Durante una reunión de la Asamblea General de las Naciones Unidas efectuada el 21 de enero, el secretario general de la organización mundial, António Guterres, expresó su preocupación por la agitación mundial actual que, según él, se ha vuelto más impredecible que durante la Guerra Fría.
Y, de hecho, existen muchas señales de que la competencia geoestratégica entre las grandes potencias está aumentando en 2022. Mientras tanto, una serie de nuevos puntos calientes de la pugna aparecen o continúan desarrollándose de manera complicada en diversos rincones del planeta. Estos entorpecen los esfuerzos por promover la paz y prosperidad en todo el mundo.
Un año desafiante con muchos puntos de conflicto
Según lo pronosticado, las relaciones entre Estados Unidos y China, las dos mayores potencias económicas del mundo, han mostrado un aumento de las tensiones en los primeros días de 2022.
Las dos naciones impusieron prohibiciones de vuelo y tomaron posiciones relativas a los problemas del Mar Oriental y Taipei (China), además de los ya existentes desacuerdos entre ambas partes en diferentes ámbitos, desde disputas comerciales hasta derechos humanos y acusaciones sobre ataques cibernéticos.
Además, la situación en la península coreana se volvió más tensa tras una serie de pruebas de misiles balísticos realizadas por Corea del Norte desde el año pasado hasta principios de este. En Europa, las preocupaciones de seguridad con respecto a países en el espacio postsoviético, como Ucrania, Armenia y Kazajstán, siguen sin resolverse, mientras que Rusia y Occidente han emitido repetidamente duras advertencias dirigidas entre sí, alimentando su confrontación.
En África, si bien no se han dado enfrentamientos armados en los mayores puntos de conflicto, como Malí, Yemen, Libia, Sudán y Sudán del Sur, recientemente estalló un nuevo enfrentamiento en Burkina Faso, tras el arresto repentino del presidente y el anuncio de la suspensión de la Constitución por parte del Ejército.
En tal contexto, la pandemia de covid-19 continúa asolando al mundo, lo que obstaculiza los esfuerzos de recuperación de la economía global. Entrando en su tercer año, todavía no hay señales claras de que el mundo salga pronto de esta crisis sanitaria.
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió el pasado 24 de enero que la ómicron no sería el final del covid-19 y no descartó “el riesgo de aparición de nuevas variantes del virus SARS-COV-2 de mayor propagación y toxicidad”.
Diálogo y cooperación por un mundo mejor
Según los analistas, con esta serie de desafíos, el mundo necesita hacer más esfuerzos en 2022 para superarlos y avanzar hacia un entorno pacífico, favorable para la recuperación y el desarrollo económicos. Para ello, el diálogo y la cooperación son claves en la gestión de la crisis, precisaron.
De tal manera, el pasado 21 de enero, el secretario general de la ONU, António Guterres, instó a Estados Unidos y China a realizar un diálogo sobre comercio y tecnología para evitar causar polarización en el mercado y la economía mundial.
Según el jefe de la ONU, el mundo necesita abordar con urgencia y a fondo los desafíos actuales, especialmente el control de la pandemia de covid-19, la reforma del sistema financiero mundial, la respuesta al cambio climático, además de colocar a las personas en el centro de las soluciones de digitalización y tecnologías avanzadas, e igualmente garantizar una paz duradera.
Previamente, en su mensaje de Año Nuevo 2022, Guterres también hizo un llamado a los países y al mundo entero a actuar “en un espíritu de diálogo y reconciliación por el bien de las personas, el planeta y la prosperidad común”.