Por Nelson Rodríguez A. (diplomático y periodista venezolano)
El ejercicio de la crítica y la autocrítica en el estilo de vida y militancia de un comunista se inscribe entre los factores disciplinarios determinantes que norman el quehacer de un “cuadro” o militante, no importa el rol que ocupe en las filas de la organización.
El IV Pleno de Cuadros del Comité Central del Partido Comunista de Vietnam sentó bases sólidas y estratégicas, en el onceno mandato sobre Algunos problemas urgentes en la construcción del Partido.
En ese marco la máxima instancia comunista de este país del Sureste Asiático, analizó el papel que ejercen la crítica y la autocrítica en la consolidación moral y militante de sus miembros.
Mucha literatura sobre esta materia existe en los documentos historiográficos de los comunistas en el curso del desarrollo de este movimiento social universal. Fueron Vladimir Lenin y Carlos Marx, quienes dejaron escrita toda una filosofía alrededor de ambos temas: Lenin sobre la crítica y Marx sobre la autocrítica, no obstante de que cada uno haya profundizado, indistintamente, acerca de una u otra materia.
Grosso modo podemos decir que Lenin, por ejemplo, escribió que la crítica constituye un factor "importantísimo" en el trabajo del Partido Comunista. Mientras que Marx, por su parte, lo hizo sobre las aportaciones fundamentales de la autocrítica al método dialéctico materialista. El filósofo alemán corroboró su aseveración aduciendo que "La revolución proletaria con vistas a su desarrollo se somete a autocrítica. Y ello se considerarse como una de sus grandes fortalezas."
Resulta obvio que todo partido que busque correspondencia con sus objetivos ideológicos en la conducción de una sociedad, debe estar en sintonía plena con los principios que marcan su razón de ser. De allí que, en su momento Lenin haya afirmado que “Con la victoria de la Revolución Socialista de octubre -en clara alusión al 17 de octubre de 1917- la crítica y la autocrítica se convirtieron en una de las principales fuerzas motrices del desarrollo de la sociedad”.
Las tesis leninistas sobre la materia dan cuenta que: “Cuando se ha entrado en la amplia fase de la construcción del comunismo, la crítica y la autocrítica desarrollan la iniciativa y la fuerza del pueblo con vistas al establecimiento de la base material y técnica del comunismo. Incorporan a las masas a la dirección de la sociedad y sirven para educar al hombre de la sociedad comunista”.
Las contribuciones ideológicas realizadas por el bolchevismo acerca del papel creador de la crítica y la autocrítica, han sido estudiadas profundamente. Si nos paseamos un poco por sus legados encontraremos los siguientes postulados:
Primero, que la organización es imprescindible para aglutinar a los luchadores más conscientes y comprometidos con las causas del movimiento revolucionario;
Segundo, que las y los revolucionarios han de ser una síntesis superior formada por la unión de obreros e intelectuales, dando como resultado al militante comunista;
Tercero, que esta organización ha de ser crítica y autocrítica, muy preparada teóricamente, capaz de enseñar con paciencia pedagógica esa teoría a las masas;
Cuarto, que ha de actuar siempre dentro de ellas, y que debe aprender de ellas, impulsarlas y facilitar su tendencia a la auto organización pero sin diluirse ni desaparecer nunca del todo en ella;
Quinto, que ha de estar presente en todas las luchas y que en su interior ha de insistir en el papel crucial que tiene la propiedad privada y en la naturaleza política de toda lucha, por económica o cultural que sea;
Sexto, por tanto, por la propiedad y la política, el Estado burgués es el enemigo a vencer para instaurar una democracia socialista, un poder popular y un Estado obrero;
Séptimo, que en esta lucha la organización ha de mantener su independencia estratégica y asegurar siempre un nivel de supervivencia clandestina, aunque exista una aparente “democracia” burguesa;
Octavo, que es en los períodos de clandestinidad cuando se demuestra la esencia de la organización bolchevique porque durante ella se convierte en la memoria activa de las masas, en el marco de autocrítica de las razones de la derrota y de elaboración de las nuevas vías;
Noveno, que por tanto esa organización ha de ser flexible y adaptable a los cambios, como un acordeón y un pulpo, conservando siempre su esencia pero adquiriendo las formas necesarias en cada momento y Décimo, que la organización es un medio no un fin en sí mismo”.
Al referirse al evento del Comité Central del PCV, efectuado Hanoi, al cual hicimos alusión al comienzo y que de alguna manera constituye el ley motiv de este artículo, el presidente del Frente de la Patria, Pham The Duyet, aportó importantes insumos para cualquier análisis sobre la materia tratada.
Dijo que según el espíritu de la Resolución 4 del Comité Central del Partido en su V Pleno, la crítica y la autocrítica en la militancia esta vez estuvo referida a tres temas centrales, a saber: ideología política, moral y estilo de vida.
El alto dirigente comunista puso especial énfasis en el discurso que pronunciara en el Comité Central del Partido y emitió un juicio que a la luz de un militante comunista, en cualquier país, resulta contundente. Pham The Duyet, en síntesis sobre esta materia expresó:
"A mi juicio en cualquier colectivo, la crítica y la autocrítica constituyen condiciones necesarias para progresar. La promoción por el Buró Político de la crítica y la autocrítica en toda organización política es oportuna cuando el país enfrenta numerosas dificultades. Este ejercicio elevará la clase dirigente del Partido ante los nuevos retos. Pienso que cada militante debe autocriticarse y criticar seriamente para contribuir al desarrollo del Partido en particular y de nuestro país en lo general. En la actual situación debemos esforzarnos mucho más por enfrentar y superar los retos… "