Vietnam y el Che, un mismo sueño emancipador

(VOVWORLD) - "Cualquiera que sea el método de lucha que emplee el imperialismo norteamericano, el resultado final será la victoria de Vietnam y la reunificación de todo el país", sentenció el comandante Ernesto Guevara en fecha tan temprana como el 12 de diciembre de 1963. Su sentencia vaticinaba, con más de once años de antelación, el desenlace de aquella guerra que concluiría con la caída de Saigón el 30 de abril de 1975.

Entre los conocedores de la admiración y la gratitud infinitas que sentía Guevara -como Fidel- por la patria de Ho Chi Minh, tal vez alguno vio no más que un deseo en aquel anuncio premonitorio lanzado cuando ya era evidente que el Pentágono, con su despiadado poderío militar se disponía a poner fin a la intrépida rebeldía vietnamita.

Y es obvio que el Che deseaba aquella victoria; él comprendía como pocos la connotación de un probable triunfo antiimperialista en el escenario indochino, y, fusil en manos, no demoró en ayudar a forjarlo, en tierra africana primero, y después en las selvas inhóspitas de Bolivia.

Vietnam y el Che, un mismo sueño emancipador - ảnh 1 Che Guevara en la ceremonia de clausura de la Semana de Solidaridad con la lucha del pueblo vietnamita, en La Habana, Cuba, el 20/12/1963 (Foto: Pensa Latina)

Hombre práctico, observador, de pensamiento afilado; estudioso de la historia y analista meticuloso de los procesos sociales, Ernesto había escrutado en las debilidades y fortalezas del soldado estadounidense, y conocía la estirpe del combatiente anamita, fogueado ya en enconadas y sucesivas peleas contra los ocupantes japoneses y galos. Él sabía que el desenlace de Dien Bien Phu no fue obra de la suerte ni del azar. Nada romántico sustentó su certeza en el éxito final de los vietnamitas contra la maquinaria bélica de su arrogante adversario.

A juzgar por sus valoraciones, el guerrillero argentino-cubano seguía paso a paso la progresiva escalada de aquel conflicto, que ya en 1967 registraba cerca de 500 mil efectivos norteamericanos involucrados en acciones militares sobre territorio de Anam, donde “la confrontación ha adquirido características de una agudeza extrema”, acotaba en su Mensaje a los Pueblos del Mundo, a través de la Primera Conferencia Tricontinental.

“Es un episodio de la tristemente célebre escalada”, dice, y comenta que “las aspiraciones materiales del mundo yanqui se han cumplido en buena parte, a pesar de la denodada defensa de las unidades antiaéreas vietnamitas, de los más de 1.700 aviones derribados y de la ayuda del campo socialista en material de guerra”.

Vietnam y el Che, un mismo sueño emancipador - ảnh 2El Che en un apretón de manos con el primer embajador de Vietnam en Cuba, Nguyen Thanh Ha (Foto: Prensa Latina) 

Hay dolor y reproche en cada una de sus palabras para quienes se limitaban al lamento y a la condena frente a la barbarie imperial, mientras  “Vietnam, esa nación que representa las aspiraciones, las esperanzas de victoria de todo un mundo preterido, está trágicamente solo…No se trata de desear éxitos al agredido, sino de correr su misma suerte”, sostiene con amargura. 

“¡Qué grandeza la de ese pueblo! ¡Qué estoicismo y valor, el de ese pueblo! Y qué lección para el mundo entraña esa lucha”, comenta el Guerrillero Heroico, y hace notar que “el más grande de los poderes imperialistas siente en sus entrañas el desangramiento provocado por un país pobre y atrasado, y su fabulosa economía se resiente del esfuerzo de guerra”.

Como parte de una estrategia emancipadora internacional de los pueblos del tercer mundo, el Che sugiere “crear dos, tres, muchos Vietnam”; “es la hora de los hornos y no se ha de ver más que luz”, dice, citando a José Martí;  advierte que “los pueblos de tres continentes aprenden su lección en Vietnam” y que “atacar dura e ininterrumpidamente en cada punto de confrontación, debe ser la táctica general para “eliminar las bases de sustentación del imperialismo”.

Insiste otra vez en la táctica guerrillera anamita “sacar al enemigo de su ambiente obligándolo a luchar en lugares donde sus hábitos de vida choquen con la realidad imperante”; todo ello sin subestimar al adversario, pues “el soldado norteamericano tiene capacidad técnica y está respaldado por medios de tal magnitud que lo hacen temible. Le falta esencialmente la motivación ideológica, que tienen en grado sumo sus más enconados rivales de hoy: los soldados vietnamitas”.

Vietnam y el Che, un mismo sueño emancipador - ảnh 3Amigos cubanos y vietnamitas en una exposición de fotografías sobre el Che-el constructor, en Hanói, en conmemoración del 50 aniversario de la muerte del legendario guerrillero (Foto: VNA) 

En su Mensaje a la Tricontinental, Ernesto Guevara consideraba que en América Latina “casi todos los países están maduros para una lucha de tipo tal, que para resultar triunfante, no puede conformarse con menos que la instauración de un gobierno de corte socialista”.

Insistía en la inaplazable necesidad de mantener la lucha,  “nos lo enseña Vietnam con su permanente lección de heroísmo, su trágica y cotidiana lección de lucha y de muerte para lograr la victoria final”.  ¡Cómo podríamos mirar el futuro de luminoso y cercano, si dos, tres, muchos Vietnam florecieran en la superficie del globo, con su heroísmo cotidiano, con sus golpes repetidos al imperialismo…”

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