Por Armando Reyes (Periodista cubano)
La historia reserva sus coincidencias para los acontecimientos más notorios como ocurre con José Martí, de Cuba, y Ho Chi Minh, de Vietnam.
No solo porque a ambos los une una fecha, el 19 de mayo, nacimiento de Ho Chi Minh, en 1890, y muerte de Martí, en 1895, sino porque hay numerosas similitudes en la vida de los dos en sus respectivos empeños por ver a sus patrias liberadas.
Los apóstoles de las independencias nacionales de Cuba y Vietnam, perfilaron, concibieron y maduraron sus proyectos políticos en el exterior. Uno, en España y el otro, en Francia.
Martí a lo largo de su permanencia en el país ibérico y luego de sufrir en carne propia el yugo opresor colonial, mientras Ho Chi Minh, lo hace en París, también después de vivir en medio de la barbarie de los ocupantes galos.
En ambos casos, concluyen que solo mediante la dirección de un partido es posible luchar por la soberanía total y arrancar las cadenas coloniales.
Martí crea el Partido Revolucionario Cubano, en tanto Ho Chi Minh se cuenta entre los miembros fundadores del Partido Comunista de Francia, en 1920, y en 1930, bajo su conducción, nace el Partido Comunista de Vietnam.
El patriota cubano concebía la liberación de toda América Latina y el Caribe, en tanto el proyecto del héroe vietnamita abarcaba a todos los pueblos de la Indochina y más allá.
A lo largo de sus acciones para el objetivo fundamental, esos dos apóstoles adornaron con obras literarias de valores imperecederos ese camino para conquistar la libertad.
En los dos casos se resumen las expresiones más elevadas de sus pueblos, manifiestas en frases muy puntuales:
José Martí apunta la necesidad de una patria con todos y para el bien de todos, en la cual se abran oportunidades a todas las clases, orígenes o credos.
Ho Chi Minh señala que en el futuro se construirá una patria 10 veces más hermosa…., ante el destrozo causado por los bombardeos estadounidenses durante la guerra.
Ninguno de los dos disfrutó de la posibilidad de ver materializados sus proyectos, pues la muerte lo impidió.
No obstante, sus seguidores se apoyan en el ideario y el pensamiento de Martí y Ho Chi Minh para materializar el sueño por el que ambos transitaron a lo largo de sus vidas.
En el triunfo de la Revolución cubana en 1959 y la reunificación definitiva de Vietnam en 1975, se concentran el legado político e histórico de los dos apóstoles.
Esa herencia se mantiene vigente en el objetivo trazado por sus continuadores en la construcción de una patria mucho más hermosa y con todos y para el bien de todos.