Por Hugo Rius Blein, corresponsal de Prensa Latina

Con la llegada del mes de febrero, y en la fecha precisa del día tres comienza para Vietnam, al igual que para los demás países asiáticos de tradición budista, su festividad más popular, la de la llegada de la primavera que marca su  nuevo año lunar, regido en este  2013 por el signo de la serpiente, y los atributos de sabiduría, inteligencia, astucia, prudencia y elegancia.

Y ya se advierte en Hanoi, como en el resto de Vietnam, una febril atmósfera de preparativos que anteceden al arribo del 10 de febrero, cuando de acuerdo con el viejo calendario gregoriano, comienza el año nuevo, el Tet como también se le conoce.

Fieles a sus arraigadas costumbres las jornadas previas se caracterizan por acometer cada hogar la limpieza y ordenamiento de la casa, saldar las deudas pendientes, adquirir ropa nueva, acopiar los alimentos apropiados para los especiales platos de la ocasión y procurarse boletos de viaje para la reunión familiar en distintos lugares del país.

Como es habitual las autoridades se empeñan en garantizar abastecimientos en los mercados, subvencionar y controlar los precios, y dedicar recursos a familias pobres para que nadie quede fuera de la celebración. Idéntica preocupación ponen en que fluya la transportación a salvo de accidentes, y que la pirotecnia que tanto gusta a los vietnamitas resulte segura.

Según la costumbre familiar el propio día tres tiene lugar la fiesta de los Tao, es decir a los tres espíritu de la cocina, antes de su partida al cielo para informar al Emperador de Jade de los buenos comportamientos y los errores de los mundanos, y para ello se les ofrenda una buena bandeja de comida para recordar a los hijos y nietos la importancia de la armonía hogareña.

Luego en la noche vieja, que será esta vez el 9 de febrero, se celebra una cena familiar, en la que se empieza honrando a los antepasados, y se disfruta de recetas especiales como el Banh Chung, consistente en arroz glutinoso cubierto de hojas verdes de plátano, los nem o rollitos de primavera, pollo, el Gio Lua que es un jamón vietnamita y encurtidos de cebollas. Tampoco puede faltar un plato con cinco frutas.

Los tres primeros días del año se dedican sucesivamente a visitar los hijos a los padres, a los amigos y a los maestros.

Desde ahora y antes de la llegada del nuevo año todo quien puede se procura un arbolito con flores de melocotón o de pequeñas mandarinas, que junto a las flores amarillas de albaricoque constituyen los adornos emblemáticos infaltables.

Un viejo refrán de aquí dice:  “Trabajar todo el año para gastar en los tres días del Tet.

Y así suelen hacer los vietnamitas, con más razón, si como es el caso han dejado atrás un duro año de bregar en el que su país ha seguido creciendo y mira confiado hacia el futuro.