Por Ángel Miguel Bastidas (periodista y diplomático venezolano)
Interpretar y comprender cada momento en la historia de un país milenario como Vietnam resulta tarea compleja y exigente. Ante tal complejidad existen quienes prefieren, irse por lo fácil, darle la espalda a la realidad y negar la heroicidad del pueblo indochino frente a la usurpación extranjera.
La postura reaccionaria es propia de quienes afirman que sin la ayuda China o Soviética, Ho Chi Minh y Vo Nguyen Giap y su tropa descamisada, no hubiesen podido expulsar a los franceses y norteamericanos.
Eso pasa cuando se enfoca la historia desde la óptica burguesa, acostumbrada a crear un mundo de falsedades. De una realidad que nos habla de una clase superior signada por la providencia para someter pueblos.
Pero si asumimos la realidad desde el Materialismo Histórico, emergerán fenómenos sociales ocultos por la manipulación histórica de la llamada clase superior, la misma que en Venezuela ha pretendido “Matar para siempre” a Simón Bolívar por miedo a sus ideas revolucionarias.
La Revolución de agosto (1945)
El 19 de agosto, el pueblo vietnamita recuerda la insurrección popular que abonó el terreno para que naciera luego el Día de la Independencia (2 de septiembre), y consecuencialmente, varios momentos cruciales libertarios, como el triunfo en Dien Bien Phu.
El triunfo de la Revolución de Agosto dio a luz a la República
Democrática Vietnam, el 2 de septiembre de 1945
Los impostores de la historia olvidan que el 19 de agosto no cayó del cielo. Siglos antes ya el pueblo indochino había dado muestras de ser indomable, rebelde ante la injusticia social.
En los siglos XIII, XV y XVIII, años de las heroicas jornadas de Bach Dang, Dong Da y Chi Lang, no existía la Revolución China ni la Soviética, pero sí la fuerza de un pueblo unido frente al esclavista y el señor Feudal.
En la década de los 40 del siglo XX, Vietnam contaba con un colectivo revolucionario madurado en largas contiendas y con un genio en su dirección, el líder Ho Chi Minh, quien con su visión marxista de la historia supo precisar la hora y el lugar apropiado para el llamado a la insurgencia popular.
Guerra y miseria
La década del 40 encuentra a una Indochina sumida en plena hambruna, producto de la cruel explotación colonial que se apropiaba de millones de toneladas de víveres, de té, café y azúcar, cables y caucho, producidos por el esclavizado campesinado, sometido a una jornada diaria de 12 horas, mientras fallecían por falta de alimento, dos millones de vietnamitas.
Las actividades políticas estaban prohibidas “por ser auspiciadas por los comunistas” y cerrados los santuarios Cao Dai. Miles de vietnamitas estaban encarcelados en horrendas prisiones como las tristemente célebres de Lao Bao y Con Dao (Poulo-Condor).
Eran los comienzos de la II Guerra Mundial, por lo cual miles de nativos fueron reclutados y enviados al frente con el uniforme del ejército francés, que tras ser derrotado, fue perdiendo el control de las colonias en Indochina, y luego sometido por los japoneses sin poner mayor resistencia.
La administración francesa abasteció a Japón con 585 mil toneladas de arroz vietnamita en 1941; 973 mil en 1942; un millón 23 mil en 1943 y 900 mil en 1944, lo cual refleja el nivel de explotación existente para entonces.
El Partido Comunista había definido la II Guerra Mundial como una contienda militar inter imperialista con miras a reordenar la repartición del mundo, y llamó a prepararse para la insurrección del todo el pueblo frente al doble yugo.
El VIII Pleno del Comité Central de los comunistas, reunido en las montañas de Cao Bang, en la frontera con China (mayo de 1941), aprobó la creación del Viet Minh para agrupar a todas las fuerzas y organizaciones en la lucha por la independencia. Hasta el Partido Demócrata integrado por intelectuales y burgueses, igual que la Asociación de Militares, estudiantes, campesinos y obreros, se unieron a la nueva organización.
En 1944, Ho Chi Minh regresó de China y tras conducir la formación del “Ejército por la Acción de Propaganda y la Liberación” pospuso el alzamiento nacional, aunque numerosas provincias ya se habían liberado.
En la vanguardia no había duda que se estaba en una etapa pre revolucionaria, catalizada por la pugna franco-japonesa en el marco de la II Guerra Mundial.
Los objetivos de la dirección revolucionaria eran claros: Desarrollo de las acciones guerrilleras, acción del campesinado para apoderarse de los almacenes de arroz y agitación política en las grandes ciudades, para lo cual fueron formados comités de liberación en todas las instancias territoriales.
En abril de 1945, las fuerzas armadas revolucionarias se reunificaron en El Ejército de Liberación, dirigida por un Comité Militar bajo el mando de Vo Nguyen Giap, Chu Van Tan y Van Tien Dung.
En esta situación, y con las principales ciudades liberadas del yugo franco-japonés, desde el norte hasta la Cochinchina, se produce la derrota de Japón en la II Guerra (13 de agosto). El Partido Comunista de Indochina responde con la consigna: Poner fin a la agresión extranjera, reconquistar la independencia nacional y fundar el poder popular.
Tras la renuncia del Rey Bao Dai, con la liberación de Hue, la capital monárquica, la Revolución de Agosto puso fin a los 80 años de dominación colonial, abolió la monarquía y restableció a Vietnam como nación independiente. Su éxito se explica por la combinación acertada de la lucha política y la lucha armada, de la mano de Ho Chi Minh, Vo Nguyen Giap y una nación unida en el Viet Minh.