Por Teresita Vives (Corresponsal Jefa de Prensa Latina en Vietnam)
Un recorrido por calles de esta capital acerca hoy al visitante a tradiciones quizás como en ninguna otra época y la razón es muy simple: llega el Tet, la celebración más importante en la cultura vietnamita.
En otras palabras, el Nuevo Año Lunar, que se extiende del 8 de febrero hasta el 27 de enero de 2017 (calendario gregoriano), en el cual regirá el mono, el noveno animal del zodiaco. Llama la atención que en medio de tanta modernidad asociada al proceso de reformas iniciado en 1986 y que exhibe entre sus logros avances de todo tipo y una mayor participación del país en la economía global, costumbres como honrar a los antepasados y la reunión familiar pervivan en esta nación.
Ir a la pagoda en los primeros días del año nuevo lunar es una arraigada costumbre de los vietnamitas
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Los fieles a las tradiciones realizan ceremonias en honor a las deidades y ancestros, a quienes invitan a celebrar con ellos la nochevieja, lo que llaman un encuentro entre humanos y espíritus celestiales que incluye rezos con incienso y velas.
También se les hacen ofrendas ya sean flores, frutas, dinero (imitaciones) y comidas típicas, como muestra de agradecimiento y respeto.
Una mirada hacia el interior de una vivienda revela la presencia de plantas ornamentales como parte de la decoración por la festividad, apreciable también en oficinas y establecimientos.
El kumquat (naranjo enano), el melocotonero (Hoa Dao) y Hoa Mai (Ochna Integerrima), predominan en estos festejos según sea la región (los dos primeros en localidades del norte y último en el sur), al reconocerse como símbolos de riqueza y buena suerte.
Las tradiciones pueden observarse además en las recetas culinarias. En un país de 54 etnias, la relación de platos para la ocasión también es muestra de la diversidad cultural.
Platos tradicionales de una comida familiar del Tet en la región norteña de Vietnam
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Uno de los más visto por doquier es el banh chung, un pastel cuadrado de arroz glutinoso, cerdo y frijoles verdes envuelto en hojas del árbol del plátano.
Pero esta celebración y sus rituales tuvieron episodios previos. Por ejemplo, la liberación en ríos y lagos de carpas amarillas y rojas.
Esos animales son considerados de los cielos y buenos nadadores que ayudarán a Ong Cong y Ong Tao (Genio de la Tierra y dioses de la cocina) a llegar a ese reino para informar al Emperador de Jade sobre el comportamiento de cada familia durante el año.
Un colega nos amplió sobre esta riqueza cultural cuando nos dijo que iría fuera de Hanoi con su madre a limpiar la tumba del padre, lo que se hace desde el día 23 del último mes del año lunar, en esta ocasión el 1 de febrero.
Llega así el 2016 del calendario oriental, cuyos días se reflejan también en los almanaques gregorianos en este país.
Mantener vivas esas costumbres y las de otras celebraciones será siempre el mejor homenaje a quienes las iniciaron o a los que en su tiempo las preservaron para legarlas a nuevas generaciones. El equilibrio entre tradición y modernidad es la clave.