se incrementa. Actualmente mi familia hace casi 2 toneladas al día. Nuestros productos se consumen principalmente en Hanoi y otras provincia e incluso en el extranjero”.
Al llegar al pueblo de Cu Da en un día soleado, se observa que los tallarines están secándose al sol en grandes vallas de bambú, ofreciendo un espectáculo visual que deleita a los fotógrafos. No solo es un oficio que proporciona una fuente estable de ingresos para los lugareños, sino que también les ayuda a progresar. Por eso, están decididos a perpetuar esta artesanía tradicional con el objetivo de darla a conocer nacional e internacionalmente.