En ese sentido, el mensaje fue recurrente. El argentino Carlos Aznárez, director de la plataforma comunicacional Resumen Latinoamericano, denunció la creciente militarización de las islas Malvinas, arrebatadas por la fuerza a su dueño, y convertida en una base militar de la OTAN, con capacidad para actuar sobre todo en el sur del continente.

Aznárez criticó el hecho de que, frente a la usurpación, el presidente actual de Argentina se muestre “más proclive a ceder que a defender la soberanía del país”, actuando como “un mariscal del capitalismo salvaje”, y haciendo concesiones al gobierno británico, que controla los recursos pesqueros y busca petróleo en aguas adyacentes a Las Malvinas.

En la unidad del movimiento pacifista, deposita su esperanza de paz María do Socorro Gomes

El antibelicista argentino también alertó sobre los intentos de Estados Unidos de abrir tres nuevos enclaves militares en su país, uno de ellos cerca de un acuífero guaraní, y otro en la frontera con Bolivia, en una zona rica en yacimientos de litio.

El norteamericano, Jhon Mc Autit, quien ha trabajado en la reconciliación de su país con Vietnam, convoca a reforzar la batalla por la paz y la soberanía de los pueblos

Por su parte, el nicaragüense Daniel Ortega, Diputado al Parlamento Centroamericano, dijo que la existencia de la Base Naval de Guantánamo, contra la voluntad del pueblo y del gobierno de Cuba, es “una espina clavada en la dignidad de Latinoamérica” y exigió la devolución de ese territorio a su legítimo dueño.

 Mirian Parada, líder de la fundación colombiana Escuela de Paz, propuso crear una “metodología de las bases militares extranjeras”, para fomentar la cultura de lucha por la desaparición de esos enclaves.

Según María do Socorro Gomes, Presidenta del Movimiento Mundial por la Paz, la presencia de cerca de 250 pacifistas de todo el mundo en Guantánamo prueba que “frente a la guerra, vamos consolidando una coalición por la paz, en todos los continentes”.